No va a poder cortar la cinta inaugural de su proyecto estrella, el Port Petit del Molinar de Palma, pero el presidente de la Autoridad Portuaria, se despidió ayer de su cargo con la apertura del paseo, ampliado para toda la ciudadanía gracias a la reforma del puerto. Las obras continúan en la dársena y, el año que viene, en el edificio protegido, aunque desde este fin de semana los paseantes ya pueden disfrutar de los seis metros de anchura de espacio libre público ganado al antiguo varadero. Lo anunció el organismo estatal a través de las redes sociales, sin convocatoria oficial para visitar esta parte de la remodelación, como es habitual, aunque la dimisión de Gual por la presunta trama de corrupción en la que está inmerso ha dejado las fotos de los responsables políticos para otra ocasión.

Mientras tanto, la nueva junta gestora del Club Marítim Molinar de Llevant reclama a la Autoridad Portuaria poder continuar en los pantalanes flotantes del Portitxol hasta que finalicen las obras en la dársena del llamado Caló d'en Rigo, es decir, la del puerto, ya que tenían una ocupación temporal hasta que terminase la reforma y, según ellos, fueron "desahuciados de la concesión", como denuncian en una nota de prensa.

Recuerdan que la autorización fue prorrogada solo una vez y se podía "mientras duren las obras o un máximo de tres años", según indican. Sin embargo, la última ampliación del plazo solicitada les fue denegada, "dejando a sus socios y amarristas sin abrigo para sus barcas ni actividades, y en cambio [los pantalanes] se han adjudicado al Club del Portitxol", que les acogió durante las obras. Tampoco entienden por qué no han recibido "explicación alguna" sobre por qué no se ha iniciado una concurrencia o competencia de proyectos para gestionar el puerto del Molinar, pese a que la Autoridad Portuaria les dijo que debían presentar un proyecto. En su lugar, la APB ha convocado un concurso público.