En 1929 el pastor Juan Mas y su mujer, Paulina Crespo, pusieron en marcha una pequeña carnicería ubicada en la calle Cardenal Rossell de Palma. Ayer, 91 años después, su nieto Juan Mas Beltrán vendió el último paquete de acciones que quedaba en manos de la familia fundadora de la cárnica Ca na Paulina, que ha pasado a ser propiedad exclusiva del grupo catalán Vall Companys.

Ca na Paulina ha sido un referente para muchos de los consumidores de productos cárnicos de las islas (como en el caso de la organización de torrades), además de suministrar a cadenas hoteleras, como el Grupo Barceló, restaurantes y colegios. Los nietos de los fundadores, Paulina, Lorenzo y Juan Mas, iniciaron el proceso de venta de sus acciones de la cárnica Mas Crespo (a la que pertenece la marca Ca na Paulina) a Vall Companys en 2017, pero el último de ellos en seguir dentro de la empresa optó ayer por tirar la toalla al haber quedado ya como accionista minoritario y haber perdido el control dentro de la firma, en una posición de "invitado de piedra", según reconoce.

El crecimiento de la firma Ca na Paulina se registró durante los años 60, cuando se inició el boom del turismo en la isla, ya con el hijo de la pareja fundadora, Sebastián Mas Crespo, al frente de la empresa, pero fue en la década de los 80 cuando dio el gran salto, de la mano también del impulso del sector turístico.

Tras la muerte de este último, sus tres hijos se quedaron cada uno con el 33,3% de las acciones, y en 2017 aceptaron vender un 25% (8% por hermano) al grupo Vall Companys, manteniendo a Juan Mas como gerente. Pero sus otros dos hermanos decidieron al poco tiempo desprenderse de otro 8% cada uno, para ceder en 2018 lo que quedaba de su paquete accionarial. Solo Juan se resistió a vender el 24,9% que le quedaba, aunque al quedar en minoría se vio privado de la gerencia.

Juan Mas, tercera generación mallorquina del negocio.

El último de los Mas con acciones no oculta que el hecho de no tener mando en la firma y haber perdido su capacidad de decisión ha hecho que finalmente, a sus 60 años, haya optado por vender su paquete accionarial, en un acto que se formalizó durante la jornada de ayer.

Reconoce que ha considerado que es un buen momento para formalizar esta operación, después de que Ca na Paulina superara una facturación de 20 millones de euros durante 2019 y ante la previsión de que los resultados de este año no sean tan positivos a causa de la crisis generada por el coronaviruscrisis generada por el coronavirus. En este aspecto, no oculta durante el último ejercicio la empresa ha registrado una apreciable reducción de personal.

Al hablar de su marcha se detecta una cierta tristeza, y recuerda que empezó a trabajar en la firma familiar con 14 años, concretamente en el matadero que disponían junto a Son Banya, aunque posteriormente trasladaron esta actividad a Mercapalma.

También destaca la expansión de su actividad más allá de Mallorca, para llegar a Menorca y Eivissa en los años 90, aunque sin dar el salto a la península porque "ahí no podíamos controlar la carne que debíamos vender".

En manos de un gigante nacional

De esta forma, la marca Ca na Paulina ha quedado en manos del grupo agroalimentario Vall Companys, una firma familiar nacida en 1956 y con implantación en el conjunto de España, que opera con carne de vacuno, ovino, avícola, curados y con harinas, entre otros productos, y que alcanza una facturación de más de 2.000 millones de euros. Este grupo dispone de instalaciones, a través de diferentes empresas, en numerosos puntos de España, como Balears, Cataluña, la Comunidad Valenciana o Andalucía, por citar algunos ejemplos, además de Portugal.