Una mujer, que venía siendo sometida a un estricto control por su pareja, fue rescatada por la Policía, tras sufrir un nuevo episodio de malos tratos. Por fortuna, los vecinos escucharon los gritos de la víctima, que llegaban hasta la calle, y avisaron a la Policía, que detuvo al presunto agresor. Se trata de un individuo de 37 años de edad, que terminó durmiendo en los calabozos de la comisaría, tras ser denunciado por un delito de malos tratos en el ámbito familiar, sobre la persona de su pareja.

Según señalaron ayer fuentes policiales, la disputa familiar que justificó la actuación policial se produjo sobre las siete de la tarde del pasado martes. Una vecina del barrio de Camp d'en Serralta, en Palma, avisó a la sala del 091. En su llamada comunicaba que un hombre estaba agrediendo a una mujer y lo estaba escuchando desde la calle.

La respuesta policial fue inmediata. Una patrulla acudió al lugar donde indicaba la vecina. Lo primero que hicieron los agentes fue dirigirse hacia el portal de la finca y los propios agentes escucharon unos gritos de una mujer, procedentes de un balcón, acompañados por una serie de golpes. La víctima estaba suplicando que no le pegaran más.

Al comprobar que se trataba de un episodio de violencia familiar los agentes entraron en el edificio y localizaron la vivienda. Situados frente a la puerta volvieron a escuchar gritos y golpes, por lo que los policías llamaron con insistencia a la puerta, que permanecía cerrada. Al tiempo que tocaban el timbre se identificaron como policías y requerían que les abrieran la puerta. De pronto, se hizo el silencio en el interior de la casa y dejaron de escucharse los gritos.

Ante la evidencia de que se trataba de un episodio de violencia, temiendo por la integridad de la mujer, los agentes optaron por franquear la puerta, a la vez que se identificaban como policías. De inmediato pudieron observar cómo la casa evidenciaba síntomas de pelea.

Los agentes encontraron al hombre en la vivienda, pero la mujer no se encontraba con él. El individuo estaba muy agitado. Estaba sudando y en un estado de nerviosismo. Al ser preguntado por los gritos, dijo que estaba solo y que en aquella casa no vivía ninguna mujer.

No fue complicado averiguar que estaba mintiendo. Uno de los policías realizó una inspección por toda la casa y se encontró a la víctima escondida en el cuarto de baño. La mujer estaba en estado de shock. Presentaba múltiples golpes y heridas. Contó que su pareja la tenía sometida a un estricto control, ya que era muy celoso. Sus familiares, cuando querían hablar con ella, solo podían hacerlo llamando al teléfono de su pareja. Los vecinos confirmaron que hubo otras agresiones anteriores. En una ocasión se escuchó cómo se rompía un cristal y se lanzaba un colchón por la ventana, mientras una mujer gritaba. Estas continuas discusiones se escuchaban desde la calle.