Los vecinos de Formentera volvieron a disfrutar desde primera hora de la mañana de ayer de un desayuno, sentados en alguna de las terrazas de bar que dieron servicio en Sant Francesc. Sin prisas, sin ansiedad y de forma ordenada, las mesas se fueron ocupando desde la hora del café a la del aperitivo. Esa primera sensación se tradujo en alegría y buen humor de los vecinos por disfrutar de una tertulia en torno a una mesa en un espacio público.

Catalina Ferrer se sentó ayer a primera hora en la terraza del bar Centro con su hermana y dos amigos para compartir desayuno. Una actividad social sencilla y barata, pero imposible de realizar desde el pasado 14 de marzo: "Estoy encantada, estaba soñando por la noche con hacer esto, tomarme un café en un bar me hace mucha ilusión, pero al mismo tiempo tenemos que ser muy conscientes y precavidos, hasta que no haya vacuna no estamos a salvo". Su hermana, Francisca Ferrer, interviene: "Tenemos que ser realistas y el miedo es que esto [el Covid-19] se vuelva a reproducir, tenemos que ir con la mente bien puesta y con cuidado". En la tienda que regentan, La Caracola, ya han aplicado las medidas de seguridad sanitaria para poder atender a sus clientes con garantías. Esto se traduce en el control del aforo, las distancias recomendadas y la limpieza estricta del local.

En la misma mesa está Miguel Sánchez, un celador de urgencias del Hospital de Formentera, que disfruta con sus amigas del desayuno: "No me he enterado mucho del confinamiento porque he estado trabajando y el ambiente en el hospital es muy bueno, con mucho compañerismo", subraya.

Lluïsa Cardona ha abierto también su tienda de cerámica en la que se pueden encontrar objetos decorativos y piezas de barro: "He abierto con mucho ánimo, aunque hay poca gente, esto es una tienda tradicional y vamos abriendo paquetes y colocando cosas". Al igual que todos los comercios de Formentera, tienen a disposición de los clientes guantes y gel hidroalcohólico. Ella se muestra tranquila: "Aquí somos cuatro gatos y no vamos a ver aglomeraciones, somos los de siempre, los que vivimos en invierno".

Carmen Pérez Montes es una profesora jubilada del IES Marc Ferrer que, desde hace más de un mes, no se juntaba con una amiga para compartir un café. Ayer lo consiguió: "Para mí ha sido un poco como la mañana de los Reyes Magos, me he despertado con mucha ilusión, he mirado al cielo y he pensado que hoy [por ayer] soy libre, eso sí con mucha precaución, pero tenía mucha ilusión al haber quedado aquí con mi amiga y poder constatar que hay vida después del confinamiento, aunque la mascarilla nos hace recordar que debemos seguir siendo muy responsables y disfrutar de los pequeños logros que a partir de ahora vamos a conseguir".

En una mesa situada a dos metros están Marc Marin y Dani Serra, un cocinero y un empresario que se tomaron la última copa en la misma mesa hace mes y medio. Marc dice que se encuentra "raro", mientras que Dani afirma que "mola volver a los bares, era importante". Ambos se alegran de que Formentera haya saltado directamente a la fase 1: "A nivel sanitario significa mucho, ahora a nivel económico ya veremos cómo nos va". Dani Serra subraya: "Lo importante es que el puerto esté controlado y a la hora de abrir negocios hay que hacerlo muy bien, nosotros abriremos y veremos cómo evoluciona la llegada de los turistas, igual nos llevamos alguna sorpresa", señala.

Pascual Martínez es un empresario de la construcción que ayer almorzó, a media mañana, con un compañero de trabajo: "Estoy contento, sentado con un amigo; aunque nos veíamos por trabajo, esto es diferente". Respecto al ritmo de trabajo de su secto, asegura que "va bien", aunque dice que las perspectivas para los próximos meses no son buenas.

Silvia Torres Costa regenta una de las pocas zapaterías de Sant Francesc, que también abrió ayer y tiene sentimientos encontrados: "He abierto con ánimo e ilusión, pero también con miedo", reconoce. Sus dudas tienen que ver con el hecho de que las calles empezaran ayer a cobrar vida. "Veremos lo que pasa, lo importante es que la gente acepte que esto no se ha acabado".

Vicent Escandell, de la Cafetería Sant Francisco, abrió ayer a media mañana, tras cerciorarse con su gestor de que podía iniciar su actividad: "Abro con muchas ganas, estaba cansado de estar en casa, ahora toca abrir y confiar en que la gente se porte bien porque estos negocios a veces son complicados", subraya. En su caso, como en el del resto de los bares que abrieron ayer, ha adaptado el local y ha ajustado determinados elementos: ha eliminado vinagreras y ofrece monodosis de aceite, vinagre, sal y pimienta. Tampoco tiene cartas y los camareros se esmeran en desinfectar sillas y mesas: "Mucha gente nos pregunta si hacemos comidas y las seguimos haciendo, como siempre, pero limitados a nuestro espacio".

El presidente de la Pimef, Pep Mayans, estuvo toda la mañana de ayer colgado del teléfono y actualizando protocolos para los asociados: "Es un día ajetreado, con muchas llamadas, pero lo que veo es que todo el mundo está preparado, he visitado casi todos los negocios y todos tienen geles, mascarillas, guantes y demás, se respetan los aforos y el espacio entre mesas en las terrazas, la gente se está portando muy bien". El presidente de la patronal añadió: "No nos engañemos, si estamos en la fase 1 es porque hemos hecho, todos, las cosas bien". "Ahora nos toca seguir, no bajar la guardia, para que lleguemos a buen puerto".