Con la llegada del verano, Salud Pública ha elaborado una serie de recomendaciones con el objetivo de evitar las intoxicaciones alimentarias, que pueden provocar desde indisposiciones hasta enfermedades graves, e incluso la muerte. La causa son los microorganismos presentes en los alimentos, con lo que se deben aumentar las medidas de precaución relacionadas con la conservación y tratamiento de estos.

1. Limpieza.

Hay que lavarse las manos tras ir al baño, estornudar, toser o sonarse la nariz; manipular carne y pescado crudos, y huevos; sacar la basura o tocar dinero, acariciar a las mascotas, estar en contacto con una persona enferma o cualquier otra situación de riesgo y siempre antes de manipular la comida. Si se tienen heridas en las manos, hay que cubrirlas con apósitos. Además, si las manos están sucias el hielo hidroalcohólico no hace el efecto esperado.

No se debe utilizar el mismo plato y utensilios para manipular alimentos crudos y cocinados sin limpiarlos entre cada uso. Los alimentos cocinados deben servirse en platos limpios y con utensilios y manos limpios, y se deben limpiar las superficies de elaboración de alimentos cada vez que sea preciso y al cambiar de actividad. Por último, hay que limpiar y desinfectar regularmente (por ejemplo cada mes) el interior del frigorífico, y siempre que presente suciedad (derrame de líquidos o restos de alimentos).

2. Conservación

Para conservar los alimentos y evitar la proliferación de microorganismos patógenos, la temperatura ideal de refrigeración está entre los 0 y los 5 °C, y si se mantienen en el congelador al menos a -18 °C.

Es imprescindible introducir enseguida los alimentos en la nevera tras la compra para conservar la cadena de frío y revisar regularmente su temperatura. Se deben almacenar separadamente los productos crudos y colocarse dejando espacio entre unos y otros para que circule el aire frío.

También es muy importante revisar las fechas de caducidad, revisar regularmente el contenido del frigorífico para evitar la presencia de alimentos en descomposición y seguir las indicaciones del etiquetado del producto a la hora de almacenarlo.

3. Separación de alimentos

Es fundamental en la preparación de los alimentos y en su almacenamiento mantener el orden correcto de separación entre alimentos crudos y cocinados y evitar utilizar los mismos utensilios para manipularlos.

4. Descongelación

La descongelación no debe hacerse a temperatura ambiente, puesto que favorece la proliferación de bacterias. Debe hacerse en la nevera o en el microondas en la posición de descongelación. Una vez descongelados hay cocinarlos enseguida y no tienen que volver a congelarse, salvo que se cocinen.

5. Cocinado

Los alimentos listos para consumir se deben preparar de forma cuidadosa para evitar su contaminación. En cuanto a la elaboración de comidas, hay que tener en cuenta que la temperatura correcta de cocinado tiene que llegar al centro de la pieza: al menos 65 °C.

Se debe tener especial cuidado con alimentos muy perecederos, especialmente los que lleven huevo (evitar el huevo crudo), y la carne picada. Los alimentos cocinados que vayan a tardar en ser consumidos deben volver a calentarse. Finalmente, para limpiar y desinfectar fruta y verdura se debe utilizar lejía de uso alimentario.