En una presentación matinal de los resultados de Iberostar, su presidente Miguel Fluxá desveló los asombrosos porcentajes de beneficio de los resorts en el Caribe. La sinceridad obligó a su grupo a emitir una corrección esa misma tarde. Por suerte para los mallorquines sistemáticamente engañados por sus autoridades, el hotelero mantiene la voluntad de romper moldes. Ayer cifró en un cuarenta por ciento su margen de confianza en la temporada turística que puede subsistir en Mallorca tras el huracán coronavirus.
Los políticos no entenderán jamás que la realidad es tranquilizadora. El Govern de izquierdas está demasiado ocupado ovacionando cada avión que aterriza en Son Sant Joan, para confesar que los datos son irrisorios y pavimentan un desastre económico sin precedentes. Ha tenido que llegar un patriarca bajo la confesión ideológica de que "yo soy de centro derecha", lo cual históricamente puede incluir un voto a Felipe González, para tratar a los mallorquines como adultos. Es una gentileza que no recibirán del Pacto, que se cree gobernando Puerilia.
Quienes puedan vivir con un cuarenta por ciento de sus ingresos del año pasado, en el bien entendido de que se trata de una previsión esperanzadora, se sentirán aliviados con la estimación de Fluxá que el Govern les deniega con su voluntarismo hueco. Estadísticamente, un año de barbecho no implica la destrucción del sesenta por ciento de la estructura mercantil cuyo concurso es innecesario en una temporada turística a medias. Sin embargo, hablar de lesiones irreversibles en un treinta por ciento del tejido turístico se traduce en una catástrofe sin paliativos.
Fluxá no necesita los votos, el Govern cree que las papeletas proceden de votantes incapaces de aceptar la verdad, porque no de otra forma puede entenderse que apoyaran a la izquierda. Por eso el presidente de Iberostar muestra la flexibilidad de elogiar a Negueruela, cuando se empleó a fondo para que Mateo Isern recuperara Cort.
