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Una casa familiar para 170 personas sin hogar

El obispo de Mallorca y la presidenta del Consell visitan el edificio donde han vivido confinados usuarios sin recursos

Taltavull y Cladera hablaron con los usuarios del centro social. j.f.m.

El centro Casa de familia es un céntrico edificio, situado en una privilegiada barriada de Palma, que desde hace años forma parte de la red de inclusión social. Allí viven 170 personas que no tenían dónde ir y que han encontrado un lugar donde poder vivir de una manera digna. La mayoría de usuarios son personas castigadas por la crisis, sin posibilidades de acceder a otra vivienda. Este edificio fue visitado ayer por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, acompañado por la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera , y por el presidente del IMAS, Javier de Juan. El motivo de esta visita institucional era conocer el estado de estas personas, que han tenido que pasar el confinamiento en este lugar, sin que se produjera el más mínimo incidente.

El edificio pertenece al Obispado de Mallorca. La financiación de los gastos que representa el mantenimiento de los usuarios y del personal corre a cargo del Consell. Sin embargo, de la gestión se encarga la fundación la Sapiència. En este lugar residen muchos de los 'sin techo' que tuvieron que pasar el estado de alarma encerrados en el polideportivo Sant Ferran o en el hipódromo de Son Pardo.

Variado perfil

El obispo detalló que el perfil de las personas que viven en la Casa de familia es muy variado. En este lugar trabajan más de 80 empleados, que se preocupan por el cuidado y la atención de todos los residentes. Se encargan, además, de proporcionarles una atención individualizada para afrontar la problemática que padece cada uno de ellos. "La idea de este proyecto es que estas personas, que vienen todas de la calle, puedan vivir en un ambiente de familia y el confinamiento ha sido una prueba de ello. Estas personas han pasado los tres meses encerradas aquí, sin poder salir, bajo el cuidado de todos los trabajadores que han dedicado todo su esfuerzo para que se sientan acogidas y queridas", resaltó Taltavull.

El obispo y la presidenta del Consell realizaron un recorrido por todo el edificio que cuenta, además, de zonas comunes y áreas de entretenimiento con una capilla para poder rezar. La visita oficial coincidió con la hora de la comida y el obispo habló con varios de los residentes para saber cómo se encontraban y, sobre todo, si se sentían cómodos viviendo en la Casa de familia.

La mayoría de usuarios disfruta de una habitación individual y están obligados a someterse a las normas que impone el centro. También se les proporciona la comida diaria.

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