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Análisis

Sin test no hay paraíso

La marca Mallorca compensa la peor campaña turística con la mejor campaña publicitaria, a un coste mínimo y desde la despreocupación por el control sanitario riguroso de los viajeros traídos del continente

Un trabajador de Riu desinfecta el atril de los oradores ante la atenta mirada de las autoridades. b.ramon

Supongamos solo a efectos de este artículo que Alemania forma parte del extranjero. Bajo esta premisa la marca Mallorca se anotó ayer un gran éxito simbólico. La isla ha compensado la peor campaña turística con la mejor campaña publicitaria. Todo ello desarrollado a un coste mínimo y, por desgracia, a partir de la despreocupación absoluta por el control sanitario riguroso de los viajeros traídos del continente.

Un vulgar termómetro no es el arma de elección para combatir el coronavirus. Sin embargo, desde la astucia que gobierna la actividad publicitaria, también la ligereza de reducir el control clínico a una simple toma de temperatura contribuye a aumentar el poder de seducción de Mallorca como destino.

A nadie le importan los centenares de cobayas aterrizados ayer en Son Sant Joan. Las expectativas de los visionarios que desarrollaron el plan piloto, sin planificación ni valor de pilotaje vanguardista porque las fronteras ya han caído, están depositadas en los millones de espectadores de todo el mundo que ayer concretaron su deseo si no su ansia de viajar a Mallorca.

No hay bien que por mal no venga, y el éxito promocional de una docena de vuelos escuálidos se transmite por los celos desatados en destinos competidores de Mallorca. Empezando por los más ofendidos, Ibiza y Menorca. Se ha reproducido el efecto de las colas durante el confinamiento, cuando el ciudadano avispado hacía valer unas prerrogativas no especificadas para adelantarse al resto de compradores.

Por supuesto, los encendidos elogios a esta gran jugarreta publicitaria sin valor epidemiológico decaerán si al coronavirus le da por experimentar un rebrote. El jugador de póker que ha diseñado la operación se inspira en la fe en que la pandemia ha concedido una tregua. Nos hemos familiarizado con el patógeno hasta el límite de la indiferencia.

La presidenta Armengol distorsionó los datos estadísticos al sentenciar que las cifras paralelas de contagios entre Alemania y su colonia insular se mueven en el mismo rango de dos mil casos por millón, la célebre "similitud sanitaria". Así es, pero siempre que se hable de contagios y no de fallecimientos. En Mallorca se han registrado el doble de muertes que en los hospitales germanos, una proporción que los turistas han de olvidar para renovar su confianza. La expectación levantada por el ceremonial simplista de ayer demuestra que el hedonismo ha ganado otra batalla al tremendismo.

A estas alturas de la disertación, conviene empuñar el bastón de la seriedad para recordar que sin test no hay paraíso. Los profesionales sanitarios mallorquines se horrorizan ante la perspectiva de atraer a millones de turistas sin someterles a una prueba PCR en origen. Sin embargo, el Govern ha decidido lanzarse al vacío con el apoyo hasta ahora sostenido del calor, la humedad y la radiación ultravioleta que activa la vitamina D.

La convicción de que la pandemia pertenece a una realidad superada no solo se ha adueñado de los líderes políticos. En cuanto hospital de referencia, Son Espases se convierte en el bastión para contener un posible renacimiento del coronavirus. Según recogía el propio centro el pasado viernes, dentro de los Acuerdos del Comité de Crisis, "con el inicio de la nueva normalidad, los turistas con sintomatología serán derivados a las clínicas privadas, y los nacionales a Son Espases.

Sin embargo, el asombro que en médicos concernidos bordea el estupor no se detiene en esa clasificación según la procedencia, sino en que el principal centro hospitalario dedica exactamente doce líneas al "programa piloto de apertura de corredores seguros". Nadie desea enturbiar la felicidad veraniega con pesadillas hospitalarias. En la presentación de la iniciativa, solo ha faltado una apelación directa al virus, para que ni se le ocurra entorpecer la frivolidad dionisiaca. Un plan sin salvavidas.

Nunca fletar un solo avión había salido tan rentable. Las autoridades regionales se permitieron incluso desdeñar a los trabajadores, las célebres kellys que patrocinaban en su ascenso al poder, para sustituirlos por los empresarios en el apartado de agradecimientos. Armengol citó con nombre y apellidos a la hotelera Carmen Riu, con la que ha establecido una conexión fraternal. Esta predilección no le gana precisamente los afectos de otros hoteleros desmarcados del plan, tales que Gabriel Escarrer.

"Los trabajadores de hostelería" tuvieron que esperar a los párrafos de la basura del discurso presidencial. Nadie parece haber reparado en que estos empleados se arriesgan a un contagio en primera línea, mientras se protege por ejemplo a los funcionarios educativos. El compromiso adicional habría que pagarlo, a costa de reducir la remuneración de quienes gozan de un mayor blindaje.

La jornada soleada le salió tan redonda a Armengol que se alejó de la moderación en las expectativas, para avanzar que la temporada estival se alargaría hasta diciembre. En efecto, este delirio confirma la aberración óptica de que pasar de cero a diez mil turistas produce mayor ebriedad que saltar de uno a diez millones.

De nuevo, los pronósticos oficiales se estrellan con la realidad experimental. Un veraneo en diciembre contrasta con las compañías aéreas, los hoteles y los operadores turísticos que están recolectando reservas estivales sin saber si las cumplimentarán. Es decir, no habrá apertura si no hay quorum, una práctica mercantil discutible.

Como de costumbre, la izquierda ha de precaverse ante todo del enemigo interior. Miguel Sebastián, ministro de Turismo con Zapatero que llamó "llorones" a los hoteleros en persona, se cebaba ayer en la denuncia de un plan piloto para alemanes residentes, camuflados de turistas volanderos. Es probable que la razón le asista al antiguo cargo socialista, pero salió todo tan redondo.

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