"En Alemania prácticamente no hay ningún control, pero aterrizas aquí y esto parece de película". A Cristian Gilés la crisis de la pandemia le cogió atrapado en Stuttgart, donde milita como futbolista en el Stuttgarter Kickers de la quinta categoría de la Bundesliga. Pese a que Alemania es uno de los pocos países que reanuda este fin de semana la competición, no lo hace así la división donde milita este joven pamplonés de 27 años.

Cristian Gilés eligió el aeropuerto de Palma para hacer transbordo al Adolfo Suárez de Madrid. Nele Bendgens

Ayer entró en vigor la orden que establece cuarentena de 14 días a todas las personas procedentes del extranjero. Gilés se convirtió en uno de los primeros afectados por esta medida que se aplicará durante todo el periodo de prórroga del estado de alarma. Pese a que su llegada al aeropuerto de Son Sant Joan fue solo de paso, una vez aterrice en su casa de Pamplona, también deberá cumplir allí las estrictas medidas de higiene y protección que señala la orden.

La resignación fue ayer la tónica dominante en la mayoría de pasajeros que llegaron al aeropuerto de Palma desde primera hora de la mañana. La compañía Eurowings, dependiente del grupo Lufthansa, fue la única que conectó vuelos con el extranjero. Hamburgo, Dusseldorf, Stuttgart y Munich fueron las ciudades de procedencia.

"Hemos pasado por varios controles, nos han tomado la temperatura, hemos rellenado papeles y facilitado todos los datos que nos han solicitado. Comparado con las medidas que se toman en Alemania esto parece de película", señalaba Gilés a su salida de la terminal. Como él, 41 pasajeros más deberán cumplir la cuarentena obligatoria ocasionada por la crisis sanitaria de la Covid-19.

Verónica, de 33 años, y su hijo Fabián, de 7, no serán una excepción. Ataviados con sus mascarillas y perseguidos por cuatro maletas, las vacaciones en Frankfurt se truncaron el pasado mes de marzo. "Fuimos a visitar a mi hermano a la ciudad alemana donde reside, pero todo se precipitó con el tema del coronavirus y nos quedamos allí encerrados", señala esta joven rumana que lleva más de diez años viviendo en la isla.

"Hemos tenido muchos problemas para poder regresar porque también nos han cancelado algún vuelo. Decidí ponerme en contacto con la embajada y me recomendaron que comprara los billetes con las aerolíneas de Lufthansa, que son las que menos vuelos anulan. Cogimos un avión interno entre Frankfurt y Hamburgo y desde allí hemos vuelto a Mallorca", señala.

Como a Gilés, a Verónica le han sorprendido las estrictas medidas que hay en España con respecto a la libertad que se vive en Alemania. "Tenía conocimiento de que hoy entraba en vigor la cuarentena para los pasajeros llegados del extranjero porque mi pareja me informaba todos los días de las novedades que había, pero ni en el aeropuerto de Frankfurt ni en el de Hamburgo se han preocupado de informarme o han querido conocer los motivos de mi viaje a la isla", revela. "Es cuando aterrizas en España cuando te das de bruces con las fuertes medidas de seguridad. No entiendo por qué al comprar el billete o antes de tomar el vuelo no hay nadie que se preocupe de conocer si los pasajeros pueden justificar o no su viaje al destino", critica.

Verónica reconoce que hasta su llegada a España "ha habido bastante normalidad", pero una vez en el aeropuerto de Palma "todas las medidas se han acentuado". "Nada más aterrizar ya se han puesto muy serios con la distancia de separación que debía haber entre los pasajeros. Hemos tenido que rellenar hasta dos formularios y nos han tomado la temperatura para comprobar que ninguno tenía fiebre", recuerda.

"En el formulario que hemos rellenado indicamos un número de teléfono en el que pueden contactar con nosotros, además de la dirección donde vamos a residir los próximos 14 días. También me ha sorprendido que nos han tomado fotografías. Ellos nos han facilitado un número de una persona que va a estar en contacto con nosotros durante los próximos días. Por lo que nos han dicho nos irán haciendo un control para preguntarnos cómo estamos. Tenemos que tomarnos la temperatura entre dos y tres veces al día y evitar salir de casa en la medida de lo posible, si no es por una necesidad de ir a comprar a la farmacia o al supermercado", reconoce con la lección bien aprendida.

Tras la 'libertad' de la que han disfrutado en Alemania, su confinamiento real empezó ayer. Durante los próximos catorce días toca hacer los deberes y cumplir con las exigencias del Gobierno: "Aquí somos responsables todos".

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