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Turismo

Todo el sector del turismo de Baleares prevé una fase "durísima" de nueva normalidad

Algunas actividades como la restauración o las atracciones turísticas advierten de que "si abrimos todos, caemos todos" ante la escasez de clientes - Se señala que la llegada de visitantes durante este año puede suponer únicamente un tercio que la alcanzada durante el pasado verano

Una familia se dispone ayer a pasar un día de playa. m.mielniezuk

Balears ha entrado en la fase de la nueva normalidad, pero ésta va a traer escasas alegrías a las empresas y familias de las islas. La totalidad de las ramas más relacionadas con el turismo pronostican que el año se puede saldar con la llegada de un tercio de los visitantes que estaban previstos antes del coronavirus, con zonas del litoral mallorquín en las que la apertura de negocios puede ser solo simbólica, y con la advertencia desde algunas actividades de que "si abrimos todos, caemos todos" por la escasez de clientes que se va a registrar durante los próximos meses. La conclusión a la que se llega es que lo que queda de 2020, a la espera de la vacuna o tratamiento contra la Covid-19, va a ser "durísimo", con un impacto especialmente importante sobre el empleo y la renta de los residentes a partir de noviembre "porque nadie se cree que podamos alargar la temporada hasta final de año".

Dirigentes del sector hotelero son los primeros en reconocer que las perspectivas distan de ser positivas, pese a la apertura de fronteras para la entrada de turistas de la zona Schengen (que excluye a los británicos). Se indica que la reapertura de la planta de alojamiento, que se ha iniciado durante la prueba piloto en la Platja de Palma y Alcúdiaprueba piloto en la Platja de Palma y Alcúdia, comenzará a extenderse en julio como una mancha de aceite por Pollença y Platja de Muro, por el norte, y hacia PollençaPlatja de MuroPeguera a causa del peso de la clientela alemana en las proximidades de Palma, todo ello a la espera de que durante las próximas semanas el Reino Unido mejore sus tasas de enfermedad y pueda abrirse al intercambio de visitantes. Pero todo con un número muy limitado de hoteles.

Y no se oculta que va a haber zonas donde esa reactivación turística va a ser mucho más difícil, coincidiendo con aquellas que ya el pasado verano tuvieron más problemas, como puede ser Cala Millor o Cala Rajada, según se apunta.

Es por ello que los hoteleros insisten, al igual que lo van a hacer el resto de sectores empresariales consultados, en la importancia de que el Gobierno central autorice la prórroga de los ERTE, para evitar que se produzca una destrucción de empleo permanente.

Además, se hace otra advertencia adicional: resulta poco realista pensar que la temporada se va a poder prolongar durante noviembre y diciembre, pese al deseo formulado en este sentido por la presidenta del Govern, Francina Armengol.

Hay aviones, no pasajeros

En caso de repunte en la demanda para viajar a Balears, ¿las aerolíneas dispondrán de aviones para poder reforzar las rutas entre Balears y los principales mercados emisores? Representantes del sector responden afirmativamente, pero añaden un matiz importante: aviones habría, pero se duda que realmente vaya a haber clientes para llenarlos. Porque se señala que los daños económicos que la crisis de la Covid-19 ha generado a las familias alcanzan al conjunto de los europeos. Este argumento es utilizado también por los hoteleros. Es decir, muchos turistas no vendrán a Mallorca no por miedo a contagiarse, sino por el deseo de limitar sus gastos ante la caída de ingresos que están sufriendo y la incertidumbre generada.

En cualquier caso, se asume que las conexiones de Balears con el exterior, sea mediante vuelos chárter o regulares, se irá enriqueciendo durante las próximas semanas. El conseller de Movilidad, Marc Pons, subraya el trabajo que se ha realizado para ello y añade algunos datos: la cifra de operaciones (despegues y aterrizajes) planificada en Son Sant Joan para el pasado viernes 19 era de 44, la del domingo 21 fue de 80, y la del sábado 27 se sitúa ya en las 130. La evolución es positiva, aunque admite que estas cifran nada tienen que ver con las que se daban hace ahora un año.

El optimismo tampoco existe en el sector de bares y restaurantes, ante la previsión de escasez de turistas y el recorte que se espera en el consumo de los residentes. Eso explica que el presidente de la asociación de restauración de Mallorca, Alfonso Robledo, pronostique que va a haber muchos de esos locales que por ahora van a optar por permanecer cerrados, algo que considera lo más inteligente ya que "si abrimos todos, caemos todos" debido a que no hay clientes suficientes para poder rentabilizar el conjunto de locales de la isla.

Argumento idéntico es el expuesto desde las empresas de atracciones turísticas, como es el caso de los parques acuáticos. La opinión expresada por sus representantes es que no van a poder abrir todas las instalaciones de este tipo durante este verano. Dos son las causas expuestas: una es la escasez de clientela por la debilidad en la llegada de turistas, pero otro es que los gastos se pueden disparar a causa del coronavirus, al tener que desinfectar constantemente algunos de los elementos como los flotadores que se emplean para bajar por los toboganes. Eso cuestiona la rentabilidad del negocio y refuerza la posibilidad de que muchos no abran.

El comercio se encuentra ante un extraño dilema. En el momento en el que se entra en la nueva normalidad y comienzan a llegar los primeros turistas, el sector se ve obligado a colgar el cartel de rebajas y a reducir sus márgenes de beneficio. Eso explica por qué el portavoz de la patronal del sector Afedeco, Pedro Mesquida, pronostica que las bajadas de precios van a ser moderadas en esta ocasión, con la excepción de algunos artículos de temporadas anteriores a las que se les podrá poner el cartel de descuentos del 50% para darles salida de una vez.

Las empresas del ocio nocturno se encuentran ante la imposibilidad de abrir por decisión del Govern en el caso de la gran mayoría de las discotecas, que superan el límite de aforo de las 300 personas, y de todos aquellos establecimientos del sector, al margen de su tamaño, que se encuentran en las zonas de Platja de Palma y Magaluf. Eso limitará su actividad básicamente a los pubs y cafés concierto.

Hay un aspecto destacado por todos estos sectores económicos: este verano no va a servir para que muchas familias creen un colchón económico para superar la temporada baja, lo que hace prever que el invierno va a ser muy conflictivo desde el punto de vista social. De ahí que se insista en la necesidad de prolongar los ERTE durante todo el año, tanto para facilitar la apertura de empresas en verano como para evitar una mayor destrucción de empleo.

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