Los yates de alquiler para turistas de Balears pueden volver a navegar a partir de hoy, aunque con limitaciones, tras la instrucción emitida ayer por la conselleria de Movilidad. Las islas se mantenían como la única zona de España en la que esta actividad seguía prohibida tras iniciarse la crisis del coronavirus, lo que estaba generando una enorme indignación en el sector, hasta el punto de plantearse ya la convocatoria de movilizaciones de protesta, según señaló el presidente de la asociación que agrupa al citado colectivo, José María Jiménez.

A partir de este momento, los yates de alquiler (chárter) podrán volver a salir a la mar, aunque con solo el 50% del pasaje que tienen autorizado, a no ser que se trate de personas que conviven en un mismo domicilio ya que en este caso se podrá alcanzar el 100% de la capacidad. En ningún caso se podrán superar las diez personas.

No solo se limita el pasaje, sino que también se hace con la movilidad, dado que estos barcos solo podrán navegar entre puertos de un mismo municipio e islas no habitadas próximas, y sin alejarse más de 12 millas de su base.

Tampoco se va a permitir la entrada de ningún barco de recreo extranjero, salvo en el caso de que tuviera su base en algún otro punto de España, con la excepción de los que solo lleven la tripulación profesional a bordo.

Por otro lado, esta instrucción permite también la actividad de las motos acuáticas, pero solo con una persona a bordo a no ser que se trate de individuos que vivan en un mismo domicilio.

"Es mejor que nada"

El presidente de la asociación de chárter náutico criticó al Govern por la tardanza con que ha elaborado esta instrucción, dado que las islas eran la única autonomía que mantenía paralizado a este sector, y señaló que la posibilidad de retomar la actividad, aunque sea con las limitaciones antes señaladas, "es mejor que nada, lo tomaremos como nuestra desescalada, aunque vamos a seguir luchando".

Jiménez subrayó lo absurdo que era que no se permitiera su actividad, dado que al no llegar todavía turistas, los que deseaban alquilar los yates eran residentes que ya comparten terrazas en los bares.