El comercio mallorquín va a iniciar mañana las rebajas más duras de su historia debido a la enorme escasez de clientela extranjera y al fuerte recorte que los residentes han aplicado en sus niveles de consumo. Según los responsables de las dos patronales del sector en la isla, en estos momentos las ventas suponen solo entre un 10% y un 15% de las que se registraban hace un año por estas fechas y el pronostico es que pese a la bajada de precios que se va a aplicar, al concluir el verano un elevado porcentaje de pequeños establecimientos se va a ver obligado a bajar la barrera con carácter permanente. Nunca antes, según se insiste, había vivido este sector una situación ni remotamente parecida a la que se ha generado a causa del coronavirus.

El primer dato que se destaca es que la facturación del comercio tradicional se encuentra en niveles mínimos. El presidente de Pimeco, Antoni Fuster, y el portavoz de Afedeco, Pedro Mesquida, subrayan que en este momento las ventas suponen solo entre el 10% y el 15% de las que se registraban hace ahora un año. Es decir, la caída es de al menos un 85%. Según recuerda Mesquida, en 2010, que "fue un año durísimo, sufrimos reducciones de un 30%, que intentamos equilibrar con recortes de gasto y de plantilla, pero lo que estamos viviendo ahora no tiene precedentes".

Las causas son obvias. Si hace un año había cientos de miles de turistas recorriendo la isla, poco compensan en estos momentos los pocos miles que han llegado, según apunta Fuster. Pero a la ausencia del desembolso que realizaban los extranjeros se suma que las familias residentes han visto reducidos sus ingresos de la mano de los ERTEs y de la desaparición de los contratos temporales, lo que las ha llevado a centrar su consumo en los productos más básicos y dejar de lado todo lo demás.

Eso explica que la compra de textil y calzado esté funcionando solo si va dirigida a los niños y jóvenes, mientras que la de adulto, tanto hombre como mujer, está prácticamente paralizada.

No hay que olvidar que el sector ha estado cerrado durante las primeras semanas del estado de alarma, con la excepción de la alimentación. Eso hace que en estos momentos las tiendas estén saturadas de producto sin vender, parte del cual ya va a tener difícil salida tras la entrada en el verano.

Rebajas adelantadas

En este contexto, la decisión de las grandes firmas comerciales, como El Corte Inglés o Inditex, de avanzar la campaña de rebajas al 25 de junio en lugar de esperar al tradicional 1 de julio ha arrastrado tras de sí al conjunto del sector, que a partir de mañana colocará en sus escaparates los carteles con los descuentos que se van a ofrecer y que, pese a que inicialmente se apunto la posibilidad de que fueran moderados, finalmente parece que la mayoría se decantará por los 20% y 30%, junto a los 50% o más en productos puntuales.

Este recorte en el margen de beneficio cuando las ventas apenas han comenzado genera un fuerte debate en el sector, pero los representantes de ambas patronales subrayan que los pequeños negocios necesitan de liquidez con urgencia. El presidente de Pimeco recuerda que muchos proveedores han aceptado esperar a septiembre y octubre para cobrar, pero los plazos se acercan y es imprescindible incentivar las ventas para obtener fondos con los que afrontar estos compromisos. Esta necesidad de contar con dinero en caja explica la apuesta por impulsar los descuentos en estos momentos.

Pero el problema de este año es la ausencia de millones de turistas a lo largo del verano, lo que hace que se admita que, con o sin descuentos, la facturación va a ser débil. Por ello, tanto Fuster como Mesquida vaticinan el cierre de muchos negocios con la llegada de octubre, y el segundo se atreve además a hacer un pronóstico: en otoño, cerca del 50% del pequeño comercio mallorquín se verá en la necesidad de cerrar o muy cerca de tener que hacerlo. El portavoz de Afedeco añade un duro reproche al ayuntamiento de Palma.