Unas 200 personas, aunque algunas fuentes señalaron que podrían ser hasta 500, participaron ayer por la tarde en la fiesta de los tambores de Benirràs, en el municipio ibicenco de Sant Joan, desoyendo las advertencias sobre el peligro de las aglomeraciones de personas y que en la fase 2 de la desescalada, en la que se encuentra Ibiza, están prohibidas las reuniones de más de 15 personas [Mira aquí las imágenes].

Como se aprecia en las imágenes de un vídeo grabado por algunos testigos de lo que estaba ocurriendo, los asistentes no guardaban la distancia de seguridad que obliga el Gobierno para evitar la propagación y nuevos contagios del coronavirus.

Casi todos los participantes en la fiesta se amontonaban en la misma esquina de la playa, alrededor de los tambores.

En el lugar se presentaron agentes de la Guardia Civil alertados por vecinos. Los agentes cortaron los accesos a la playa para evitar que se siguiera sumando gente a la fiesta que, al parecer, duró varias horas.

Varias fuentes señalaron que no se llegó a desalojar la playa por precaución, ya que eran demasiadas personas las que se habían reunido allí y se temía una reacción negativa por parte de los participantes y que pudieran ocurrir incidentes. Según testigos, el sonido de los tambores cesó cuando el acceso a la playa quedó cortado. No obstante, los participantes en la fiesta continuaron en el lugar y la Guardia Civil siguió vigilando el acceso hasta que todos los asistentes regresaron a sus casas.

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Más de 200 personas participan en una fiesta de los tambores en una playa de Ibiza

Una fiesta polémica

La fiesta de los tambores de Benirràs, que llaman de la paz, es muy conocida en la isla. Se suele celebrar en las tardes de los domingos en los meses de verano, a pesar de las advertencias que se han hecho desde las administraciones públicas y las fuerzas de seguridad sobre el peligro que corren sus asistentes, ya que solo hay un acceso a la playa que en ocasiones ha llegado a quedar cortado por la acumulación de vehículos en los márgenes de la carretera. De hecho, en los últimos años la Guardia Civil ha cerrado los accesos cuando estaban previstas fiestas para que no se produjeran aglomeraciones, aunque esta vez ha ocurrido en pleno estado de alarma.

El peligro quedó patente en el incendio ocurrido hace diez años, cuando la playa no pudo ser desalojada por tierra al quedar la carretera cortada y las cientos de personas que estaban allí tuvieron que ser evacuadas por mar, muchas de ellos en barcos particulares, mientras las llamas avanzaban hacia el lugar.

El sábado también tuvieron que ser cortados los accesos a la playa de Cala Bassa, en este caso en el municipio de Sant Josep, por la afluencia masiva de personas, aunque el caso de Benirràs es el más grave que ha ocurrido hasta el momento durante el estado de alarma.