El Obispado de Mallorca ha puesto a disposición de los servicios sociales del Consell, repartidas por toda Mallorca, que se encargarán de acoger a personas que carecen de hogar. En estos momentos ya funcionan tres de estos espacios y se están terminando de reformar las dos últimas propiedades. Se calcula que en todas ellas podrán vivir unas 80 personas con problemas económicos y de adaptación social. Estos espacios de ayuda están gestionados por la fundación La Sapiència.

El obispo Sebastià Taltavull recibió ayer a la presidenta del Consell, Catalina Cladera, y al responsable del Institut Mallorquí d'Afers Social, Javier de Juan, para mostrarle las instalaciones de la finca de Son Ribas, cerca de Secar de la Real. Desde hace dos semanas en este espacio residen 18 de las personas que tuvieron que pasar el confinamiento en el hipódromo de Son Pardo.

Además de Son Ribas, el Obispado también dispone en estos momentos de una propiedad en el barrio del Molinar y otra en Roberts. Y se ultima la rehabilitación de otros dos espacios en Muro y en Binissalem. El obispo explicó que el objetivo de la Iglesia es poner a disposición los edificios que dispone para que "todas las personas puedan vivir con dignidad". Señaló que estos usuarios serán atendidos en base a sus necesidades, pero que para llevar a cabo estos proyectos sociales, se precisa la ayuda económica de las instituciones, por lo que se mantiene esta estrecha relación con el Consell de Mallorca. "Queremos ayudar a todas estas personas a superar su difícil situación, porque no se trata solo de aparcarlas en estos edificios y olvidarse de ellos", señaló Taltavull.

Por su parte, la presidenta del Consell de Mallorca explicó que se está trabajando para encontrar un lugar donde vivir a todas las personas con dificultades económicas, que han pasado el periodo de confinamiento en Son Pardo y en el polideportivo de Sant Ferran, donde se transformaron espacios para esta población sin recursos. Cladera explicó que a partir de ahora, sobre todo cuando se afronta una grave situación económica, la administración insular no pretende olvidarse de todas estas personas y por ello, a través de la colaboración con el Obispado, se pretende buscarles un espacio donde puedan vivir.

La presidenta del Consell se comprometió a "no dejar a nadie atrás en esta crisis" y reiteró la necesidad de apostar por la política de ayuda social para que todas las personas puedan tener una "oportunidad para proyectar su vida".

Catalina Cladera aseguró también que "se ha trabajado mucho" para atender a las personas que fueron ubicadas durante el confinamiento en Son Paro y en Sant Ferran, y que en estos momentos se están buscando soluciones para que todos estos usuarios de los servicios sociales puedan continuar disfrutando de un espacio donde dormir, en lugar de hacerlo en la calle. Detalló que gracias a la ayuda de La Sapiència se ha resuelto la situación de 80 personas, y el resto serán ubicados en otros espacios que gestiona el Consell de Mallorca.

Alberto de Juan señaló, por su parte, que todas estas personas que han vivido estos dos meses confinadas en estos espacios deportivos del Consell tienen derecho a una segunda oportunidad. Por ello, se ha duplicado la capacidad de la red asistencial.