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Entrevista

Jerònia Bonafé: "Pondría al sector agrario en la segunda línea de esta crisis tras el sanitario"

"Ha tenido que llegar una situación de este tipo para que se nos ponga en valor"

Jerònia Bonafé posa para esta entrevista. Manu Mielniezuk

¿Cuál es la problemática principal que afecta al sector agrícola en estos tiempos de coronavirus

La incerteza que podemos tener cuando llegue la etapa post-covid. Nos es imposible ahora en estos momentos planificar acciones de futuro porque nos es difícil saber en qué situación quedaremos. Tenemos un problema de excedente de producción en el sector a través de las cooperativas porque todo está cerrado. Excedente desde la fruta, hortaliza, leche, lechona, cordero, y esta es la principal preocupación de las cooperativas y lo que intentamos resolver a corto plazo.

Uno de los problemas que deben afrontar es el del transporte, tanto de importación como exportación.

Efectivamente. Pero no lo es tanto porque las cooperativas nos hemos podido suministrar de todo el material necesario para hacer llegar el género a la explotación de los socios.

¿Hay producto local para toda la población de Mallorca?

En este momento no porque no hemos de olvidar que Mallorca es un mercado finalista donde llega mucho producto de la península que se distribuye cuando llega aquí. Y volvemos al problema de siempre, que hay una confusión cuando llega al consumidor por el hecho de que se distribuya por empresas de aquí y que no pueda distinguir si es producto local o de fuera.

¿Cómo se puede conseguir para que no se perciba la imagen del producto local como delicatesen, si es que es así?

Es importante no perder los productos que se hacen bajo un paraguas de calidad. Porque cuando volvamos a la normalidad, en las islas tenemos un nicho de consumidor que quiere producto local amparado bajo un paraguas de calidad, sea denominación de origen u otro. Esto no lo hemos de perder.

¿Por qué las grandes superficies y cadenas hoteleras nunca han apostado por el producto local?

Tanto las cadenas hoteleras como las grandes superficies son grandes centrales de compras que lo hacen a un gran volumen, pero no lo compran por precio, sin duda. Esta aproximación no ha existido nunca. Se ha reivindicado históricamente desde el sector agrario ganadero de las islas de que existiera este acercamiento, pero no lo hemos conseguido nunca.

¿Y se puede conseguir o tiran la toalla?

Yo creo que esta crisis nos habrá servido para reflexionar un poco, aunque los hoteles y la restauración están cerrados, para valorar el papel fundamental que ha tenido el sector agrario, que lo pondría en segunda línea de esta crisis tras el sector sanitario, sin quitar mérito a nadie. Y creo que en este caso habrá servido para que las grandes superficies y el sector hotelero valore más el esfuerzo que estamos haciendo en estos momentos.

¿La población puede haber quedado concienciada de comprar producto local por esta pandemia?

Desde el momento en que el consumidor trabaja en su casa y para poder apreciar el servicio que hacemos a domicilio con las cestas, hemos conseguido empezar a educar al consumidor para que ponga en valor todo lo que se está haciendo.

¿Los mercados y supermercados está bien abastecidos?

Sí, no hay carencias de nada, tanto de productos de aquí como de fuera. Quiero reconocer al pequeño comercio y las tiendas que apuestan por el producto de aquí.

¿En qué consiste el producto local kilómetro 0?

Las cestas consisten en una venta que se hace a domicilio, en un movimiento que han puesto en marcha las cooperativas. Concretamente la cooperativa de Sóller, un grupo de jóvenes cooperativistas que son socios del campo mallorquín, y la cooperativa de Pollença y Porreres, y de Eivissa y Menorca. Esto surgió de la necesidad para dar salida a las hortalizas. Hubo una serie de socios de estas entidades que no sabían qué hacer con esta producción. El campo mallorquín puso en marcha este sistema deprisa y corriendo, con éxito, y lo que se hace diariamente es fruta y hortaliza, Pollença ovejas, Porreres y los jóvenes cooperativistas confitura. Esta iniciativa ha servido para llevar el producto del campo a la mesa, así de fácil. Unas coles o lechugas que están recogidas esta mañana llegarán hoy con una cesta al consumidor.

¿Qué pasaría en Mallorca si no hubiera payeses?

Pues que todo sería bosque. Aparte de la producción de alimento que hace el sector, que se ha podido conocer, los payeses mantienen un 75 por ciento del territorio. Si no hubiera payeses todo sería un bosque porque la administración no tiene la capacidad de realizar todo este mantenimiento. ¿Qué territorio tendrían los turistas para disfrutar cuando se ha terminado la oferta de sol y playa? Pero todo esto va ligado a que los payeses puedan vivir del trabajo que hacen.

¿Qué le parece que exista la imagen de que los payeses sean captadores de subvenciones de la Unión Europea?

Estoy totalmente en contra. Pero hay una cosa positiva. Una semana antes de que se decretara el estado de alarma, los payeses salimos a la calle para ir a Delegación de Gobierno para pedir unos precios justos y que se consumiera producto local. Empezamos a notar que tanto la prensa como la sociedad empezaban a entender a ver justificadas estas ayudas que recibimos de Bruselas. Desde el momento que ni siquiera con ayudas tenemos cubiertos los precios de coste, de alguna manera fue cuando se entendió nuestro trabajo.

¿Cuál es el futuro de las cooperativas agrarias?

Les veo con mucho futuro porque han tenido capacidad de adaptarse en esta crisis. Las cestas se pusieron en marcha de un día para otro. Han reaccionado de forma brutal manteniendo puestos de trabajo y generando trabajo extra. Y además con una gran voluntad de querer cambiar muchas cosas. Pero es importante que las cooperativas tengan dimensión porque a partir de ahora debemos ser empresas fuertes, consolidadas y con una grandeza suficiente en el marco en el que nos movemos para afrontar cualquier tipo de situación.

Unió de Pagesos abrió una bolsa de trabajo para gente en el paro para que trabajara en el campo. Este año, en 24 horas se presentaron 600 peticiones; otros años, solo una docena. ¿Se puede plantear que los jóvenes vuelvan al campo ante la paralización del sector turístico?

Espero que sí, que la gente vuelva al campo. Es un trabajo sin horario, duro, pero espero que la sociedad cambie la mentalidad. No quedará más remedio que adaptarnos a otros tipos de sectores, porque al turístico le costará mucho arrancar. Si la gente puede dar una mano al campo sería como devolvernos la solidaridad que nosotros siempre hemos demostrado con el sector turístico.

La desprofesionalización del campo es un problema.

Sí, porque antes de trabajar en el campo, la gente busca otro oficio. Siempre he pensado que trabajar en el campo requiere mucha vocación. No es fácil.

En la década de los 70 se combinaba el sector agrícola con el turístico. ¿Nos hemos quedado en un monocultivo?

Sin ninguna duda. Porque desde hace treinta o cuarenta años las políticas que se han hecho en estas islas iban encaminadas hacia el sector turístico. El tema de la agricultura, por lo que supone, el 0,8 del PIB, había sido residual para cualquier tipo de administración. No nos creíamos del todo que podíamos llegar a pasar una situación como esta.

¿Cuáles son los principales productos de Mallorca que se deberían potenciar?

Tenemos desde frutas y hortalizas, leche, ovejas, almendras, albaricoque de Porreres, etc. Tenemos poco pero tenemos de todo. No me quiero dejar el tema del vino o del aceite. No nos deberíamos olvidar de nadie, ahora menos que nunca.

Unió de Pagesos presentó una campaña de producto local con Valtonyc. ¿Cree que se equivocaron en la elección?

Lo respeto muchísimo. No sé si realmente se equivocaron o acertaron. Lo que sí como cooperativa, a la hora de hacer campañas, de alguna manera aprovechamos el propio sector como tal. Somos una asociación de cooperativas donde hay gente de todo tipo de sindicatos de diferente color político, y procuramos trabajar en una línea en la que todos se sientan reflejados. No es nuestra línea.

Ha dado una respuesta políticamente correcta.

(Ríe). Es que nosotros somos de todos los colores.

¿Cómo valora el trabajo de Mae de la Concha como consellera de Agricultura y Soberanía Alimentaria?

Muy positiva. Ha sido una grata sorpresa porque llegaba aquí por primera vez un partido que no había tenido ninguna responsabilidad de Gobierno y siempre estás a la expectativa de lo que pasará. Pero desde el primer momento que configuró su equipo, gente vinculada al sector, respiramos de manera más tranquila. Y la verdad es que tenemos una excelente relación y ahora más que nunca ha quedado demostrado que hay un contacto permanente con ellos y se trabaja muy bien.

Cuando fue reelegida presidenta de las Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias de España (AMCAE) reclamó que las mujeres tuvieran un papel más activo. ¿Lo ha conseguido?

Querría remarcar primero una cosa en este momento de crisis. Las mujeres en el sector agrario trabajan en la explotación desde sus casas, cuidan de los hijos porque no van al colegio y guardan a las personas mayores porque han cerrado las residencias. Es un papel fundamental de pluriactividad. Dicho esto, dentro de las cooperativas agrarias, históricamente y por tradición, siempre ha habido hombres, era impensable que pudiera entrar una mujer. Pero si vas a la base social de las cooperativas hay un 25 por ciento de mujeres socias, que tienen su propia explotación. Esta gente contribuye exactamente igual que un socio hombre. Mi sorpresa fue por qué estas mujeres no llegaban a ser consejeras de una cooperativa. El objetivo de esta asociación que presido es que termine habiendo más mujeres que se sienten en los consejos rectores, donde se decide toda la política de las cooperativas.

¿Lo va consiguiendo?

Sí. Estamos intentando hacer llegar a todos los consejos rectores, sean hombres o mujeres, para que se adapten a los tiempos que corren. Lo que es necesario es que nos adaptemos en esta igualdad efectiva de hombres y mujeres; y el sector agrario, que tradicionalmente ha sido machista, también ha de hacer los deberes.

¿Cuántas mujeres hay en las cooperativas?

Socios de cooperativas, unos siete mil, y un 25 por ciento somos mujeres, y un diez por ciento en las islas hemos conseguido estar en consejos rectores.

¿Se puede sacar alguna lectura positiva para el sector agrario de todo lo que está pasando?

Sí. Primero, que de alguna manera nos están poniendo en valor y nos reconocen el trabajo que hacemos. Por primera vez una presidenta o presidente del Govern ha compartido una reunión del sector agrario. Y además la presidenta del Consell de Mallorca nos convocó a una reunión con cooperativas. Esto, hace solo un par de meses era del todo impensable. Han entendido que la agricultura debe ser un sector estratégico. La agricultura y ganadería en las islas es un tema transversal. Y lo que le trasladamos con letras grandes a la presidenta del Govern es que cada vez que llega una crisis, la Conselleria de Agricultura siempre es la primera que padece recortes, y automáticamente lo sufre el sector. Creo que ahora más que nunca hemos demostrado que estamos en segunda fila, por eso espero que no nos recorten.

¿Se comprometió Armengol?

Sí, pero ahora hay que comprobarlo. Ha tenido que llegar una crisis de este tipo para ponernos en valor. Siempre tenemos que demostrar más que cualquier otro sector, cuando somos una actividad básica. Y es que comemos tres o cuatro veces al día.

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