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Entrevista

Carles Oliver: "La crisis del Covid está convirtiendo condiciones básicas de una vivienda en valores de mercado"

"La industria local de materiales de construcción se muere por falta de demanda"

El arquitecto Carles Oliver posa para la entrevista. guillem bosch

Carles Oliver (Felanitx, 1979) dirigió el reconocido proyecto del Institut Balear de l'Habitatge en Formentera titulado Life Reusing Posidonia. Las 14 viviendas que construyeron aisladas térmicamente con la materia prima que antaño se utilizaba en la pitiüsa menor le reportaron una docena de premios, como el prestigioso FAD, del jurado y del público, y el de Arquitectura Española 2019, además de ser seleccionado en el Mies van der Rohe. Lo importante para él es que estos galardones "sirven para dar credibilidad a las propuestas planteadas". La crisis y el confinamiento vuelven a poner de relieve sus principios básicos.

P ¿La casa ha sido un refugio o una prisión?

R Aunque depende de la casa y las circunstancias de cada uno, el confinamiento ha dejado claro que la calidad de la vivienda no está lo suficientemente valorada. Es un problema endémico, ya que siempre ha prevalecido el criterio mercantilista frente a otros. Esta crisis ha visibilizado la necesidad de una mayor calidad en cuanto a la construcción, una reclamación histórica de los arquitectos. Sin embargo, la sociedad se ha dado cuenta ahora porque antes no se estaba tanto en casa y de repente hemos tenido que habitarla todo el día. Imagina que llega a ocurrir en los meses fríos, como en China. Hubiese sido un drama.

P La factura de la luz se disparó. ¿Esto llevará a que la eficiencia energética sea más valorada?

R Sí. Y eso que nos pilló en una primavera atemperada. Imagina en invierno con la calefacción las 24 horas o el aire acondicionado si hubiese un rebrote en verano y decretasen otro confinamiento.

P Se afirma además que tanto los espacios cerrados como la climatización artificial facilitan la propagación del virus. ¿Debe haber un cambio normativo para potenciar aspectos como el aislamiento térmico natural, la ventilación cruzada, etc.?

R La buena noticia es que está a punto de entrar en vigor el nuevo Código Técnico de la Edificación, que incluye estos cambios a nivel estatal. Además, próximamente se publicará un documento de apoyo para introducir sistemas bioclimáticos en el que ha colaborado el Ibavi (Institut Balear de l'Habitatge). Lo triste de esto es que siempre esperamos a que sea la normativa la que nos obligue a llegar a unos mínimos de calidad.

P Los balcones y terrazas se han convertido en muchos casos en el único contacto con el exterior. ¿Son espacios imprescindibles en la arquitectura postcovid?

R Ya lo eran para tener una buena calidad de vida, pero antes no los valorábamos tanto. Con el Covid, condiciones básicas de una casa se han convertido en valores de mercado, como tener una buena ventana, balcón o terraza, que proporcionan muchas ventajas, no solo un espacio de conexión con el exterior; también vistas, la entrada de sol en invierno para calentar la casa y ventilación en verano, funciones que los arquitectos intentan ofrecer.

P También hemos descubierto las azoteas. ¿Por qué están tan desaprovechadas?

R Porque no se hace la inversión necesaria para que sean espacios habitables. Al igual que una casa, se tienen que colonizar y adaptar, con mobiliario, sombra para los momentos de calor, un lugar para guardar una mesa y unas sillas para comer o cenar, etc. Necesitan un equipamiento y hasta ahora nadie se había preocupado.

P Teletrabajo en la cocina, clase en la sala de estar... Nos hemos visto obligados a cambiar los usos. ¿Habrá que pensar en un mayor número de estancias o en espacios polivalentes?

R La vivienda pública ya lleva tiempo apostando por la polivalencia, pero esta propuesta no ha llegado al mercado privado. Se puede, por ejemplo, organizar la vivienda mediante la suma de distintos espacios de igual superficie dejando al usuario la posibilidad de decidir el uso de cada uno de ellos. Las estructuras familiares y las circunstancias cambian a lo largo del tiempo y las viviendas se diseñan de forma muy rígida, por lo que se está implantando esta nueva tendencia, como la de los espacios integrados, entre ellos la cocina abierta a la sala.

P ¿No será necesario tener más estancias para diversos usos?

R Hay que ir con cuidado con las ideas derivadas de una situación que puede ser circunstancial. Cuando se encuentre una vacuna, toda una serie de medidas de las que se hablan no serán necesarias. Un ejemplo: En 1918, la gripe española se extendió por Europa y en París hubo unos arquitectos que se plantearon demoler todo el casco antiguo para levantar allí rascacielos porque, supuestamente, las condiciones de higiene eran mejores.

P Los promotores solicitan al Govern

R Es importante que la vivienda sea lo suficientemente amplia para sentirse bien. Los arquitectos Lacaton y Vassal reivindican un mayor espacio con el argumento de que, si todos dispusiésemos del necesario, probablemente no harían falta las segundas residencias y así habría más viviendas disponibles y evitarían problemas como los desplazamientos, entre otros muchos. Y proponen casas con grandes terrazas, como las que proyectaron en Burdeos para transformar viviendas sociales [este proyecto ganó el premio Mies van der Rohe 2019]. Dicho esto, si los promotores quieren construir pisos más pequeños, pueden optar por las viviendas dotacionales, que se tienen que poner en valor. Son para grupos específicos, como los jóvenes o mayores, y cuentan con espacios comunes, de relación, como por ejemplo un comedor para quien no le apetezca algún día comer en su minicocina, una sala de juegos, una coladuría compartida, etc.

P Todos sus proyectos priman el retorno a una arquitectura tradicional. ¿Qué ofrece que no tenga la actual?

R Lo que ha funcionado durante miles de años, como el control de la temperatura interior sin el uso de tecnología. Para garantizar el calor en invierno, necesitas por una parte mucho aislamiento y por otra mucha captación solar, es decir, aprovechar los mil vatios que te regala el sol cada día. Por tanto, es básico que entre en casa. ¿Cómo? Con grandes balcones y ventanas. En verano quieres que tu vivienda sea fresca y se logra con dos cosas: una ventilación cruzada orientada hacia el embat [brisa marina] y la inercia térmica, que son las paredes anchas de las casas antiguas. Ocurre porque las paredes tan gruesas se resisten al cambio de temperatura y almacenan el frescor, que van soltando durante el verano, muy positivo para este clima.

P Usted aprovecha los recursos materiales de cada zona. Si se generalizase esta práctica, ¿la industria local podría absorber la demanda?

R Y tanto. El problema es justo el contrario: hay falta de demanda, por lo que la industria local se está extinguiendo. Como no haya un esfuerzo colectivo por salvar este producto, morirá. Las canteras de marés están a punto de cerrar. Quienes trabajan allí son gente mayor y no hay relevo. Los tejares tradicionales, donde cuecen con biomasa de cáscara de almendra, también. Con esta crisis sanitaria, uno de los tejares nos ha avisado de que cerraría y cuando ocurra, no habrá nadie más que fabrique estos productos.

P ¿Es un sector por desarrollar, ahora que se habla tanto en las islas de la necesidad de diversificar el modelo productivo?

R Claro, pero necesita iniciativas para facilitarle las vías de salida. Hay materiales naturales que se podrían producir aquí y no se hace. Por ejemplo, en Cataluña hay fábricas de cemento que se están especializando en fabricar bloques de tierra comprimida como alternativa al bloque de hormigón. Solo llevan un poco de cemento de cal para darle más dureza, que tiene la ventaja de que se puede cocer con energías renovables. Las cementeras de la isla podrían hacer lo mismo. Para facilitar este cambio de modelo productivo, la industria local de la construcción necesita un impulso por parte de la administración pública de las islas.

P También se habla de decrecimiento turístico, pero nadie se acuerda del esponjamiento de la costa. ¿Se podría aprovechar el material de los hoteles que se derribasen?

R Es una alternativa que se está implantando en varios países de Europa. Se llama urban mining [minería urbana] y entiende los edificios como las minas del siglo XXI. Podría llegar a desarrollarse una normativa que prohibiese la extracción de áridos del suelo y obligase a derribar un inmueble para disponer de áridos con el fin de construir uno nuevo. No solo es posible, sino que ya hay varios arquitectos trabajando en ello, como N'Undo, en Madrid, que lo propusieron con el hotel Algarrobico, en el Cabo de Gata; y Rotor DC, en Bruselas, especializados en la demolición de edificios y la venta posterior de todas aquellas partes que comercialmente son viables. En Europa comienza a haber iniciativas de reciclaje de edificios y aquí se podría hacer perfectamente. El esponjamiento de construcciones es una opción más de la arquitectura.

P Usted crea viviendas sociales low cost y el proyecto de Lacaton y Vassal en Burdeos también era de bajo coste. ¿Por qué siguen siendo tan caras?

R Porque el precio no depende solo de la construcción, sino de la presión del mercado. Si queremos viviendas baratas, no podemos pensar que el mercado se regula solo, ya que si es libre, todo el que tenga capital puede comprar en Mallorca, por lo que los locales deben competir con gente que tiene más capacidad económica. En España, durante el franquismo y la democracia, siempre se ha apostado por el mercado libre, mientras en el resto de países de Europa desde la Segunda Guerra Mundial se establecieron políticas de vivienda pública construyendo en muchos casos un gran parque de pisos de alquiler. Ahora tenemos que compensar todo el trabajo que no se ha realizado en todos estos años.

P El espacio urbano también debe repensarse con los nuevos tiempos. Centrándonos en una zona de Palma, ¿Palmaqué no puede faltar ahora en Son Busquets

R Lo mismo que se pedía el año pasado, que ya daba respuesta a los problemas que han surgido.

P ¿Qué se ha aprendido con la crisis a nivel arquitectónico?

R Se ha visibilizado la necesidad de la calidad que desde el sector se ha reclamado siempre.

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