"Han sido unos meses complicados porque no solo se trata de una persona que todo el mundo aprecia, sino también porque fue nuestro primer paciente grave ingresado por coronavirus", cuenta Sebastià Roig, adjunto del Servicio de Medicina Intensiva en el Hospital de Manacor y amigo íntimo de Bernardo García de la Villa. El médico recuerda las semanas previas a la declaración de la pandemia como un reto, precisamente por las connotaciones de una situación de crisis sanitaria y por las decisiones clínicas que tenían que ir tomándose: "Ha sido muy difícil emocionalmente", señala Roig. Explica que, aunque los trabajadores de la unidad de cuidados intensivos están "acostumbrados" a situaciones muy complicadas, todo es más duro cuando estás cuidando a alguien que aprecias y quieres: "Hay que entrar en la unidad con la cabeza fría, olvidar que es tu amigo y trabajar, sin perder nunca la parte humana", dice. Después de estos meses inciertos, y tras los primeros tratamientos clínicos que no funcionaron con García de la Villa, llegó la alegría y emoción de ver cómo su amigo era trasladado a planta 74 días después de ingresar en una UCI. "Su pronóstico era muy malo, muy complicado, por eso nos emociona tanto", apunta Roig, que celebra el buen trabajo hecho tanto por los médicos del Hospital de Manacor como los de Son Espases. "Ha sido un gran trabajo en equipo".