El popular restaurante de la antigua ermita Sant Salvador de Felanitx echa el cierre. La familia Mateu, que regenta el establecimiento desde 1927, dice no poder hacer frente a la suma que le reclama el Obispado de Mallorca, más de 6.000 euros de alquiler pese a no haber podido abrir por el confinamiento. "Nos sabe muy mal pero los gastos nos comen y hemos decidido no continuar con el negocio", asegura Guillem Mateu, quien junto a sus dos hermanas (Catalina y Miquela) son la tercera generación que dirige este emblemático local.

La situación se torció con el estado de alarma derivado del coronavirus. Tras más de cuatro meses con el establecimiento cerrado (del 14 de marzo hasta el 21 de junio), la familia Mateu se reunió con el Obispado para analizar la 'nueva normalidad'. Pero poco se pudo negociar. Según Guillem Mateu, la diócesis les reclamó el dinero del alquiler de los meses de confinamiento. Un gasto que, según Mateu, pensaban que se les "perdonaría". Y aunque desde el Obispado se les ha ofrecido abonarlo a través de pagos fraccionados, los Mateu lo ven "inasumible".

"Con el pago del alquiler retrasado [la renta mensual ronda los 2.400 euros], sumado a las facturas de luz, seguridad social, personal y resto de gastos, nos es imposible seguir adelante", indica el hasta ahora concesionario, quien además hace hincapié en que los ingresos también se ven mermados al haber menos clientes y contar con competencia (el establecimiento que se instaló hace unos años a la entrada del santuario). "Hablamos de un restaurante que no está de paso, sino que los clientes que suben hasta aquí [a la cima de la montaña], lo hacen aposta", señala Catalina Mateu.

La familia Mateu, conocida como los de Sant Salvador, se retira del negocio de la restauración tras casi un siglo detrás de la barra. Gozan de buena fama sus arroces y su melé suflé, dulce con inspiración francesa. "Más vale una retirada a tiempo. Tengo mucho miedo al invierno y creo que así nos irá mejor", comenta Guillem Mateu. El contrato se les acababa a finales de diciembre, pero han firmado su vencimiento para este mes.

Las condiciones de la prórroga del convenio tampoco han ayudado a que la familia se decante por mantener el restaurante. "Con el nuevo contrato nos subían el alquiler porque se tiene que actualizar el precio al nivel de vida actual [el anterior contrato era antiguo], además de quitarnos el almacén", explica Mateu, al tiempo que añade: "Pero no aguantamos más y lo dejamos ya". Tanto Guillem como Catalina confiesan que están "destrozados" ante su marcha. "Mi padre y yo hemos nacido aquí, es nuestra vida, y ahora es muy duro hacer las maletas", lamenta Guillem. Tienen hasta el 31 de julio para retirar todas sus pertenencias de la sala y la cocina. No es mucho tiempo, dicen, pero cumplirán con los plazos.

Solicitada la versión del Obispado, una fuente oficial aseguró ayer desconocer el caso y remitió a la parroquia de Felanitx, que no respondió a las llamadas de este diario.

La familia Mateu pone punto y final así a una historia que comenzó en 1927. Bernat Mateu, superior superior de los ermitaños, empezó a regentar, junto a su hermano Guillem, el Restaurante de Sant Salvador de Felanitx. Poco después Bernat abandonó el negocio, dejándolo en manos de Guillem. Desde entonces, tres generaciones (con tres Guillem Mateu: abuelo, padre y ahora hijo) se han puesto al frente de este establecimiento, que destaca por una cocina muy elaborada con platos tradicionales de Mallorca. Con la mirada puesta en el futuro, Guillem, ante la avalancha de peticiones de clientes que le piden que instale otro negocio en Felanitx con el mismo carisma que les caracteriza, no cierra la puerta a nada. El tiempo dirá.