Nada más entrar en la sala de recogida de equipajes, junto a las cintas transportadoras, una fila de pasajeros guarda la distancia de seguridad, todos con la mascarilla puesta, y espera pacientemente a que una trabajadora de Sanidad Exterior tome la temperatura uno a uno. "35,9º, 36,5º...", va diciendo a medida que avanzan mientras su compañero les va repartiendo el cuestionario oficial de cribaje. "Está muy bien organizado. En el avión, la azafata nos ha explicado esta situación y en el aeropuerto de Sofia (Bulgaria) también nos han dado instrucciones. Todo muy correcto. Cuando llegamos aquí, nos toman la temperatura y nos dan el ok y un documento para rellenar", resume Katerina Panayotova, una jubilada búlgara residente en Mallorca que ayer aterrizó en Son Sant Joan a las 12,20 horas en un vuelo con una docena de pasajeros.

Se marchó de vacaciones a su país antes del estado de alarma y "mira lo que ha pasado", afirma tras la mascarilla. Ha vuelto por "una cita médica importante" y porque tiene en la isla a su hijo, su nuera y sus nietos. En el mismo avión de Bulgaria Air viajaban Elena y Violeta, madre e hija, que también se fueron de vacaciones. "Nos pilló el coronavirus allí y por eso no hemos podido regresar hasta ahora", tal como indica la progenitora. Mientras esperan a que reabra la empresa turística donde trabaja Violeta, su paso ayer por el control sanitario les dejó "tranquilas, ya que la azafata lo ha detallado todo muy bien y el termómetro del aeropuerto no ha dado una temperatura alta. Así llegamos más seguras" contra el coronavirus.

Menos explicaciones -"nada", destaca- le dieron ayer a Vanessa Robles sobre el nuevo protocolo de control de la temperatura que el lunes implantó el Govern en el reinicio de los vuelos interislas y en el resto, que solo se permiten por causas justificadas. La única información oficial procedía de los altavoces de la Terminal de Llegadas, que advertía en cuatro idiomas: "Mantengan la distancia de seguridad y las medidas de higiene". Venía de Hamburgo en el vuelo de Eurowings de las 13,05 y se dirigía a Eivissa. "Hasta ahora vivía en Bremen, aunque vuelvo por tiempo indefinido debido a que mi madre está enferma", un motivo muy justificado. Tras el aterrizaje en Mallorca, le tomaron la temperatura digitalmente y, tras completar el formulario de la conselleria de Salud, recogió la maleta rumbo a su destino final tras un vuelo con siete pasajeros. Como realizó una conexión aérea, en Eivissa también le pusieron el termómetro en la frente.

El cuestionario de cribaje que ayer respondieron los pasajeros y la tripulación de los 13 vuelos que aterrizaron en Son Sant Joan, la mayoría semivacíos, es el mismo que se utiliza en el servicio de Atención Primaria de Balears. "Les preguntan por las patologías previas y actuales, algún sintoma compatible con el coronavirus y otros datos", tal como explicó un trabajador de la Cruz Roja en la planta de Llegadas. Ellos son los encargados de "comprobar que está completo y dar el visto bueno antes de entregarlo a la Guardia Civil", también presente durante todo el proceso.

En el caso de que un pasajero muestre sintomatología clínica compatible con la Covid-19, es apartado del grupo y sometido a una entrevista de valoración por parte de los equipos profesionales desplazados al aeropuerto, que se distinguen por sus batas verdes junto a las cintas transportadoras del equipaje. Tal como informó el Govern balear en una nota de prensa, realizan su trabajo bajo la supervisión de la dirección general de Salud Pública del Gobierno central y con la participación de la conselleria de Salud.

El puerto de Palma

Estas medidas de prevención son similares en el puerto de Palma. La Autoridad Portuaria también cuenta con termómetros digitales y su personal, así como el de las navieras, toman la temperatura a los pasajeros que llegan a la isla por vía marítima, según señaló el portavoz del organismo estatal. Ayer atracaron cuatro buques desde poco antes de las seis de la mañana hasta las siete y media, cuyos pasajeros se sometieron a la citada medición y rellenaron el cuestionario sanitario.

El control de las entradas en puertos y aeropuertos de Balears se lleva a cabo para prevenir la transmisión del virus a través de quienes llegan en el transporte marítimo o aéreo, debido a que "se va a producir un progresivo incremento del tránsito a medida que se avance en las fases de la desescalada", recordaron desde el Ejecutivo autonómico. El refuerzo se inició el lunes, coincidiendo precisamente con la entrada en vigor de la fase 1 y mediante la aprobación del decreto 2/2020 del día anterior, que se publicó en el BOIB (Butlletí Oficial de les Illes Balears) y se suma al acuerdo del Consell de Govern del pasado 18 de marzo, que establecía estos controles ahora en marcha.

Es obligatorio hacerlos en la llegada a los aeropuertos y puertos, así como en las conexiones, a excepción de los trayectos entre las islas que se encuentren en fases diferentes, como es el caso de lo que ocurre entre Eivissa y Formentera. En esta situación, la prueba de temperatura se tiene que hacer en el puerto de origen, o aeropuerto, si en el futuro una de las tres islas con aeródromo cambia de fase y las otras todavía no.

Permisos

En la fase 1 de la desescalada, donde se encuentran esta semana Mallorca, Menorca y Eivissa, siguen vigentes las restricciones a la movilidad respecto a los viajes entre islas y con la península, por lo que solo están autorizados a desplazarse quien regrese a su residencia habitual o lo haga por motivos laborales "inaplazables", causas sanitarias o para cuidar a personas mayores, con discapacidad u otras causas análogas.

No obstante, la fase 1 ha llevado a un aumento de los desplazamientos por la mayor actividad económica con la apertura de los comercios, los bares y restaurantes y otras actividades no esenciales, por lo que ha generado un incremento de llegadas a las distintas islas por parte de trabajadores.

Más frecuencias interislas

Las conexiones aéreas interislas dejaron de tener restricciones desde el lunes -antes había una frecuencia diaria- con el fin de empezar a animar a las empresas de aviación a cubrir las rutas, pese a las limitaciones aún vigentes. Con la primera fase del desconfinamiento, también se permiten pasajeros y vehículos en el transporte marítimo con la península y entre islas, como se pudo ver ayer y antesdeayer en los ferris que llegaron al puerto de Palma a primera hora de la mañana. Estas primeras medidas para potenciar la movilidad fueron aprobadas por el Gobierno a instancias del Govern y con un aforo máximo en los vuelos del 50%.