La decisión del Govern de prohibir la apertura de una gran parte de las discotecas y otros establecimientos de ocio nocturno está provocando una proliferación de puntos en los que se ofrece este tipo de fiestas de forma ilegal, y que incluyen a chalés particulares, locales de restauración e incluso algún campo de golf, según destaca el presidente de la patronal balear de ocio nocturno (Abone), Jesús Sánchez. Un ejemplo aportado por esta organización empresarial es el anuncio de una villa en la que se ofrece la actuación de un disc jockey, piscina, "picoteo de barbacoa" y una botella de alcohol con hielo y mezcla por 60 euros.

Sánchez no oculta el malestar existente entre las empresas de ocio nocturno ante la decisión del Ejecutivo de Francina Armengol de prohibir su apertura si el aforo del local supera las 300 personas (lo que afecta a la mayoría de salas de fiestas y discotecas), y el de todos aquellos que se encuentren situados en Platja de Palma y PalmaMagaluf. Pero éste se agrava al ver que esta decisión está dando pie a la organización de actividades ilegales, tanto por no tener licencia el lugar como por el tipo de producto que se incluye, aprovechando el vacio que se ha generado en la oferta de entretenimiento.

Jesús Sánchez pone de relieve que su patronal tiene detectados ya una treintena de puntos en los que se desarrollan estas prácticas ilegales en chalés particulares, restaurantes o incluso campos de golf, y con algún caso ubicado en Magaluf, espacio en el que se ha prohibido totalmente la apertura de cualquier establecimiento relacionado con el ocio nocturno, alegando desde el Govern la pretensión de impedir durante este año el turismo de excesos.

Presentación de denuncias

El presidente de Abone afirmó que aunque hay detectados una treintena de lugares con esta oferta ilegal, presumiblemente son muchos más donde se desarrolla pero que no han sido descubiertos. En este sentido, indicó que ocho de ellos han sido comunicados ya al ayuntamiento de Palma, y que se están redactando ya las denuncias contra el resto, que se van presentar además a la conselleria de Turismo y a la Delegación del Gobierno.

En cualquier caso, se critica que se sigan desarrollando fiestas clandestinas cuando este problema ha sido reiteradamente denunciado ante la Administración.

Una de las pruebas aportadas por esta patronal es el anunció difundido por internet de una fiesta organizada en un chalé de Mallorca con piscina y en la que se señala la presencia de un DJ con música hasta las 12 de la noche, y parrilero. Los precios que se apuntan van de los 25 euros si solo se va a pasar la tarde, los 35 si es durante todo el día, y los 60 si se incluye una botella de alcohol y bebida para mezclar.

Además, desde Abone se señala que se dispone también de imagenes en las que se ve el desarrollo de estas actividades ilegales en diferentes establecimientos de las islas, con la inclusión de música y baile pese a no contar con las autorizaciones necesarias.

Problema sanitario

La denuncia formulada por la asociación que preside Jesús Sánchez no se limita a la existencia de esta competencia desleal (hace años que se vienen formulando quejas en este sentido), sino en que esta se tolere actualmente en recintos en los que no se ofrece ningún control de aforos o distancias para evitar la propagación del coronavirus, con el riesgo sanitario que eso puede suponer.

Desde Abone se hace hincapié en este punto porque a muchas empresas de su sector se les ha prohibido la apertura ya en la fase de 'nueva normalidad' pese a que habían ofrecido a la Administración la aplicación de protocolos y medidas para garantizar la seguridad sanitaria de sus clientes, como la vigilancia de los accesos y del interior de los establecimientos por personal cualificado para controlar que se respetaban las distancias sociales, y la limpieza y desinfección de espacios comunes, como en el caso de los lavabos.

Hay que recordar que desde el Govern se ha justificado la prohibición de apertura de locales de ocio nocturno con aforos superiores a las 300 personas alegando el riesgo de contagio que se produce cuando se dan este tipo de concentraciones, bajo el argumento de que un rebrote del Covid-19 pondría en peligro lo que queda de temporada turística.