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Economía

Las familias de Baleares recortan su gasto hasta niveles sin precedentes

La Fundación Impulsa señala que la caída del consumo en las islas durante el segundo trimestre de este año ha superado el 10%

El inicio de las rebajas no ha evitado que las ventas sigan siendo muy débiles. G. Bosch

La crisis generada por el coronaviruscrisis generada por el coronavirus ha hecho que las familias de Balears hayan optado por echar el cerrojo a su cartera, con una reducción del gasto que realizan sin precedentes y que está golpeando con extraordinaria dureza a sectores como el comercio minorista, la restauración o la venta de automóviles. La estimación inicial que se hace desde la Fundación Impulsa, de la que forman parte empresarios y Govern, apunta a que la caída del consumo que se ha registrado en Balears durante el segundo trimestre de este año ha superado el 10% y que el desplome que ha tenido la economía de las islas en esos tres meses puede superar el 15%, unos recortes que superan ampliamente los que se registraron durante la anterior crisis iniciada en 2008.

El director de la Fundación Impulsa y catedrático de Economía Aplicada, Antoni Riera, reconoce que la situación que se está viviendo es totalmente excepcional, ya que el problema de oferta que se registró en un primer momento con la declaración del estado de alarma y el cierre de muchas actividades económicas ha sido seguido de un "shock de la demanda". O lo que es lo mismo, familias y empresas han decidido cerrar de golpe el grifo del gasto, limitando éste a las cuestiones más básicas, como puede ser la adquisición de productos de alimentación e higiene en el caso de las primeras.

Esta cuestión tiene una relevancia extraordinaria porque la economía balear, desde el prisma de la demanda, depende en un 60% del consumo que se realiza. Eso es uno de los factores que explican que, a la espera de disponer de los últimos datos, desde Impulsa no se descarte que la caída de la economía balear, tras cifrarse durante el primer trimestre en un 4,5% desde la patronal CAEB y un 6,5% desde el Govern, podría incluso acercarse al 20% durante el segundo trimestre, según apunta Antoni Riera.

La información económica con la que ya trabaja la Fundación Impulsa permite pronosticar que el recorte en los niveles del consumo balear va a ser de dos dígitos, derivado de las enormes incertidumbres que la crisis de la Covid-19 ha generado y de la pérdida de renta de las familias generada por el hecho de que una gran parte de ellas están teniendo a algún miembro afectado por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) o por la suspensión de un alto porcentaje de los contratos temporales que habitualmente se firmaban durante ese periodo del año.

Cifras del impacto

Desde la Fundación Impulsa se aportan diferentes cifras para estimar lo que está sucediendo en el consumo balear y como ejemplo del drástico recorte en el gasto que han decidido aplicar las familias del archipiélago.

Para empezar, se destaca que las ventas del comercio minorista cayeron algo más del 39% en abril y casi un 29% en mayo, lo que supone unos desplomes "históricos".

Pero además, desde el sector comercial se hace hincapié en que no se trata de descensos uniformes en todas sus modalidades. En el caso de los establecimientos dedicados a la moda, el portavoz de la patronal Afedeco, Pedro Mesquida, señala que el inicio de las rebajas y la llegada de los primeros visitantes ha reactivado algo las ventas, pero que a pesar de ello la facturación actual supone solo el 30% de la que se registraba hace un año, cuando los hoteles estaban llenos y además se producía la llegada de cruceros. Y una de las causas del descenso, además de la falta de clientes, es que el residente mantiene su gasto notablemente reducido, según se añade.

Incluso el comercio de alimentación, que vivió un boom de ventas durante las primeras semanas, se está viendo ya afectado por la reducción de sus ingresos.

En el caso de las zonas de interior, donde la clientela es principalmente residente, la bajada en las ventas durante el mes de junio se cifra cerca del 4%, pero en las de litoral, que se sustentaban en la demanda de los visitantes y de los trabajadores del sector turístico, este desplome supera el 17%, con caídas próximas al 30% en puntos como Cala d'Or o del 27% en Port de Pollença.

Este descenso en la demanda de productos básicos es señalado como excepcional por parte de Antoni Riera, y refleja el alcance que está teniendo en descenso en el consumo balear. Respecto al comercio de moda, el director de Impulsa confirma que está en niveles mínimos y que el sector tiene motivos para estar desolado.

Esa estimación de que los ingresos suponen en este momento solo el 30% de lo que era habitual hace un año es compartida por el presidente de la asociación balear de restauración, Alfonso Robledo, que aunque señala que la actividad ha tendido a normalizarse en los bares de barriada o de municipios del interior, subraya el duro golpe que están sufriendo los restaurantes, con una actividad casi nula si corresponden a zonas turísticas.

Para empezar, el presidente de esta asociación admite que las comidas familiares se han visto recortadas al mínimo, y que además muchos clientes siguen demostrando miedo a la hora de acudir a uno de estos establecimientos, con tendencia a exigir mesa en terraza y rechazar si se tiene que estar en el interior del local, lo que implica que además se pierde buena parte de la capacidad de estos negocios, que se suma a la reducción de aforo que han tenido que aplicar.

Desde la Fundación Impulsa se señala además el ejemplo de la adquisición de automóviles, con un nivel de matriculaciones que ha sido prácticamente nulo en abril y mayo. Hay que recordar que el presidente de la asociación balear de concesionarios de vehículos, Andrés Vidal, ya destacó que las ventas en las islas durante el primer semestre del año habían caído un 62%, siendo una de las zonas más afectadas de todo el país.

Otro dato facilitado por Impulsa: la bajada en la demanda eléctrica, incluyendo tanto la familiar como la de empresas, ha sido del 28% en abril y de más de un 31% en mayo.

Tanto Antoni Riera como los representantes empresariales coinciden en otro aspecto: la caída del consumo y, consecuentemente, de las ventas, nos aboca a un escenario de fuerte destrucción de empleo y de cierre de muchos negocios.

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