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Medio ambiente

Murciélagos en Mallorca: viaje al origen del coronavirus

Un murciélago en una cueva a 35 kilómetros de Palma. marc lópez-roig

En el rompecabezas para explicar el origen de la mayor catástrofe mundial desde las dos grandes guerras del siglo pasado, la pieza central tiene forma de un mercado. Sí, un populoso mercado de marisco en la provincia china de Wuhan, en que animales salvajes comparten espacio con sus vendedores y sus clientes. Ésa fue la zona cero, el lugar en que un virus saltó de un animal a un humano.

La siguiente pieza del rompecabezas para entender lo que pasó presenta la fisonomía de un pequeño mamífero que puede volar y que arrastra una leyenda negra alimentada por novelas y películas de vampiros: el murciélago. La mayor parte de la comunidad científica internacional lo coloca como el transmisor del coronavirus al hombre, ya fuera a través de otro animal como mediador (se habló del pangolín) o de forma directa.

Esa transmisión no coge por sorpresa a los científicos que llevan décadas estudiando los murciélagos en Balears, donde se han desarrollado estudios pioneros sobre la importancia de los quirópteros desde el punto de vista de la salud pública. "Cuando hace años decías: 'Tenemos que estar preparados para una epidemia', parecía que eras un alarmista. A mí me lo decían. Pero no es una cuestión de alarmismo. Desde hace bastantes años, vemos que las alteraciones ambientales pueden acarrear problemas de salud y eso se puede traducir en problemas de tipo sanitario", asegura el investigador del Institut de Recerca de la Biodiversitat de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Serra-Cobo, quien lleva desde la década de los noventa monitorizando colonias de murciélagos en Mallorca para analizar el comportamiento de esos virus. Serra- Cobo fue también director del Centro de Investigación de Infecciones Víricas de Balears, que fue suprimido durante la última crisis económica, víctima de los recortes.

Virus de la rabia

Estos pequeños mamíferos, cuyas 1.300 especies (unas 20 en Balears) están presentes en casi todas las partes del planeta, se caracterizan por alojar virus que pueden dar el salto a las personas, lo que se llama zoonosis. Entre ellos, el coronavirus, pero también el Ébola, el Lyssavirus (más conocido como virus de la rabia) o el denominado del Oeste del Nilo. También se les vinculó a la epidemia del SARS (síndrome respiratorio agudo grave), que afectó al sudeste asiático a principios de siglo .

Para explicar por qué los murciélagos "son un reservorio perfecto para muchos virus", hay que tener en cuenta diversas variables, detalla Serra-Cobo. Son unos animales que se han expandido por todo el mundo y han evolucionado: una de cada cuatro especies de mamíferos es una especie de murciélago. Viven mucho tiempo, hasta unos 20 años. Forman agrupaciones de centenares, miles de individuos, que se desplazan mucho, lo que facilita la transmisión de los patógenos. Y, lo que es más importante, la mayoría de ellos cuenta con un sistema inmunitario que dificulta que se enfermen, como reveló un estudio pionero realizado en Balears en que intervino este investigador.

Con estos antecedentes, la pregunta se formula por sí sola: ¿Mallorca debe temer a sus murciélagos? "¡De ninguna manera!", tranquiliza Serra-Cobo, que subraya con vehemencia que este mamífero alado cumple una misión biológica vital para los humanos : "Nos ayudan a combatir mosquitos que pueden ser transmisores de virus muy perjudiciales para el hombre":, refiere. Además, y más importante, es casi imposible que transmitan el virus a los humanos. "Los , enfatiza.

Sudeste asiático

El siguiente interrogante cae también por su propio peso: ¿y por qué pasó entonces en China? "Otra cosa es el sudeste asiático. Son especies distintas. Aquí no los comemos, como en el sudeste asiático, en una sopa", sostiene.

El sudeste asiático es una de los zonas 'calientes' del planeta desde el punto de vista epidemiológico, según explica este experto. También lo son zonas de África tropical y ecuatorial, Centroamérica y algunas de Sudamérica, como el Amazonas. Lugares sensibles en los que se combina una gran diversidad de especies y, a su vez, de virus. Cuando ese equilibrio se rompe, la amenaza surge.

"Las alteraciones en estas zonas pueden conllevar epidemias. El hombre entra de forma masiva en sistemas naturales que antes estaban poco explotados. Y así nos estamos exponiendo a patógenos que antes no conocíamos. Claro, aumentamos la probabilidad de que estos virus pasen a las personas y se expandan", arguye Serra-Cobo.

Y aquí viene otra de las piezas clave que completa el rompecabezas: el mundo hiperconectado, con sus aviones, sus trenes, sus barcos y sus autopistas, que desde un mercado de marisco llevaron el virus a todos los puntos del planeta.

Las tres cosas que no sabías de los murciélagos

01 Una quinta parte de especies de mamíferos

Los murciélagos ocupan prácticamente todos los ambientes del planeta, exceptuando los subacuáticos y los polos. En todo el mundo, hay unas 1.300 especies de quirópteros. Representan aproximadamente un 20% de todas las especies de mamíferos que hay en el mundo.

02 La mayoría no se enferma con sus propios virus

Un estudio pionero realizado en Balears constató que la mayor parte de los murciélagos tiene un sistema inmunitario que dificulta que se enfermen con sus propios patógenos: coronavirus, Lyssavirus (rabia) o el ébola. A su vez, es muy difícil que los transmitan al hombre.

03 Función reguladora en el ecosistema

Los murciélagos cumplen una función vital, ya que ayudan al hombre a combatir aquellos mosquitos que son transmisores de virus muy perjudiciales. Así, en Mallorca, se descubrió que hay mosquitos que son transmisores del conocido como virus del Oeste del Nilo.

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