Las nuevas reservas hoteleras se producen con cuentagotas y el volumen de cancelaciones sigue siendo importante, hasta el punto de que algunas empresas se están planteando ya abrir en agosto menos establecimientos de alojamiento que los que inicialmente habían programado. Las asambleas de la federación hotelera de Mallorca y de la asociación de cadenas celebradas el pasado lunes han permitido constatar que la reactivación turística está siendo mucho más débil que lo que se esperaba a finales de junio, una vez puesto en marcha el plan piloto para la recepción de visitantes, y algunas voces apuntan ya que esta temporada, además de totalmente atípica, puede ser incluso más breve de lo deseado.

Fuentes del sector, participantes en las citadas reuniones, coinciden en que la entrada de nuevas reservas está siendo muy débil, y con la dificultad adicional de que se están produciendo con muy pocos días de antelación (se apuntan márgenes de cuatro y cinco jornadas, o incluso de 24 horas), lo que está impidiendo planificar la actividad a medio plazo.

Pero dado que ya se han superado dos tercios de julio, hay empresas que ya ven difícil que en agosto se produzca una recuperación en la llegada de turistas lo suficientemente intensa como para poder abrir todos los establecimientos que habían previsto hace ahora menos de un mes. Eso hace que algunos apunten ya que va a ser complicado que durante el mes que viene se pueda alcanzar el cupo de un 40% de las plazas de alojamiento operativas en Mallorca, tal y como se había pronosticado hace algunas semanas.

Pero a esta débil entrada de nuevos clientes se suma el que el ritmo de cancelaciones sigue siendo intenso. Hay que tener en cuenta que en su momento se ofrecieron todas las ventajas para que el cliente pudiera suspender en el último momento su viaje sin coste alguno, en unas fechas en las que se intentaba reactivar la demanda turística cuando parecía que ésta podía quedar totalmente paralizada durante las primera semanas de impacto del coronavirus en Europa.

Hay un aspecto que se reconoce ahora desde el sector hotelero: la decisión de declarar obligatorio el uso de la mascarilla en todo espacio público, con excepciones como la playa o los paseos junto al mar, no está detrás de la debilidad con que se está recuperando la actividad turística.

Aunque se insiste que esa noticia sí generó en un primer momento que algunos visitantes renunciaran a viajar a Balears, se admite que el hecho de que la obligatoriedad de la mascarilla se esté generalizando hace que los visitantes asuman ya sin rechazos los protocolos que se han fijado para salvaguardar la seguridad sanitaria.

Miedo a viajar

El problema, se añade, tiene mayor calado, y radica en que muchos europeos mantienen fuertes reticencias a salir de sus respectivos países, tanto por las incertidumbres que siguen abiertas respecto a la evolución de la pandemia (se destaca el impacto negativo que cualquier noticia sobre rebrotes en España está teniendo en los mercados emisores, incluso cuando el número de nuevos contagiados es muy bajo) y sobre la crisis económica que puede acompañar a la sanitaria. En definitiva, según apunta un representante del sector hotelero, sigue habiendo mucha gente con miedo a viajar.

Eso hace que también se ponga en duda que la temporada de este año pueda ir mucho más allá de principios de octubre, al menos con un volumen apreciable de hoteles abiertos.

Todo ello a pesar de las ofertas que se están lanzando para impulsar la llegada de clientes a los alojamientos, con descuentos que en cualquier caso se destaca que no son uniformes y que pueden oscilar entre un 5% o el 20% dependiendo de la empresa. Incluso se están promoviendo precios especiales para los propios residentes en las islas, al comprobar que hay algunas familias de Balears que están acudiendo a estos establecimientos a pasar los fines de semana. Pero se apunta igualmente la dificultad que se va a dar para poder recuperar a corto y medio plazo las tarifas que se aplicaron durante 2019.

"Humo" bienintencionado

Desde las empresas hoteleras se reconoce que el Govern balear y el propio sector están intentando lanzar mensajes de optimismo sobre la evolución de la actividad turística, aunque no se oculta que en algunos casos se vende "humo". Pero se añade que es una estrategia bienintencionada destinada a animar las ventas en los países emisores.

La vicepresidenta de la federación hotelera de Mallorca, María José Aguiló, reconoce que las nuevas reservas están siendo mucho más escasas de lo que se esperaba, pero asegura que se está trabajando intensamente para incrementarlas, con mensajes permanentes a los mercados sobre los buenos datos sanitarios de Balears y sobre las medidas que se están adoptando para mantenerlos.

No presentado

'No show'. Este término se está convirtiendo en habitual en el sector hotelero mallorquín durante este verano, y puede traducirse por 'no presentarse'. Desde las empresas de alojamiento se destaca que este verano no hay día en que no tengan que afrontar alguno de estos casos, que consiste en que el turista no se presenta en el establecimiento en la fecha prevista, sin molestarse en cancelar previamente su reserva, quedando la habitación lista pero vacía. Este comportamiento se explica en muchos casos por la cancelación de su vuelo y porque la oferta de alternativas (como cambiar de día o de aeropuerto) no es aceptada por el cliente, además de las facilidades que se han dado en los hoteles para que eso no conlleve penalización económica.