—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Es el retratista de moda?"

—No. Desde que Buenafuente retuiteó un Dalí en colores flúor y lo vio Jorge Lorenzo, que tiene tres cuadros míos, he tenido la suerte de que coleccionen mi obra estrellas de la NBA, la NFL o el béisbol americano.

—¿Quién es la última incorporación?

—Un jugador del Madrid quiere que le haga un retrato mural en una pared de su nueva casa.

—Escribir para Buenafuente debía ser más divertido.

—Sí, era como jugar la Champions de la televisión, estar entre los mejores, pero el proceso creativo es el mismo porque mis cuadros tienen doble sentido, han de conseguir que te quedes pensando.

—¿Por qué retrató a Cara Delevingne?

—Quería pintar un icono cultural, y ella es como la Jane Birkin contemporánea. Vio una foto del cuadro y se puso en contacto conmigo porque dijo que le encantaba.

—¿Le entregó el cuadro en persona a la Delevingne?

—No, ella rodaba en Los Ángeles así que se lo envié a su casa de Londres. Lo recogió su amigo Felix Radford, que es hijo de Michael Radford, director de El cartero y Pablo Neruda.

—Usted retrata al mito que se esconde bajo el rostro.

—No quiero hacer el retrato típico, siempre añado algo supercaracterístico del personaje.

—Tal vez al destinatario se le escapa ese juego.

—Siempre les explico el proceso y mi intención. A Matt Kemp, jugador de los Dodgers y ex de Rihanna, le hice un tres metros por dos metros de Muhammad Ali, me suelen pedir iconos de la cultura negra.

—Basquiat es su telón de fondo.

—Pinté a Basquiat y a Martin Luther King de niños a partir de la frase de Picasso, "todos los niños son artistas, el problema es que sigan siéndolo de mayores". Madonna se fijó en ellos para los murales de su hospital de Malawi.

—Una diéresis puede ser un descuido, pero dos en Mäkelä son una provocación.

—Esa vocal se pronuncia entre la a y la e. Mi madre es finlandesa, llegó con el boom de las suecas y conoció a mi padre. Un montón de mallorquines somos hijos de danesas, noruegas,...

—¿Buenafuente era un cliente difícil?

—No, es supertranquilo. He estado en varios programas, y la tensión final se traduce en nervios, pero a Andreu nunca lo vi cabreado. Creaba muy buen ambiente.

—En La Salle ya pintaba para los compañeros.

—Sí, dibujé la orla para la revista del colegio y caricaturas de profesores que ellos me pedían. Toni Colom, el profesor de latín y padre del ciclista, estoy seguro de que me aprobó la asignatura por la caricatura que le dibujé para hacerle la pelota.

—¿El Papa le transmitió algo?

—No me he bautizado ni he comulgado, y habré ido dos o tres veces a la iglesia, pero impacta cuando entras en El Vaticano. Atardecía y el Sol iluminaba a Francisco, dándole un aspecto solemne. Le llevé una lámina con Dalí en niño, y estuvimos hablando de que todos deberíamos dedicarnos a crear belleza en lo que hacemos. Es el único Papa que me ha caído bien.

—Tal vez ahora le encarguen una capilla en la Catedral.

—Me gustaría más pintar un mural gigante que envolviera a un edificio completo de Palma, a ver si sale. Lo haré en Miami, probablemente.

—¿Pinta por encargo?

—Hago una serie mía y, si ven tus obras en las redes, te piden algún cuadro. Pinté un Keith Haring del que salían muñequitos, Madonna lo quiso para su casa de Portugal y acabó en los Hamptons neoyorquinos. Ella salió en un reportaje durante el confinamiento con sus hijos, y de repente enfocaron el cuadro.

—¿Por qué se graba pintando?

—Quiero crear contenido para las redes sociales. Permite apreciar las proporciones del cuadro y ver qué hay detrás del proceso.

—Habla de redes en lugar de marchantes.

—Han cambiado el modelo. Con las redes sociales, cada uno es su propio galerista, salvo que la galería esté consolidada y sea prestigiosa. Multiplican el público potencial, por ejemplo cuando el marido de la Kardashian comparte un cuadro tuyo.

—Su carrera está plagada de estas influencias.

—Cuando muere Muhammad Ali, el baloncestista Austin Rivers, hijo del legendario Doc Rivers, tenía en su casa mi retrato del boxeador que fue portada de un especial de USA Today. Esa difusión es inigualable.