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Cursach paga a comisarios de policía, presuntamente

Tras publicar sus intereses en Son Espases, el jabalí de la noche resumió el objeto de la reunión en su feudo: -Con 'El Mundo' puedo, pero con 'El Mundo' y 'Diario de Mallorca' no puedo

No incurramos de nuevo en el error provocado de llamar 'caso Urdangarin' al que solo puede denominarse 'caso Infanta'. Tampoco Cursach pagó presuntamente medio millón de euros por un informe que no vale ni mil euros al ciudadano José Manuel Villarejo, sino a un Comisario del Cuerpo Nacional de Policía. El matiz es importante cuando la Jefatura Superior de Policía de Balears ha colocado a tan numerosos efectivos, y no demasiado brillantes dicho sea de paso, al servicio de las querellas presentadas por el magnate noctámbulo.

Cursach paga a comisarios, presuntamente. Gracias a la Audiencia Nacional que no a los jueces mallorquines, ya conocemos las tarifas policiales del multimillonario. Caso cerrado, pero sigamos con la farsa rebozada además de empalagosa moralina. Los trabajadores en paro por el coronavirus han de sufragar encima la carísima persecución judicial de los únicos miembros del Cuerpo Nacional de Policía de quienes nadie puede ni sospechar que cobraran de Cursach, dado que desmontaron sus manejos. ¿Quién ganará, en este nuevo pulso del Estado contra los ciudadanos? Ni la ley ni la justicia, por eso es importante que quede descrita la magnitud de la mascarada.

Ya solo queda contar nuestra participación en el embrollo. A mediados de la pasada década publicamos que Cursach había comprado la finca de Son Cabrer, aneja a Son Espases. La adquisición se produjo después de que Jaume Matas hubiera informado a sus compinches del enclave dónde se construiría el nuevo hospital de referencia, un ejemplo de crony capitalism. Por su obtención, que todavía no puedo desvelar, es una de las noticias más bellas que he publicado en mi triste carrera. También es otra prueba de que el teletrabajo solo produce telebasura.

El desvelamiento de la compra de Son Cabrer, donde Cursach pensaba construir un geriátrico al amparo de la vecindad de Son Espases, fue clave en nuestra mísera historia local. En cuanto Rodrigo de Santos leyó la noticia, me dijo que de ninguna manera autorizaría la operación, y así fue. Ya saben cómo acabó el teniente de alcalde favorito de José María Rodríguez y de Ana Pastor, exministra y expresidenta del Congreso.

También en la aniquilación de Don Rodrigo hubo dosieres de sus aventuras sexuales y cocainómanas, a falta de determinar si se comisionó a comisarios, presuntamente. Pero nos estamos alejando de Son Cabrer/Son Espases. A raíz de la publicación, fui convocado a una reunión con Cursach en su feudo de Can Valero, en los tiempos de Villarejo. Éramos seguro tres personas, soy incapaz de recordar si Tolo Sbert aumentaba el número a cuatro.

Sentados a distancia de seguridad de pandemia a una mesa de grandes dimensiones, bebimos agua. No tuve la suerte de Eduardo Inda, que según los informes de Villarejo fue invitado por Cursach a comer. El magnate era entonces propietario del Mallorca. Con la capacidad de síntesis del jabalí isleño, el noctámbulo resumió el objeto de la reunión:

—Con El Mundo puedo, pero con El Mundo y Diario de Mallorca no puedo.

Y pasamos por supuesto a hablar de fútbol, donde Cursach demostró que era más entrenador que presidente al decretar muy gráficamente que Olaizola estaba acabado como lateral. De paso, se proclamó un hombre de Gabriel Cañellas que detestaba a Matas, pese al negocio que le había propiciado.

Transformar a Cursach en víctima tiene su mérito, pero el pésimo trabajo realizado por sus defensores de pago viene empeorado por la percepción de unas tarifas desmedidas. Cuando el magnate recapacite que ha pagado el triple de lo que ha recibido a cambio, su venganza puede ser terrible.

Después de la bazofia, vamos con la información seria. En la imagen que hoy nos ilustra, el 'Costa Corona' que domina la portada de la mejor revista de Europa demuestra la imposibilidad de un verano a la mallorquina. Como dice a sus afiliados Helen Caron, jefa de compras de TUI, "vender el verano de 2020 sigue siendo muy complicado".

Reflexión dominical confinada: "El placer de soñar juntos".

'Costa Corona', el semanario 'Der Spiegel' retrata las dificultades del veraneo alemán en Mallorca.

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