Una bandera humana con los colores del arcoíris, formada por un centenar de personas ocupando la plaza Major de Palma, sirvió ayer para celebrar el día del Orgullo LGTBI de este año, en sustitución de la tradicional manifestación a causa del coronavirus. En esta ocasión, la conmemoración reivindicativa estuvo centrada en la mujer y la necesidad de que se visibilice su lucha, por primera vez desde que se celebra la jornada, bajo el lema "Sororidad y feminismo para transformar. ¡Mujeres lesbianas, bisexuales y trans en acción!".

Las limitaciones impuestas por la pandemia no impidieron que el ambiente festivo se mezclara con las llamadas reivindicativas e incluso un grupo de asistentes ataviados con distintos disfraces prefirieron colocarse al lado de quienes formaron la bandera humana, aportando más colorido a la celebración. A pesar de ello, la sobriedad marcó el acto, en comparación con las grandes manifestaciones de anteriores ediciones, aunque sí se mantuvo la presencia de representantes políticos, entre ellos Rosa Cursach, directora insular de Igualdad del Consell de Mallorca, y Sonia Vivas, concejala del ayuntamiento de Palma, quienes se unieron a la bandera humana con los colores del arcoíris.

La presidenta de Ben Amics, Tatiana Casado, fue la encargada de leer el manifiesto, centrado en el papel de las mujeres en la lucha por los derechos LGTBI y en el que incidió en que las dificultades para el colectivo se agravan en el caso de ellas. "Las mujeres sufrimos múltiples discriminaciones, por nuestra orientación sexual, identidad de género, estado serológico, corporalidad, origen, capacidades, color de piel, etnia, acento o edad que fortalecen todavía más el machismo y la misoginia que sufrimos diariamente en una sociedad patriarcal, cisexista y heteronormativa que nos oprime, agrede, discrimina y ahoga", resaltó Casado en su intervención.

"Todas sabemos que no existe una única manera de ser mujer y no consentimos que nadie nos cuestione nuestra sexualidad ni nuestra identidad", añadió antes de afirmar que "el feminismo será trans inclusivo o no será". En este sentido, consideró que "la única opción posible es un feminismo que no segrega, ni entre mujeres ni entre personas, que no cuestiona identidades ni está por encima de derechos humanos".

El manifiesto por el Orgullo de este año puso también inevitablemente el acento en cómo ha padecido el colectivo LGTBI las consecuencias del coronavirus, de tal modo que "se han maximizado problemas previamente existentes y agravado las situaciones discriminatorias que, si antes del confinamiento ya eran preocupantes, ahora son intolerables".

Así, Tatiana Casado resaltó que esta crisis "ha puesto de manifiesto que la violencia intragénero es una realidad que se ha de abordar con urgencia" o que "las personas LGTBI más jóvenes han convivido con familias que no respetan su identidad de género o su orientación sexual y están sufriendo violencias terribles en este periodo". A ellos añadió a las mujeres y hombres "trabajadores del sexo" cuya situación es de "vulnerabilidad extrema" o a "las personas migrantes que siguen siendo excluidas del sistema".

Como ejemplo de situaciones padecidas por el colectivo LGTBI puso el que "si dos mujeres no se han podido casar antes del estado de alarma y han dado a luz un bebé, a la no gestante no se la reconoce como madre".

Ante estas situaciones puso de relieve la necesidad de acelerar una ley integral estatal para las personas trans y de igualdad social y no discriminación de las personas LGTBI que les proteja y "sirva como escudo frente a la intolerancia y la invisibilidad". También instó a las administraciones autonómicas de las islas a garantizar el cumplimiento de la Ley balear de 2016 de derechos del colectivo LGTBI.