Las estrategias promocionales de la industria del medicamento, son muy amplias. Las actividades directa o indirectamente publicitarias de las compañías farmacéuticas y en general de tecnología sanitaria, van dirigidas a los diferentes niveles y ámbitos de los sistemas de salud y de la sociedad en su conjunto. Hay una profunda influencia de las compañías farmacéuticas en las asociaciones científicas y profesionales médicas y farmacéuticas, en las asociaciones de pacientes, en las áreas de responsabilidad institucional de las consejerías y por supuesto en los profesionales sanitarios de las áreas asistenciales de los servicios de salud.

La legislación que regula el medicamento se basa en un sistema de patentes y derechos de exclusividad del mercado, pensada para favorecer la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. Pero en la práctica permiten a las compañías farmacéuticas y los fondos de inversión que las financian, imponer unos sobreprecios de comercialización que generan beneficios espectaculares. Según datos de la Asociación europea de la industria farmacéutica (EFPIA), del total de las ventas de medicamentos en Europa, los costes de fabricación representan el 21 %, la parte que se dedica a investigación es tan solo el 16%, mientras que los beneficios son el 20%, los recursos dedicados al marketing alcanzan el 23% y las dedicadas a otras actividades, que incluyen operaciones financieras y promocionales representa otro 20%. El margen de beneficios de la industria farmacéutica ha sido hasta el momento muy superior al de otros sectores productivos, como por ejemplo la industria del automóvil o la de la energía.

Ello ha permitido a la industria del medicamento, dedicar enormes recursos económicos a la promoción. Dispone de departamentos completos de personal experto dedicado a estas actividades en áreas comerciales y asistenciales, en medios de comunicación y la prensa profesional dirigida a los colectivos sanitarios y a influir en la administración pública. Con estos recursos se financian multitud de reuniones científicas, actividades docentes, congresos de sociedades, premios y otros eventos en el mundo sanitario.

Pero también promocionan su relato en los medios de comunicación generales y en la sociedad en su conjunto. Promueven mensajes para favorecer el uso de fármaco e Impulsan una progresiva medicamentalización de la vida de las personas, basada en la creencia que toda enfermedad tiene tratamiento farmacológico efectivo, y que los medicamentos pueden solucionar cualquier alteración de los procesos naturales de la vida. Con el consiguiente sobreconsumo innecesario que causa en ocasiones graves consecuencias para la salud de la personas.

El impacto de la Covid-19

La llegada de la Covid-19 está produciendo un profundo cambio en todos estos aspectos. En primer lugar ha conllevado la aplicación de medidas de distanciamiento físico y limitaciones de la movilidad de viajes por el confinamiento. En el ámbito sanitario, una de las primeras disposiciones tomadas fue la drástica limitación de encuentros profesionales, reuniones científicas, congresos nacionales e internacionales y de actividades docentes presenciales. Con todo el perjuicio que ello ha representado. Pero al mismo tiempo se ha producido una rápida adaptación por parte de los profesionales, con la puesta en marcha o la potenciación que ya ofrecían las tecnologías de la información y comunicación, pero infrautilizadas. Muchos profesionales han estado y están participando actualmente en reuniones científicas, de coordinación de grupos de trabajo y formación médica. Tanto a niveles locales del centro de trabajo o de los servicios de salud, hasta en foros de muy alto nivel, con los mayores expertos internacionales. Y ello a bajo coste y sin necesidad de financiación por parte de la industria. Nos descubre que otros medios de interrelación, y de formación son posibles, más horizontales, participativos y eficientes.

La llegada de la Covid-19 también nos ha producido un aumento de la sensación de vulnerabilidad de nuestras vidas y la de nuestros allegados, hemos descubierto que estamos ante una situación de grave amenaza para la salud para la que no existen medicamentos eficaces ni vacunas, y que los recursos asistenciales, solo han permitido paliar en parte las consecuencias de la epidemia. Se ha roto el mito y la creencia que la tecnología puede controlar y solucionar todos nuestros problemas de salud. Este cambio debe considerarse en toda su importancia a nivel social. El concepto y percepción sobre la salud y sobre la capacidad de la tecnología y los medicamentos para solventar los problemas de salud está sufriendo un cambio profundo. Y ello tiene y tendrá consecuencias.

¿Y después?: La postnormalidad que queremos

En los últimos años, multitud de organizaciones y colectivos sanitarios, de pacientes, de organizaciones de la sociedad civil, han denunciado los precios abusivos de los nuevos tratamientos y la dificultad de acceso a los mismos. La falta de transparencia, una investigación insuficiente e ineficiente que no prioriza los problemas reales de salud de las personas. Formación del profesional sanitario en manos casi exclusivas de la industria. Falta de participación de organizaciones sociales en la gestión de la sanidad, falta de difusión a los ciudadanos de educación sanitaria e información objetiva sobre los medicamentos y las alternativas a la sobremedicalización. Muchas de estas entidades, a nivel estatal y a nivel local se coordinan en plataforma "No es Sano" o en la comisión promotora de la iniciativa legislativa popular Medicamentos a un Precio Justo.

Ahora es el momento de cambiar la situación, de conseguir que los nuevos medicamentos y vacunas para la Covid-19, sean asequibles y a precios razonables para los sistemas públicos de salud. Y para ello, no hay que esperar, hay que tomar medidas de cambios legislativos y de regulación, a nivel local, estatal y europeo. Con aplicación de las medidas que la OMS acaba de discutir y aprobar en su asamblea general sobre los medicamentos como bien público.

Y también es el momento que la información independiente y libre de humos industriales, difunda de forma objetiva cuales sobre los beneficios y riesgos de cada nuevo medicamento. Potenciar o crear los circuitos y estructuras de conocimiento del sistema de salud, dirigido a los profesionales sanitarios y a todos los ciudadanos. Es el cambio prioritario que debemos asumir, pero sobre todo es el momento de afrontar estos retos de la sanidad pública. Las conselleria, el servei de salut deben aplicar medidas para priorizar y hacer efectivo este nuevo paradigma de la salud como derecho humano y no como negocio.

*Especialista en farmacia hospitalaria, miembro de l’Associació per a la Defensa del Sanitat Pública i de la Plataforma Ciutadana per la Sanitat Pública de Balears