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Boulevard

Alemanes compran y alquilan en Mallorca para confinarse

Los trabajadores del Govern en un amplio salón del Palacio de Congresos temen que la reanudación de las bodas implique su reubicación en un entorno menos confortable

Son Sant Joan, viernes 27 de junio a las 20.00, fin de semana de verano, cambio de mes. Mejor de lo esperado, sin duda.

Si eres milmillonario, seguramente ya habrás comprado una finca en Nueva Zelanda para recibir la próxima pandemia o algo peor. Si solo eres cienmillonario, para empezar no entiendo qué haces en esta sección de megalujo. Y en segundo lugar, seguro que ya has alquilado o comprado en Mallorca, para librarte del confinamiento invernal en un piso alemán.

Todo el mundo sabe que España presenta los peores resultados sanitarios del coronavirus, pero nadie confunde a Madrid con Mallorca. De ahí que los alemanes, término que usamos como genérico, hayan decidido jugar a Robinsones tecnológicos en la isla cuando llegue la segunda oleada. Reservan viviendas unifamiliares para fechas exóticas, como el último trimestre del año. O rastrean la Tramuntana para adquirir una propiedad donde la pandemia sea una realidad extragaláctica. Les llamaríamos ilusos, pero este año no podemos rechazar ni un euro.

Michael Douglas se convirtió en abanderado de la reconversión de la Mallorca rural en refugio contra la plaga. Al retirar la venta de s'Estaca que no conseguía vender para reencarnarse de nuevo en Arxiduc, imitaba el comportamiento de la aristocracia palmesana, que huía de la peste antes de entregar sus posesiones a los alemanes con quienes mantiene una relación ambigua. Pretenden explotarlos sin alabarlos. En circunstancias similares, Churchill predicaba a sus compatriotas "¿qué tipo de gente se creen que somos?" En nuestro caso no hay confusión posible. Saben perfectamente qué tipo de gente somos.

Callaremos piadosamente sobre los ingenuos que hablan de una recuperación de la temporada, comparándola con marzo de 2020 en lugar de fijarse en junio de 2019. Los hoteleros profesionales y aficionados deberían releer las declaraciones del preboste de Airbnb, que da por clausurado un estilo de viajar. Bienvenida sea pues la reconversión de Mallorca en refugio antiviral, porque la foto que hoy nos ilustra se detiene en la realidad del otro turismo. Aeropuerto vacío y postapocalíptico de Son Sant Joan. Viernes 27 de junio a las 20.00, hora punta de un fin de semana de verano, que además se corresponde con el cambio de mes. Sin duda, mejor de lo esperado, según coinciden Francina Armengol y Pedro Sánchez. Se anuncian solo 60 salidas en un día, frente al medio millar de esa fecha en 2019.

Cuando un miembro del Govern distinto de Iago Negueruela haga algo, cualquier cosa, juro que lo contaremos. De momento, el conseller de Todo alquiló un salón del hotel del Palacio de Congresos al estallar la pandemia. Debía albergar a medio centenar de trabajadores con las distancias sanitarias de ordenanza, que se dedicarían a la tramitación de los ERTE.

Al final se instalaron una treintena de funcionarios, en un ámbito diáfano y con luz natural junto al mar. El Govern tuvo que adquirir sillas, mesas y ordenadores, por encima de los diez mil euros en material de oficina. Sin embargo, el salón ha recuperado su atractivo anterior con el desconfinamiento, y se dispone a acoger bodas con las nuevas exigencias de distanciamiento social. Los trabajadores de los ERTE serán desalojados y recolocados a partir de la semana próxima en estancias menos confortables. Temen que se trate de un sótano y que las dimensiones sean exiguas.

A menudo he pensado que esta sección ganaría una mínima utilidad si se dedicara íntegra a quejas de consumidores mallorquines. Verbigracia: "Llamo a la compañía, por una tarjeta SIM que me tenía que llegar el lunes. Después de tres mensajes confirmando el envío y dos llamadas para verificar la dirección, me dicen que ese día no estuve en la oficina, y que no se pudo realizar la entrega. Les contesto que eso es imposible, porque hubo gente durante doce horas. Después de una hora discutiendo, descubro que han enviado la tarjeta... a Canarias. A pesar de todo el operador, que no sabía la diferencia entre Canarias y Balears, me informa de que la culpa es mía por no encontrarme en la oficina adonde enviaron la tarjeta". Mejoren esto, si pueden.

Reflexión dominical risueña: "Yo aposté por tu risa. Y siempre gano". (Federico Gallego Ripoll, Las travesías).

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