Hay que aprender de la realidad y en este momento, cuando se ha empezado a superar la fase más aguda de la pandemia, deberemos plantear y valorar los profundos cambios que los ciudadanos y los profesionales de la salud deseamos para nuestra sanidad. Es necesario poner los medios para prever y responder mucho mejor a situaciones de crisis como la presente, pero sobre todo es el momento de decisiones estratégicas. Se precisa una mayor inversión en sanidad pública, pero sobre todo hace falta un cambio de modelo de nuestro sistema, en todos los niveles asistenciales (Hospital, Atención Primaria, Sociosanitarios, Salud Pública). Y uno de los ejes fundamentales de este nuevo modelo gira en torno a la necesaria potenciación de la Atención Primaria.

En este artículo nos planteamos si las medidas iniciales que se han empezado a aplicar en Balears en este ámbito han sido las más adecuadas y sobre todo si van bien orientadas al nuevo modelo. No todo ha funcionado bien, la experiencia y el testimonio de los profesionales sanitarios que están en primera línea, es importante para valorar las medidas que se están tomando. Desde esta página esperamos contribuir a un necesario debate social para que el derecho a la salud sea efectivo y universal en el futuro nuevo modelo sanitario.

Lecciones de las primeras medidas tomadas en Balears frente a la pandemia

Llegó la Covid-19 y revolucionó los servicios sanitarios públicos que se orientaron a salvar vidas y pospusieron todas las actividades restantes no urgentes. Gestores y políticos consideraron que la Atención Primaria de Salud no era prioritaria en esos momentos. En Madrid, con una máxima afectación de la pandemia fue necesario firmar una petición para que no cerraran los centros de salud y aquí en Balears la primera medida fue suprimir los cupos de pacientes asignados a cada médico. Ya no hay médico ni enfermera de cabecera, se atendían, fundamentalmente por teléfono, las demandas de pacientes desconocidos. Desaparecieron el resto de los servicios incluida la medicina comunitaria en un momento donde la respuesta social espontánea era fuerte y ha permitido cubrir los huecos que dejaba la Administración Pública.

Pero el tiempo va pasando y ahora gestores y políticos de todos los niveles, dicen que la Atención Primaria de Salud va a ser la primera línea de lucha contra la pandemia, y la base para los nuevos modelos de atención sanitaria. Además, hay que retomar la actividad sanitaria anterior. No todo es Covid-19, también hay diabetes, hipertensión, cáncer, tabaquismo, obesidad,...

Es el momento para repensar la Atención Primaria de Salud. Alguno habla de la Nueva Atención Primaria y empiezan las propuestas. El Gerente del IB-Salut y la directora asistencial anuncian la implantación de la "consulta cremallera" en los centros de salud.

De esta crisis los profesionales hemos aprendido la utilidad y seguridad de incorporar más y mejor a nuestra práctica la atención telefónica integral dotándola de medios como las videoconferencias o los manos libres. Pero lo más trascendente es la necesidad de colaborar con las redes comunitarias formales o informales. Y la importancia de los determinantes sociales para los resultados inmediatos en salud (sustento, vivienda, apoyo social...). Da miedo una vuelta a la normalidad donde la Atención Primaria se reduzca a contestar demandas telefónicas por profesionales anónimos, desapareciendo el referente de cabecera y la medicina comunitaria.

La nueva Atención Primaria que necesitamos

La nueva Atención Primaria ha de resolver problemas que arrastramos crónicamente hace años. Desde la ADSP-IB estas son las medidas que planteamos necesario desarrollar en el nuevo modelo que la sociedad necesita.

1. La Atención Primaria de Salud (APS) ha de resolver más del 80% de las demandas de los pacientes. La primera medida es dotarla de recursos suficientes (petición de pruebas de imagen y analíticas, quirófanos de cirugía menor, servicios de atención a la mujer, fisioterapia, salud mental).

2. La APS guía a los pacientes en los servicios de atención especializada y les facilita su uso. La segunda medida es el establecimiento de medidas efectivas de coordinación y comunicación con la atención especializada.

3. La APS está basada en el vínculo que los profesionales establecen con un grupo de personas, familias y comunidades. Este vínculo es lo que asegura la continuidad de la asistencia y la accesibilidad a los servicios. Por tanto, la tercera medida sería consolidar los contratos intermitentes de los profesionales reforzando las plantillas.

4. La APS actúa sobre los determinantes de salud y promueve la equidad. La cuarta medida es la implantación de los mapas de activos, la prescripción social y la coordinación efectiva con los servicios sociosanitarios.

5. La APS es la puerta de entrada al Sistema Nacional de Salud. Actualmente esa puerta está rota por el sistema de mutuas de funcionarios y la intrusión de la medicina privada. La quinta medida es la desaparición de las mutuas y su integración en un único sistema público. La sexta medida es aclarar la relación que la APS tiene con la medicina privada. No queremos dedicarnos a hacer recetas de estos profesionales.

6. La APS promueve la desmedicalización de la sociedad y previene la iatrogenia sus efectos nocivos e indeseables. La séptima medida se dirige a lograr un uso racional del medicamento, promoviendo un precio justo y la formación e investigación independiente de la industria farmacéutica.

La Atención Primaria de Salud, la Atención Social Primaria y la Salud Mental Comunitaria deben ser reconocidos como servicios esenciales en nuestro país. Y estas medidas han de ser la "cremallera" que una la vieja con la nueva Atención Primaria de Salud.