Primavera de 1976. Antonio Alemany abandonba la dirección de Diario de Mallorca para trasladarse a Madrid, donde será director de un nuevo semanario de centro derecha, Opinión. En Palma, se le tributa un homenaje en un hotel del Paseo Marítimo organizado por quien después será diputado en las Cortes Constituyentes, diputado en el Parlament, ministro en un Gobierno de Felipe González y presidente del Congreso de los Diputados, Félix Pons. En el evento hacen acto de presencia la totalidad de las fuerzas políticas democráticas, así como muchos colegas. Se está despidiendo al periodista que ha sido referente de la oposición al franquismo en los años postreros de la dictadura. Después, Alemany ocupará la dirección del Diario de Barcelona; de nuevo en Mallorca, fundará El Día de Baleares, y una revista, Sovint, además de otros proyectos editoriales de carácter digital. Los últimos se saldan con fiascos económicos que le conducen a una situación delicada, ya que en ellos ha invertido buena parte de su patrimonio.

Antonio Alemany ha sido un periodista como la copa de un pino, un profesional "de raza", culto, leído, con un más que considerable conocimiento de los avatares históricos contemporáneos de España y, por encima de todo, periodista comprometido con la libertad de expresión, sin ocultar nunca su afinidad ideológica con la derecha democristiana. Siempre tuvo como una de sus más íntimas querencias ser considerado el ideólogo, inspirador, de una derecha ilustrada, europea, que fuese más allá de los meros postulados economicistas; naturalmente fracasó en el empeño, por la simple razón de que ésta jamás ha tenido cobijo en Mallorca, entre las consideradas "fuerzas vivas" llamadas a protogonizarla.

La trayectoria periodística de Alemany es la de un polemista brillante, a la altura de los grandes nombres del periodismo político mallorquín: Andrés Ferret, incomparable en su erudicción y maestría, y Josep Melià. La suya hubiera sido una biografía sobresaliente de no haber mediado una desgraciada carrera política, iniciada cuando no consiguió encabezar la candidatura al Congreso de los Diputados por UCD, el partido de Adolfo Suárez, en las elecciones de junio de 1977. En 1979 lo intentó con Coalición Democrática, uno de los artefactos liderados por Manuel Fraga, sin ser elegido. Fue después, ya iniciada la década de los 80, cuando se puso al frente de El Día de Baleares. Con posterioridad vino Sovint y la fugaz aparición junto a Gabriel Cañellas ocupando una dirección general que le envolvió en la polémica suscitada por la protección de Es Trenc.

El gran error de Alemany ha consistido en dar por bueno que Jaime Matas era la persona que haría realidad su sueño de crear la derecha en la que creyó; el resultado le ha deparado el mayor descalabro de su vida: condenado por diversos delitos económicos tuvo que cumplir pena de cárcel, y lo que para él ha sido más duro: el vacío social al que le sometió buena parte de quienes le jaleaban, animándolo a ser más duro con los adversarios políticos. Le han dado la espalda algunos de los que más le debían, inluidos determinados colegas que le deben parte de su carrera, puesto que los arropó cuando las circunstancias lo requirieron.

Antonio Alemany Dezcallar ha muerto a los 81 años, víctima de una brutal progresión de la cruel enfermedad del olvido, se ha ido al iniciarse la desescalada del confinamiento social al que nos ha obligado la pandemia del coronavirus. El periodista ha puesto punto final a su cruel confinamiento, notablemente injusto.