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La crisis del Covid-19 alcanza también a las cadenas de alimentación

Tras la avalancha de ventas de los primeros días de la pandemia, los supermercados ahora pierden ingresos debido a la falta de turismo

Los supermercados registraron colas durante los primeros días del estado der alarma. DM

Tras unas primeras semanas del estado de alarma con incrementos en su facturación del 300%, la crisis del coronavirus ha alcanzado ya al comercio de alimentación. El bloqueo en la llegada de los turistas, y de los trabajadores con que se refuerza la planta hotelera y de la oferta complementaria en verano, está dejando sin actividad a una parte importante de los supermercados situados en el litoral de las islas, con la correspondiente pérdida del importante volumen de ventas que estos locales alcanzaban a estas alturas del año.

El resultado es que algunas de las principales cadenas de este sector están registrando ya recortes en su facturación respecto a la que se obtenía en 2019 por estas mismas fechas, que se cifran por encima del 3%. Las ventas de los supermercados urbanos, cuya actividad está mas vinculada al consumo local, se mantiene todavía por encima de lo normal (se apunta que es en torno a un 25% más alta que hace un año) debido a que se cocina más en casa ante la baja actividad de los restaurantes. Pero este crecimiento se ve eclipsado por el desplome de las ventas en los establecimientos de las zonas turísticas, que en muchos casos no tienen actividad.

Este último apartado resulta tan importante dentro del balance global del año que no se oculta que algunas cadenas de supermercados pueden cerrar 2020 con descensos en su facturación global de Balears. Porque además las expectativas para el tramo final del año distan de ser positivas a causa de la caída en los ingresos que muchas familias están padeciendo al verse afectadas por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o por no haber podido disfrutar de un contrato a lo largo del verano debido a la caída de la actividad turística.

Mucho peor es la situación que soportan los distribuidores de alimentos de Balears, según subraya su presidente, Bartolomé Servera, que recuerda que estas empresas habían hecho compras de productos para atender a la reapertura de hoteles y restaurantes durante la Semana Santa, que finalmente se vio truncada.

Eso ha provocado que muchos de esos alimentos corrieran el riesgo de ver superada su fecha de consumo, lo que ha obligado a donarlos o incluso a destruirlos, dejando al sector en una gravísima situación, de ahí la necesidad de plantear medidas de apoyo.

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