La ansiada llegada de las altas temperaturas, que se han instalado en Mallorca este fin de semana y que se prolongará durante la que entra mañana, debe ayudar a aminorar la virulencia del coronavirus. Esa es la teoría que ha primado hasta ahora. Pero los expertos consultados por este diario ya no lo tienen tan claro y hablan con muchas reservas del efecto que pueda tener la llegada del calor. Puede ayudar, dice la mayoría, aunque todavía no está demostrado. Lo que es seguro es que no acabará por sí solo con el virus. Lo que sí resulta efectivo, insisten todos, es mantener las distancias y la higiene de manos.

Antònia Fuster está convencida, como la mayoría de los médicos entrevistados para este reportaje, que la llegada del calor a partir de este fin de semana -se esperan temperaturas que pueden alcanzar los treinta grados- beneficiará para que el virus pierda fuerza. "Es razonable pensar que en verano habrá menos casos por el calor. El problema será en octubre si no se frenan los contagios", avisa la neumóloga del Hospital de Son Llàtzer. Por esto, no se cansa de insistir, como otros muchos médicos, "en la importancia de la higiene y en guardar las distancias, de un metro y medio, con la persona que te acompaña o tienes enfrente. El uso de las mascarillas en lugares cerrados, como en un supermercado o el transporte público, es fundamental", explica.

En cuanto al uso de los PCR señala que no son del todo fiables. "Hay muchos falsos negativos y positivos. Puedes dar negativo con problemas pulmonares o una neumonía grave por falta de especificidad. Ayuda, pero no descarta la enfermedad", finaliza.

"Con bases científicas, el incremento del calor ayudará a disminuir los casos de coronavirus", afirma rotundo el doctor Jordi Reina, jefe de Virología de Son Espases. "Habrá casos testimoniales. Es un virus estacional que entró en marzo. Al virus no le gusta ni el calor ni la humedad porque es respiratorio", razona.

El nivel de casos y de muertes, aunque van a la baja, siguen siendo muy elevados en algunas zonas de España. Pero el doctor Reina matiza: "Es verdad que trescientos muertos o más diarios son muchos, pero hay que encajar este dato en una población de 46 millones de habitantes. La distribución de casos es asimétrica, no uniforme. Yo no hablaría solo de Madrid o Cataluña. El sistema sanitario en general no se ha visto desbordado", señala.

Por su parte, el epidemiólogo y médico de familia Jordi Serra, aunque considera que la llegada del calor puede ser beneficioso, se desmarca en parte de las opiniones de sus compañeros y distingue el impacto que puede tener el calor en las personas y en las superficies. "No tenemos experiencia de este virus. De otros coronavirus sabemos que el calor les inactiva. Las transmisiones a partir de superficies disminuirán porque no durarán mucho tiempo. Ahora el virus se mantiene más tiempo en los objetos y potencialmente son más infecciosos", señala.

Otra cosa es el virus de persona a persona. "No creo que disminuya mucho", rebaja el optimismo de sus compañeros de profesión. "No digo que no pueda haber una mejora de la situación, pero el virus está activo en las personas y se puede desarrollar. Es verdad que la transmisión de gotitas de una persona a otra, el calor lo puede evaporar más rápido. No ocurre lo mismo en las superficies si está expuesa al sol. El calor les inactiva. Por la estructura molecular que tienen, el virus se degrada, hablando en término coloquial, se deshace", explica el doctor, que añade: "Lo que forma la corona del virus son proteínas, y resultan fundamentales para adherirse a la célula que quieren infectar". Serra concluye que "la higiene y mantener las distancias" es la mejor herramienta mientras no se disponga de una vacuna contra la covid-19.

El doctor Roger Paredes, coordinador en España del estudio internacional sobre el fármaco Remdesivir, también se muestra pruedente a la hora de calibrar si las altas temperaturas influirán en que aminore el virus: "No lo sabemos todavía porque los datos son muy iniciales, solo hace dos meses de la epidemia", dijo en declaraciones a la emisora Rac1.

El epidemiólogo Miguel Hernán, miembro del equipo de expertos que asesora al Gobierno, también se muestra escéptico y huye de afirmaciones triunfalistas. En una entrevista en El País, Hernán recuerda que es un "virus nuevo y no hemos visto cómo se comporta en verano. Es posible que su transmisión baje, pero menos posible que desaparezca porque vemos países cálidos donde existe transmisión. En verano puede haber una transmisión más baja si no nos confiamos", concluye.

Aurelio Tobías, investigador del Instituto del Diagnóstico Ambiental del Agua, afirma que "el calor puede tener su efecto, pero desconocemos su magnitud. El Covid empezó en países del hemisferio norte en invierno y debemos esperar al final del ciclo". Recuerda, en Rac1, que se han realizado estudios comparando regiones templadas y frías y aporta un dato para la esperanza: "En las templadas hay menos incidencia del virus. La humedad alta, en torno a un 50 o 60 por ciento, también afecta en estudios de laboratorio". Pero a continuación llega el jarro de agua fría: "En Singapur y Japón, con temperaturas entre 26 y 31 grados, se ha producido un rebrote". Por eso, Tobías, que asegura que el covid "no es como una gripe, es peor", afirma convencido de que lo que "realmente frena el virus es el confinamiento. El calor puede ayudar", finaliza.

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