A inicios de esta semana, antes de tener que encajar la cuarentena británica emparejada con el aviso del Reino Unido de no viajar a Balears, la ministra Reyes Maroto anunció que llegará financiación del fondo europeo para la recuperación por la pandemia.

"Empezaremos a ver los efectos de ese acuerdo en 2021", barrunta Antoni Riera. Desde el sector turístico se critican por insuficientes las ayudas aprobadas por el Gobierno central, comparadas con las puestas en marcha en otros países de la UE con inyecciones a empresas como TUI o ayudas directas para que los ciudadanos golpeados por la crisis gasten en vacaciones. "Cada territorio tiene un músculo fiscal distinto", afirma el director técnico de la Fundació Impulsa. "No es lo mismo Alemania con un nivel de déficit muy controlado que los países del Sur, como España o Italia, con menos margen para según qué tipo de políticas". El economista considera que "se debería exigir eficiencia" y apunta al retraso en pago de ERTE, las dificultades en la asignación de los fondos ICO o el agotamiento "en veinticuatro horas" de las ayudas para los autónomos.

Sobre las líneas de financiación ofrecidas a las empresas del sector, Tolo Deyà, el vicedecano de la Facultad de Turismo de la UIB, llama la atención sobre "los problemas" que entrañan. "Se tienen que devolver", lo que supone más endeudamiento para las empresas. Otro escollo es que el sector bancario "ha sustituido financiación antigua por la línea ICO, para evitar impagos".

En apenas cinco meses arrastramos "un coste social y económico terrible". Los ERTE, los subsidios o el aplazamiento de alquileres o hipotecas ayudarán unos meses, repasa Aleix Calveras. "¿Existe potencial para aguantar más de un año con el colchón del Estado?", interpela el economista. En la temporada 2021 lo sabremos.