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Entrevista

Enrique Campos: "En Baleares, ningún anciano ha quedado atrás por falta de atención en la crisis"

"En la Comunidad ha funcionado muy bien el diagnóstico precoz a mayores de residencias con coronavirus" - "En un futuro, la atención sanitaria en estos centros debería prestarla el IB-Salut"

Enrique Campos, presidente de la Sociedad Balear de Geriatría y Gerontología. G. BOSCH

P El pasado 15 de junio fue el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. ¿Qué reflexiones hace al respecto?

R Es una realidad que existe el maltrato a ancianos. Hay declaraciones de organismos nacionales e internacionales que definen este tipo de maltrato principalmente como aquel que causa un perjuicio a una persona mayor en una relación de confianza y de manera sorpresiva. Ese maltrato puede ser físico psicológico, abuso sexual, abuso económico.

P Evidentemente, la crisis causada por el coronavirus

R Lo primero que hay que decir es que Balears ha sido un caso especial. La menor incidencia del coronavirus ha sido un elemento tranquilizador. Esto ha permitido que todos los mayores hayan sido tratados de forma conveniente. Es cierto que en otras comunidades autónomas ha habido un colapso del sistema que ha propiciado que este nivel de asistencia pueda ser cuestionado.

P Ahí está el caso de las residencias de Madrid.

R Se habla mucho de Madrid, pero también hay que dar datos positivos de lo que pasó allí. Pese al colapso, en los días claves de la pandemia más de 10.000 mayores de residencias fueron hospitalizados en unidades de agudos de Madrid. Hubo una media de ingresos de 100 personas procedentes de residencias al día.

P ¿Y en Balears?

R En Balears la epidemia ha golpeado a la población mayor. En la última actualización de datos del día 22 de junio se hablaba de un total de 2.573 casos, de los cuales 243 procedían de residencias. En total, ha habido 226 fallecidos, de los que 73 eran ancianos de residencias, un 32 por ciento.

P Las residencias han sido un foco importante de contagio junto con el personal sanitario. ¿Qué se puede hacer para que no se repita esta situación?

R En este momento, los servicios sociales y los sanitarios son compartimentos estancos. No se comparte información. Están disociados y poco coordinados. Las residencias, en ocasiones tienen dificultades para cubrir la plantilla de personal sanitario. Especialmente médicos, porque estos normalmente quieren trabajar en el servicio público de salud, que les ofrece más estabilidad y condiciones que lo hacen más atractivo. Y contra eso los servicios sociales no pueden competir.

P ¿Cómo se soluciona?

R En un futuro, la atención sanitaria de las residencias debería prestarla el servicio de salud por que es el que tiene la capacidad de captar profesionales altamente cualificados.

P ¿Cómo deberían adaptarse las residencias a la amenaza de pandemias como ésta?

R En Balears hemos visto que ha funcionado muy bien el diagnóstico precoz a pacientes con coronavirus. Si el test resultaba positivo, ha sido eficaz trasladarlos a un centro hospitalario para que sean convenientemente aislados. Esto ha funcionado bien y el sistema no ha llegado a colapsar.

P ¿Y si el sistema se hubiese colapsado?

R En ese caso habría que hacer un mapa de residencias. Hay de diversos tipos. Está la de la Bonanova, que cuenta con servicios médicos, 350 camas y podría participar en el control de la pandemia. Después hay otras de menor tamaño en que no hay lugares de aislamiento ni sueroterapia ni oxigenoterapia. Aquí habría que buscar derivaciones a otros centros. También hay residencias muy pequeñas, donde los servicios médicos son escasos y los casos positivos deberían ser desviados. Si en un futuro se produce un colapso, además de mapear residencias, convendría sectorizarlas para poder aislar a los pacientes. Pero hay que decir que en Balears se ha podido hospitalizar a todos los pacientes.

P Entonces, ¿ningún anciano se ha quedado atrás en Balears por falta de atención médica durante la crisis del Covid-19?

R Por falta de atención, no.

P ¿Deberían plantearse nuevos modelos de cuidados para los ancianos? Y, si es así, ¿en qué sentido deberían ir esos modelos?

R Deberían definirse mejor los cuidados de larga duración. Actualmente, existen cuidados para agudos, para casos intermedios, que son los que se da en el Juan March y en el Hospital General donde el paciente completa su curación y su mejoría funcional. También hay cuidados de larga duración, protagonizados por las residencias. Y esos deberían estar integrados en el servicio de salud. Eso sí, las residencias tienen que continuar siendo un espacio de convivencia para la persona mayor, un lugar donde pueda tener un proyecto de vida.

P Entiendo que las residencias deberían ser concebidas como lugares para vivir y no para morir.

R Exactamente. En mayor o menor escala, una persona está en una residencia por la presencia de enfermedades que han producido complicaciones y una situación de dependencia. No se puede olvidar la dependencia, la cronicidad, los plurifármacos que tienen estos usuarios.

P Algunos países han asumido que era normal que murieran las personas mayores a causa del coronavirus y que eso no debía frenar la economía.

R En nuestra cultura se ha tenido consideración con las personas mayores. Es verdad que en un escenario de colapso del sistema sanitario, que en Balears no se ha producido, hay que tomar decisiones difíciles. A veces surgen estrategias de asignación.

P Habla usted de la estrategia de priorizar quién recibe atención sanitaria y quién no.

R Así es. Pero se tiene que hacer de forma que no sea la edad el factor determinante para tomar una decisión, sino que ésta se tome por una valoración geriátrica integral, calibrando la escala de fragilidad, las voluntades anticipadas, la conformidad de los familiares....

P ¿Cómo ha afectado el confinamiento a los ancianos?

R De múltiples maneras. A nivel físico, con un deterioro funcional. La persona acostumbrada a pasear y que deja de hacerlo tiene un desentrenamiento, como un futbolista que vuelve tras el verano. También ha afectado mucho a los mayores con demencia. Están acostumbrados a pasear cada día y de golpe, confinados. Esto les ha provocado más irritabilidad, agresividad, insomnio... Si en un futuro hay un nuevo confinamiento, sería importante introducir excepciones para que los mayores con demencia puedan pasear al aire libre. El encierro obligado también ha tenido consecuencias sociales para los mayores. El no poder ver a sus hijos, a sus nietos, a sus amigos. Pero en eso ha ayudado algo novedoso: las videoconferencias, que les han aproximado a sus seres queridos. A raíz de esto, muchos mayores se han estrenado en la tecnología.

P ¿Cómo ha gestionado la gente mayor la muerte de un ser querido cercano? Hablo de una mujer o un marido que pierde a su cónyuge. No podían ni despedirse de esos seres queridos por las condiciones que marcaba el protocolo sanitario.

R Al duelo normal hay que añadir el dolor de no poder cerrar el capítulo de una forma adecuada, acompañando, abrazando, besando. El duelo en esta situación se reviste de más gravedad, que lo hace más doloroso

P ¿Los estragos que ha causado el coronavirus en las residencias de ancianos se podían haber previsto?

R En estos centros se daban todas las condiciones [para la extensión del virus]. Vulnerabilidad de las personas mayores, deterioro del sistema inmunitario... A ellos se añade que comparten espacios muchas horas al día. Es decir, se dan los ingredientes para que sean un punto de especial atención.

P ¿Cómo lo afrontaron desde la residencia en la que usted trabaja como médico especialista en geriatría?

R En la Bonanova, hemos adaptado la novena planta, que es hospitalaria. Esta planta fue un ejemplo de coordinación con el IMAS [Institut Mallorquí d'Afers Socials] y el Ibsalut. Ha sido muy positivo porque hemos podido aliviar a los hospitales en momentos de aparente colapso. Pacientes del Hospital General y del Juan March han podido venir a la Bonanova. También personas que procedían de residencias que fueron clausuradas en su momento.

P ¿Cuál es el nivel actual de envejecimiento de Balears en relación con otras comunidades autónomas?

R Somos una Comunidad joven. En Balears, el porcentaje de mayores de 65 años es del 15 por ciento. Pero esta foto es de ahora. La esperanza de vida sigue aumentando cada vez más y hay que planificar los recursos sociales y sanitarios. En este sentido, el desarrollo de la geriatría como especialidad es importante. Uno va a comunidades como Madrid, Castilla La Mancha y Extremadura y ve cómo cada hospital de agudos dispone de un servicio de geriatría sanitaria.

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