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Entrevista

Joe Holles: "La sociedad debe alzar una única voz y empujar al Govern para que cambie el modelo productivo"

"No hay que tener miedo de poner un límite al número de turistas"

Joe Holles: "Es el momento de cambiar el modelo productivo y abandonar el monocultivo turístico"

Joe Holles: "Es el momento de cambiar el modelo productivo y abandonar el monocultivo turístico"

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Joe Holles: "Es el momento de cambiar el modelo productivo y abandonar el monocultivo turístico" Raquel Galán

En un reciente artículo sobre el futuro de Balears tras la pandemia del coronavirus, el portavoz de la Fundació Iniciatives del Mediterrani, Joe Holles, se pregunta si el momento de acometer el cambio del modelo productivo es ahora o nunca. El artífice del documental Overbooking se decanta por lo primero, debido a que la crisis de la Covid-19 "ha dejado aún más clara la fragilidad de la economía y la insostenibilidad del actual monocultivo turístico". Aboga por hacerlo con un gran pacto para la reconstrucción sin volver a los errores del pasado.

P ¿ Con el polémico decreto ley sobre reactivación económica

R No es que haya elegido nunca, pero ha dejado patente que cree que la sociedad y el entramado empresarial no están preparados para dar los pasos necesarios. El Govern tiene que ser valiente y no coger los atajos fáciles para crecer de cualquier modo a corto plazo. Tiene que apostar por el medio y largo plazo y mejorar el modelo productivo con un plan sólido, ambicioso, que potencie la diversificación económica y en el que el archipiélago se convierta en un referente internacional de buenas prácticas sociales y medioambientales, un lugar atractivo para visitar e invertir.

P ¿ El turismo debe continuar siendo el motor económico?

R Es nuestro gran motor, aunque tendremos que pensar cómo lo regeneramos y lo aprovechamos para apoyar a otros sectores ahora olvidados o aún por descubrir. Hace años que sabemos que nuestro modelo hace agua, pero parecía que no nos atrevíamos a tocar nada por si se rompía. Esta crisis ha dado un golpe en la mesa y ha demostrado que no podemos permitirnos seguir aplazando la transición económica que las islas necesitan.

P Alegan que son medidas a corto plazo para que inviertan los que más tienen y acaben con la debacle del desempleo.

R Reactivar la economía es una prioridad y si no das incentivos atractivos para que inviertan los que más tienen es muy difícil que se reactive, aunque hay que tener claro que todo lo que hagamos hoy, las acciones a corto plazo, acaban siendo los cimientos del largo plazo. Y si ahora no somos valientes en las medidas, nunca cambiaremos el modelo. Ya hay empresarios locales y extranjeros residentes en la isla que quieren invertir en un nuevo modelo, en proyectos sostenibles, aunque no lo hacen porque no ven ningún plan ambicioso por parte de la administración pública.

P Su deseo de un pacto social parece difícil dada la variedad de posiciones ideológicas.

R Tenemos que ser capaces de llegar al consenso de la sociedad civil y empujar al Govern y el resto de las administraciones, porque cada una quiere su plan y no hay una gobernanza clara. Primero hay que conseguir una única voz y levantarla, aunque sea con tres puntos básicos. Es verdad que los ecologistas y los empresarios, por ejemplo, tienen objetivos diferentes a corto plazo, pero no debería ocurrir si abren el foco, con una visión más amplia. Los intereses y necesidades económicas deben alinearse con las necesidades e intereses medioambientales, ya que de lo contrario no podrán ser viables. Lo que no sea sostenible, tampoco será viable económicamente y desaparecerá.

P Durante la última semana han surgido diversas voces. El Club de Roma en la isla apuesta por el ámbito digital, las ciencias ambientales, las de la salud y la dermofarmacia. Centrándonos en el modelo turístico actual, el colectivo Alternatives ha pedido decrecimiento. ¿Ustedes?

R Por supuesto. Esa palabra da miedo a mucha gente, porque les parece que se habla de que todo decrezca, incluso nuestra calidad de vida, y es al contrario si se hace bien. La cuestión es corregir el monocultivo turístico decreciendo estratégicamente en ciertos segmentos o sectores y creciendo en otros para compensar.

P Algunos economistas prevén la recuperación total para 2022. Sin embargo, la masificación es incompatible con la Covid-19. ¿Hay que poner ya el límite al número de visitantes?

R Tampoco nos tiene que dar miedo. Si ayuda a alcanzar el plan, adelante. El problema en las islas es que aplicamos la máxima de Buckminster Fuller de 'si algo no funciona, construye algo mejor y acabará sustituyéndolo'. Suena muy bien, pero aquí se demuestra que con el turismo no sirve, ya que añadimos más y más sin que desaparezca lo anterior. Llevamos décadas introduciendo nuevos segmentos (sol y playa, excesos, lujo, alquiler vacacional, desestacionalización), sin corregir los más nocivos. Una planificación, en cualquier ámbito, debe tener una doble vertiente: por un lado, proponer, crear, desarrollar. Y por el otro, corregir, ordenar, regular, limitar, y no se ha hecho.

P ¿Cómo se logra que cambien un hotelero o la oferta complementaria que viven del turismo de masas y/o excesos?

R El pequeño empresario que continúa haciendo lo de siempre porque es lo que conoce no tiene la culpa. Él debe mirar por la rentabilidad, pero es responsabilidad de la administración, mediante la planificación, la regulación y los incentivos, provocar los cambios necesarios para que esa rentabilidad se alinee al máximo con el interés general. Si se produce un reposicionamiento radical de las Balears como unas islas sostenibles, sanas e innovadoras, si hay una apuesta fuerte por este nuevo modelo, atraeríamos este tipo de visitantes, y las masas y excesos serían cada vez menos rentables.

P ¿Esa es la tendencia?

R Sí. Cada vez más, lo sostenible será rentable. El Govern también podría condicionar estímulos económicos a objetivos de sostenibilidad. El Green New Deal [el nuevo acuerdo verde] europeo propone ayudar a las aerolíneas solo si se comprometen a emitir menos CO2. Aquí podríamos dar facilidades o ayudas a aquellas empresas cuya actividad se alinea con un plan pactado de sostenibilidad. Es el tipo de cosas que se pueden impulsar si las administraciones, incluyendo puertos y aeropuertos, y la sociedad civil dejáramos de lado las diferencias y fuéramos todos a una.

P Con el decreto del Govern, el impuesto de turismo sostenible ha dejado de tener esa finalidad. ¿Tiene sentido mantenerlo?

R Sí, pero volviendo a su objetivo de sostenibilidad. El turismo tiene muchos efectos negativos sobre la sociedad y el medioambiente que se deben mitigar y el impuesto ofrecía esa posibilidad.

P Durante el confinamiento, el sector agrícola y el comercio de proximidad cobraron una gran relevancia, pero ya nos estamos olvidando de ellos. ¿Por qué?

R Lo fácil es retornar a los malos hábitos de siempre en cuanto se nos da la oportunidad. Se aplica también a nivel macroeconómico mundial y de la economía balear. Lo que hay que hacer es tomar nota de las lecciones positivas que ha dado esta crisis, de los atisbos de esperanza, y reforzarlo para la reconstrucción. Con su agilidad y capacidad de adaptación durante el confinamiento, tanto el sector primario como el comercio de proximidad han demostrado su fuerza, y ahora los olvidamos de nuevo. La administración tiene que contribuir a que no ocurra e integrarlos en la reconstrucción turística sostenible.

P ¿Cómo?

R Poniéndolos en el centro. Esa es la clave. Es lo que garantizará la competitividad del sector a medio y largo plazo, y se beneficiarán mutuamente. Los turistas buscan cada vez más conocer y conectar con las tradiciones del lugar que visitan, experiencias auténticas, como disfrutar de la gastronomía, la cultura, la artesanía, la pequeña industria local... Si reforzamos todo esto, es un valor añadido que te diferencia del resto. Cuando un hotel de Valldemossa ofrece a sus clientes productos de un payés del pueblo, ambos salen ganando, además de ser respetuosos con el medio ambiente. Es muy sencillo y algunos ya lo hacen.

P El Govern apuesta por las energías limpias eliminando requisitos medioambientales para los parques fotovoltaicos. ¿Peligra el paisaje agrario?

R En muchos casos, sí. Hay que hacerlo en zonas de bajo valor agrícola y medioambiental.

P También es presidente de Tramuntana XXI. La primavera silenciosa se ha acabado en la Serra con las carreras ilegales de motos

R Es un problemón que va a más y existe una solución muy sencilla que, quién sabe por qué motivo, parece muy complicada: Hacer cumplir la ley. Sistemáticamente, se incumple la velocidad máxima y el límite de decibelios, aunque ninguna administración es capaz de hacer nada. Es absurdo.

P ¿Ya hemos olvidado que es Patrimonio de la Humanidad?

R El problema de la Serra es que no ha conciliado los nuevos usos con los tradicionales y la gestión del entorno. Aumenta de forma masiva la afluencia de turistas mientras se están perdiendo los usos agrícolas, que son los que permiten mantener el equilibrio del ecosistema. Es otro motivo para poner en valor este sector y conectarlo mejor con el turismo.

P ¿Está masificada?

R La Serra sufre el day-tripping [el visitante de un día] y un estudio que hemos hecho revela que el gasto medio de un turista por día en Valldemossa es cuatro veces inferior al gasto en el resto de la isla si excluimos el alojamiento. Debemos ser capaces de captar sus recursos económicos para que reviertan en el sector agrícola y contribuir así a la gestión de la Tramuntana. Un visitante que viene a pasearse no va a proteger la Serra. La mayoría no sabe que aquí hay productos de una gran calidad que podría consumir en los restaurantes o adquirir en los comercios de proximidad, pero como no se han promocionado, los turistas no los buscan.

P ARCA defiende el patrimonio como gran activo económico. ¿Por qué no se habla de él para la ansiada diversificación?

R Cada vez hay más concienciación sobre el valor del patrimonio, pero puede que no se haya encontrado la manera de rentabilizarlo, que sea sostenible por sí mismo y perdure en el tiempo. Esto pasa con los bancales, por ejemplo, y volvemos a la importancia de la agricultura para poder conservar estos elementos de la Serra, así como el resto de los marges.

P ¿Qué hay que hacer para que dueños de fincas con caminos públicos no los cierren?

R Incentivarlos con ayudas para mantenerlos, que vean que es una oportunidad dejarlos en buenas condiciones, y al mismo tiempo concienciar a los excursionistas sobre buenas prácticas en entornos naturales.

P Tras Petit Deià, ¿habrá más sorpresas urbanísticas?

R Por desgracia, sí, habrá más.

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