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El cambio de modelo llegará en la fase digital

Expertos plantean la opción de que Mallorca sea una plataforma tecnológica de referencia para librarse de su dependencia del turismo

El Grupo Roma Balears mantuvo ayer una primera reunión en la que se abordaron diferentes vías para salir de la crisis. manu mielniezuk

La delegación en Balears del Club de Roma inició ayer su andadura con una sesión monográfica sobre el "obligado" cambio de modelo en Balears, a la que la pandemia ha castigado con especial dureza por su excesiva dependencia del turismo. El debate sirvió para presentar a los diez miembros de esta asociación en las islas, grupo que coordinará José Francisco Conrado de Villalonga, doctor en Derecho.

El Club de Roma Baleares lo formarán Jorge Dezcallar, embajador de España; José María Fuster, ingeniero superior aeronáutico; Enrique García Riaza, doctor en Historia; Grace García Santos, licenciada en Ciencias Económicas y Sociales; Félix Grases, catedrático de Química Analítica; Llorenç Huguet, rector de la UIB y catedrático de Ciencias Matemáticas, Informática, Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial; Teresa Riera, catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial; Joana Maria Seguí, catedrática de Geografía Humana; y Joaquín Tintoré, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El grupo en las islas será un apéndice más de una asociación fundada en 1968 en Italia y que llegó a España de la mano de Isidre Fainé, presidente de La Caixa. La asociación, un 'lobby' formado por expertos de distintas disciplinas implantado en medio centenar de países, nace en Balears con el objetivo de aportar ideas. Y ahora todo lo mediatiza la emergencia sanitaria, ya transformada en emergencia económica y social. "Nuestra primera industria, el turismo, ha quedado en una situación de colapso", destacó Conrado de Villalonga antes de plantear varios interrogantes al resto de miembros.

Abrió fuego García Riaza: "Pese a todo, estamos ante una gran oportunidad para generar propuestas de valor basadas en la I+D+I [investigación, desarrollo e innovación]. Eso puede desarrollarse perfectamente desde un contexto insular".

La quinta dimensión

La valoración fue unánime: todos los caminos para librarse de la dependencia del turismo pasan por la ciencia, la tecnología y la transformación digital. "La digitalización es la quinta dimensión y se complementa con las cuatro que ya manejamos habitualmente", enfatizó Fuster.

"En la dimensión digital el espacio no existe, aunque el tiempo sigue transcurriendo. Y ahí se pueden desarrollar nuevas formas de relaciones económicas y sociales", añadió este ingeniero.

Sin embargo, a medida que la digitalización gane terreno, también aumentarán los riesgos para la seguridad de los usuarios. "Esta pandemia ha provocado una migración forzada del mundo analógico al digital en la empresa, la administración y la educación. Y me hago una pregunta: si un virus biológico ha sido capaz de provocar un parón económico y social, ¿qué ocurrirá con un virus cibernético que atacara a esa quinta dimensión?", se preguntó Huguet.

"Un virus cibernético asimilable al biológico supondría lo mismo: paralización de la economía y caos social", añadió el rector.

Dezcallar también apostó por explorar "la vía digital" para mitigar la dependencia del turismo. Y expresó su confianza en los cuantiosos fondos prometidos por la Unión Europea para resucitar la actividad económica: "Ese dinero priorizará proyectos de transición tecnológica y ecológica. Va a haber apoyo financiero para convertir Balears en una plataforma de desarrollo digital".

Seguí indicó que llueve sobre mojado en un archipiélago marcado por un "fuerte desequilibrio en el reparto de la riqueza"y por el "deterioro paulatino de la calidad de vida" de su población. Y aportó un crudo diagnóstico de la situación en las islas: "El PIB per cápita era el mayor del Estado en 1986 y en 2015 había caído a la séptima posición. Las familias han ido empobreciéndose un 30% de media. Y el monocultivo turístico ha manifestado una gran vulnerabilidad donde la industria solo aporta el 7,5% del PIB, la agricultura es residual y abundan los salarios bajos", lamentó esta geógrafa.

Riera habló de la "urgencia" de diversificar el modelo. Y puso como ejemplo el futuro Nou Llevant de Palma, un "polo de conocimiento". "Hay que diversificar hacia la innovación y la atracción de talento en el ámbito digital, en las ciencias ambientales y en las de la salud", destacó.

Tintoré recordó que el medio ambiente "juega un papel esencial en Balears", y reclamó gestionar ese ámbito "con las herramientas modernas que nos ofrece la tecnología".

García Santos subrayó que son las empresas las que deben "liderar" la reactivación y diversificación económica, y reclamó la colaboración del sector público.

Finalmente, Grases planteó que las islas son un buen escenario para desarrollar sectores como "la dermofarmacia, cosmética, aromas o fragancias" con el cultivo de plantas: "Daría valor a la agricultura porque son plantas que viven en climas áridos y extremos. Si se ofreciesen másters orientados a estas industrias, saldrían muchos emprendedores".

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