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Entrevista

Albert Lobo: "Se ha notado que las familias no somos la parte más fuerte de la comunidad educativa"

El presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapa) lamenta la lentitud para facilitar la conciliación e indica que "socialmente se ha dado esa función a la escuela por la falta de medidas estructurales"

Albert Lobo: "Los niños son los grandes olvidados, del confinamiento y del desconfinamiento"

Albert Lobo: "Los niños son los grandes olvidados, del confinamiento y del desconfinamiento"

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Albert Lobo: "Los niños son los grandes olvidados, del confinamiento y del desconfinamiento" Mar Ferragut Rámiz

P ¿Los niños y las familias han sido los grandes olvidados del confinamiento?

R Todavía hoy lo son, sobre todo los niños, del confinamiento y del desconfinamiento. Ya se han abierto toda una serie instalaciones públicas y privadas y los parques están cerrados. Igual que les pasará a colectivos como los mayores, que lo han pasado muy mal, habrá repercusiones a nivel infantil y se tendrían que empezar a gestionar ya.

P ¿Repercusiones a nivel de salud mental y emocional?

R A todos los niveles. Desde el momento en que se puso el énfasis en que los niños podían ser supercontagiadores, se les culpabilizaba de una cosa que según los últimos estudios no era real. Habrá que explicarles muy bien por qué les ha pasado todo lo que les ha pasado.

P El confinamiento empezó en marzo, la desescalada en mayo y las medidas de conciliación llegan a dos semanas de que acabe el curso. ¿Tarde?

R Nosotros lo pedimos desde el primer momento. Durante el confinamiento hemos visto que lo del teletrabajo y la conciliación no está tan bien pensado; pero es que teníamos tiempo para preparar el desconfinamiento y al final lo hemos retrasado el máximo posible. Es positivo que el verano podrá estar abierto, si todo va bien, con plazas y precio para todas las familias que lo necesiten, pero la normativa no está ni publicada. Y de eso dependen los ayuntamientos, principales encargados de esta oferta.

Al menos por primera vez hablamos de esto. Si todo va bien en julio tendremos la primera reunión de la mesa de conciliación. Todos los actores sociales, administraciones y entidades estaremos y esperamos que sea un primer paso, como se hizo con la comisión 0-3.

P ¿La escuela también ha de servir para conciliar?

R Quien dijo que la escuela tiene una función conciliadora fue el ministerio de Educación con el primer plan de desescalada y también la Conselleria, cuando se planteó que los niños de 0 a 6 podían volver. Además, en el artículo 47 del anteproyecto de ley educativa se dice que la Conselleria ha de hacer todo el posible para ayudar a las funciones educativas y de conciliación.

La función de la escuela es educativa, socialmente le hemos dado una función conciliadora porque en nuestro estado del bienestar las medidas de conciliación no son estructurales. Es injusto que se nos acuse a las familias de querer que la escuela tenga esta función. Es que está montado así. Nosotros hace años que reclamamos un plan.

P ¿Cree que se implicarán las empresas?

R Son parte fundamental, todos los trabajadores en teoría tienen unos derechos laborales. Pimem y CAEB estarán en la mesa, ya hemos tenido contactos y son los primeros interesados: si los trabajadores no pueden conciliar pueden fallar en el trabajo. La administración también tiene que legislar de forma clara y vigilar, y si una empresa no cumple, que sea penalizada.

P Además de la digital, se ha visto la brecha sociocultural: padres que no han querido o no han podido acompañar a sus hijos en el aprendizaje ¿Surge la brecha educativa ?

R Sí, aquí no hay fisuras: la escuela presencial es un igualador social. Hemos tenido que reinventarnos para entrar en el mundo on line y hemos visto que la social es la gran brecha. La falta de dispositivos y de conexión más tarde que pronto se ha podido solucionar ¿Qué pasa cuando son siete u ocho personas en un piso, cuando aquella familia no tiene recursos educativos para su hijo...? Y otras muchas circunstancias que influyen en el rendimiento de los niños. Los números bailan, pero podemos hablar de mil niños que ni han dado señales de vida: son mil fracasos a nivel de brecha social.

P Una crisis sanitaria

R Sí. Lo primero será ver cómo reenganchar a todos estos niños a un sistema que no sabemos cómo será: si no es presencial será muy difícil. Habrá que intentar paliar todo lo que se han perdido. Habrá casos de crisis educativa brutal. También podemos aprovechar para reinventar cosas que no funcionaban: habrá un debate muy claro sobre el currículum, sobre qué es fundamental aprender. Lo prioritario durante los tres primeros meses será reenganchar a los que se ha quedado por el camino. Sabemos que eso será un trabajo ingente para docentes y familias, pero habrá que encontrar la vía: si no, condenamos al fracaso a un grupo de niños que no son culpables de lo que ha pasado.

P ¿Qué opina de cómo ha gestionado la situación la Conselleria?

R Hemos tenido algunos enfrentamientos, lógicos. Toda las administraciones han ido improvisando y valoramos aciertos, como dar una respuesta rápida con el tema de las tarjetas comedor, pero también ha habido instrucciones contradictorias, idas y venidas... Las familias no somos la parte más fuerte de la comunidad educativa y eso se ha notado.

P ¿Cómo valoran la oposición de los sindicatos a reabrir los centros este curso

R Nosotros diferenciamos las reacciones de los docentes y las de los representantes de los docentes. Todos nos hemos tenido que reinventar: niños, familias y docentes. Si el problema para los representantes sindicales eran los protocolos sanitarios, hechos por expertos, echamos a faltar que les hicieran críticas constructivas. Nosotros partíamos de la base de que eran correctos.

P ¿Creen que era posible y seguro reabrir los centros?

R Como muchas escuelas hicieron cuando se pudo abrir para los de 2º de Bachillerato y 4º de ESO. Si un centro puede hacerlo, ¿por qué otro no? Las familias cumplimos las normas y si nos dicen que nuestros hijos han de ir con mascarilla, van con mascarilla. Nosotros entramos a debatir cuestiones pedagógicas y de organización, no el protocolo. Si ése era el problema, podrían haber hecho aportaciones.

P ¿Existe un sentimiento de decepción entre las familias?

R Hay un sentimiento de gratitud hacia muchos docentes que han hecho un gran trabajo, pero también de perplejidad, como de decepción y de no entender nada, al ver cómo se daban pasos en el ámbito privado y en el público y las escuelas parecía que iban por otro camino, cuando había un protocolo sanitario que lo regulaba. No entendíamos el diferente criterio.

Se hizo un esfuerzo brutal con la educación on line, pero no se veía el mismo ímpetu para intentar hacer una vuelta que ere para resolver dudas en algunos niveles e intentar cerrar el curso, algo a lo que la presidenta le dio su valor: la escuela es la casa de los niños y se les echó por un motivo muy determinado. Simplemente era cerrar un curso cómo se pudiera.

P La comunidad educativa se movilizó unida contra el TIL y los recortes y luego trabajó de forma conjunta en una iniciativa inédita, Illes per un Pacte. ¿Es un recuerdo muy lejano?

R Esperamos que de aquí a de septiembre podamos volver a tener un objetivo común, que para nosotros es claro: el alumno es el centro del sistema. En septiembre tenemos que montar un sistema, sea presencial o semipresencial, donde las necesidades de las familias y de los docentes vayan por detrás de las de los niños, así de claro. Ahora hemos notado fricciones, pero niños, familias, docentes y administración tenemos tres meses para unirnos en este objetivo común. Podemos superar la situación. Además habrá que hacer frente común para cuando necesitamos recursos.

P ¿Un frente común ante posibles recortes?

R Nosotros somos realistas: veamos qué tenemos y hasta dónde podemos exprimirlo. La prioridad ahora será la reconstrucción social, dentro de ésta va la educativa, pero hay miles de personas en el paro, necesidades sanitarias... El Govern hace lo que puede. Sabemos que el presupuesto del año que viene será irrisorio. Al menos habrá un fondo para educación, no sabemos cuánto nos llegará, pero al menos sabemos que algo llegará.

P ¿Por qué cree que la asistencia a las tutorías y sesiones de refuerzo

R Ha sido un cúmulo de circunstancias. La Conselleria no ha sido nada ágil al informar. Y cada centro ha gestionado la información como ha creído: algunos han sido muy proactivos y se han esforzado para cerrar el curso, y otros menos. Creemos en la autonomía de centro, pero no puede implicar que tengas menos oportunidades porque tienes la suerte o la desgracia de estar en un centro o en otro.

P ¿Es suficiente el plan de acompañamiento escolar de verano?

R Ha generado expectativas frustradas. Al final es un plan de unas horas misérrimas en julio para dar clases de repaso, con muy pocos alumnos y sujeto a la voluntariedad del centro. Ni llega a todo el mundo, ni a todo el mundo que lo necesita, ni soluciona la parte emocional. Se ha ampliado un poco y se ha vendido como si hubieran inventado la pólvora. No se ha replanteado para el momento extraordinario que vivimos.

P ¿Cómo va el trabajo de las comisiones para el curso 2020-21?

R A final de junio tendrá que estar acabado. Y estar preparados para todo. Si hay un nuevo confinamiento la respuesta tendrá que estar muy clara, no podemos volver a improvisar. La administración está haciendo mucho trabajo en las comisiones. Pero hay muchos problemas, un día se nos dice una cosa y al día siguiente la ministra dice otra.

Insistimos en poder tener recursos y que el alumno sea el centro. Y si para eso se han de tocar cuestiones como los horarios o los agrupamientos, las familias queremos educación presencial y defenderemos que se haga todo lo posible para conseguirla. E igual eso significa que también las familias tengamos que aceptar cosas que no nos gustan, como hacer clase en el patio o que tengan que volver a poner aulas modulares. Si necesitamos espacios y la única opción que tenemos es poner una prefabricada, creo que todas las familias lo entenderemos.

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