El cese de Bel Oliver como secretaria de Estado de Turismo, un cargo estratégico para Balears y de especial relevancia en el actual escenario post-pandemia, debilita la posición de Mallorca en el Gobierno de Pedro Sánchez y también la de Francina Armengol, principal valedora del nombramiento de la mallorquina en junio de 2018.

El PSIB se apresuró ayer a felicitar a Oliver, cuyo destino será la Organización Mundial del Turismo (OMT). Sin embargo, de puertas hacia dentro los socialistas de las islas tuercen el gesto al haber perdido a una interlocutora de mucho peso en el ministerio que dirige Reyes Maroto. Y en un contexto especialmente delicado para las islas, en el centro de una crisis de imagen como destino seguro y en un momento en el que Gobierno y autonomías acometen la reconstrucción de un sector arrasado por la pandemia.

Oliver será sustituida por el madrileño Fernando Valdés, hasta ahora subsecretario del Ministerio. Reyes Maroto ha aprovechado esta reestructuración para nombrar a Miguel Sanz como director general del Instituto de Turismo de España (Turespaña), cuya plaza estaba vacante. La ministra justificó esta renovación en la nueva etapa que se abre a partir de ahora, y agradeció a la mallorquina "su trabajo, esfuerzo y dedicación".

Oliver desaparece de escena precisamente cuando el sector ha encarrilado el camino de una lenta recuperación y cuando las islas sufren un serio problema de imagen como destino seguro en el exterior. Fiestas etílicas y turistas ebrios en plena calle en Magaluf y en Platja de Palma son postales habituales del verano mallorquín, pero esta vez las imágenes que les muestran sin mascarilla y formando aglomeraciones han traspasado fronteras y causado una crisis de credibilidad para el archipiélago.

"Es una magnífica noticia para las islas, pasando a ocupar un cargo de gran relevancia internacional en un momento de gran importancia para nuestra comunidad autónoma, con la necesidad de reactivar nuestra principal industria afectada por la pandemia", valoró el PSIB en un comunicado.

Lo cierto es que Balears ha perdido una voz en el Ministerio de Turismo que había permitido allanar la aprobación de iniciativas como la prolongación de las bonificaciones para los fijos discontinuos, colectivo muy numeroso en las islas.

El cese de Oliver, licenciada en Biología por la UIB y funcionaria del Cuerpo Superior de la Administración de la Comunidad, se produjo horas después de que ElConfidencial publicara irregularidades en la concesión del sello de turismo responsable anti covid-19, una iniciativa puesta en marcha por la secretaría de Estado de Turismo. Según informó el digital, el Ministerio desvinculó este suceso de la salida de la mallorquina.

Oliver es la tercera alto cargo de las islas que abandona el Gobierno desde que Pedro Sánchez accedió a la Moncloa en verano de 2018 al ganar la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy. En enero de 2019 Carmen Orte dimitió de su cargo como directora general del Imserso para "dedicar todo mi esfuerzo a ganar las elecciones [autonómicas] de mayo". Y en febrero de este año la también socialista Aina Calvo dejó la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo (AECID) para ser nombrada Delegada del Gobierno en Balears.

En la actualidad Joan Groizard, director general del Instituto para el Ahorro y la Diversificación de la Energía (IDAE) desde hace medio año, es el mallorquín con más rango en el organigrama del Gobierno de Sánchez.

La secretaría de Estado de Turismo ha sido un cargo muy codiciado por Balears, comunidad para la que siempre ha sido fundamental tener en el Ministerio una voz de confianza y conocedora de la realidad insular. Joan Mesquida ostentó el cargo con José Luis Rodríguez Zapatero e Isabel Borrego hizo lo propio durante el mandato de Rajoy.