La realidad de los centros de salud se puede calificar efectivamente como de "nueva". Las consultas presenciales, en las que el médico departía con su paciente cara a cara, son ya casi un vestigio de la pasada realidad. Ahora se prima la atención telefónica para evitar riesgos tanto para el usuario como para el profesional que le cuida.

Lo que no quita que los médicos de cabecera que aún ocupan sus consultas deban atender una media de unas trescientos pacientes diarios, la mayoría de ellos a través del teléfono, lo que estaría provocando en algunos de estos centros un problema de saturación de líneas, denuncian los propios profesionales.

Fuentes sanitarias consultadas refieren que la organización de los centros de salud ha sido compartimentada en tres áreas. En una de ellas, varios facultativos atienden de manera telefónica a sus pacientes intentando, en la medida de lo posible, asignarse aquellos que ya estaban anteriormente en su cupo para hacer la comunicación más fluida y eficaz. Se intenta que un médico atienda por esta vía a pacientes a los que ya conoce de hace años y de esta manera evitarle un estudio exhaustivo de la historia médica del usuario antes de la consulta no presencial.

En otra área, se atiende a pacientes con patología no Covid que requieren una asistencia presencial, que deben ser visitados físicamente por sus médicos.

Frotis mañana y tarde

En tercer y último lugar, se ha creado un área específica para enfermos con sintomatología compatible con el nuevo virus. En este área, desde el lunes de la semana pasada ya se realizan frotis para realizar las pruebas de coronavirus en dos horarios de recogida, mañana y tarde, cada día, señalan las citadas fuentes.

La realización de analíticas en los centros de salud va recuperando la normalidad y ya se realiza algo más que lo exclusivamente urgente. Eso sí, se trabaja con el preceptivo distanciamiento social lo que obliga a citar cada día a menos pacientes de los habituales.

Lo que sí está despertando cierto malestar entre los facultativos de Primaria es el manejo del enorme atasco que ha provocado el coronavirus en las interconsultas (derivaciones) con los especialistas de los hospitales. "Nos han llegado a decir que reconsideremos algunas de ellas. Y esto solo podríamos hacerlo en tres supuestos: que el paciente se haya curado o haya muero o que nos hayamos equivocado en la derivación", lamentan.