Las cifras son cifras. Que Sant Joan lidere el ranking de municipios con mayor tasa de Covid-19 puede tener distintas lecturas. Así lo ven sus habitantes. Por una parte, algunos vecinos han recibido estos datos con sorpresa porque consideran que el porcentaje se calcula por cada 10.000 habitantes y no se puede comparar un municipio pequeño con una gran ciudad. Otros han quitado hierro al asunto. Son ocho casos y, según su visión, no es una cifra tan elevada como para causar alarma. Entre sus razonamientos está la gran cantidad de residentes vinculados al mundo sanitario y que están expuestos a un riesgo mayor. Como telón de fondo a este porcentaje aún resuena el vídeo que publicó a finales de marzo el alcalde Francesc Mestre pidiendo a la población extremar las precauciones el alcalde Francesc Mestre ante un aumento de casos y así poder frenar los contagios. De hecho, el primer edil se ha mostrado sorprendido por las cifras divulgadas por la conselleria de Salud porque "el resultado es la aplicación de un coeficiente que hacen con el porcentaje por habitantes. Nosotros entendemos que ocho casos no es una cifra exagerada". "Las cifras no son alarmantes. Son datos del principio de la pandemiay estoy muy contento de que no hayan aumentado". Sí confiesa que al principio de la crisis sanitaria se asustaron. "Sabíamos que había determinados casos y éramos conscientes de que los contagios podían continuar", reconoce al mismo tiempo que remarca que la gente ha sido responsable, se ha comportado de una manera excelente y ha contribuido a que se estabilizase y que los contagios quedaran paralizados".

Preguntado por si estaba justificado el vídeo con el mensaje contundente que tanto revuelo causó en el municipio, Mestre admite que la publicación "correspondía a la sensación de que las personas extremaban poco las medidas de seguridad y sabiendo que la primera semana había unos casos, podría ser motivo de un foco de infección en Sant Joan. Realmente no ha sido así. No se ha producido. Entiendo las reacciones a mi vídeo, no estoy orgulloso de haberlo grabado pero fue fruto de una necesidad. No podía dormir porque pensaba que podía ser un peligro. La pandemia era nueva. La gente se alarmó pero considero que actuamos de forma correcta porque estabilizamos los contagios y los vecinos extremaron las medidas y los controles", razona el primer edil que apunta a que se trata de ocho casos aislados que han llegado de "una forma casi natural, nadie lo podía evitar". Eso sí, celebra que en la residencia no haya ningún positivo.

Los apoyos a los santjoaners y santjoaneres no se han hecho esperar. Desde la Assamblea per Sant Joan han difundido un mensaje de ánimos con el lema Som un orgull de poble. "Entre todas y todos lo estamos logrando". "Nos cuidamos entre todos", rezan los mensajes. El regidor Pedro Galmés ha dejado claro que pese a la tasa que sitúa al municipio en lo alto de la tabla, quita hierro al asunto porque ocho casos "objetivamente hablando no son tantos". Eso sí, lamenta que el alcalde al principio de la pandemia hiciera aquel "vídeo alarmante" porque había otras maneras de pedir que se extremaran las precauciones. En la misma línea se pronuncia el concejal del PP, Josué Gayá, que lanza un mensaje de tranquilidad aunque lamenta que se aprovechen las cifras para tratar a los santjoaners y santjoaneres de gente incívica. "No nos hemos tomado el confinamiento a la ligera", deja claro. "Son ocho casos. La cifra no ha ido a más y teniendo en cuenta que es un virus que se propaga tan rápido, hubiera podido haber mucho más casos y no ha sido así. Eso demuestra que se han tomado las precauciones necesarias y se han extremado las precauciones", sentencia.

En primera persona

Margalida Nicolau es una de las ocho personas que batallan contra el coronavirus. Los primeros síntomas llegaron como un resfriado que derivó en una neumonía y el día 22 quedó ingresada. Estuvo cinco días en el hospital. Un mes después de su ingreso, el dolor de garganta continua y tiene días peores y días que se encuentra mejor. Está aislada en la parte superior de su casa y su marido, Arnau Company, no se ha contagiado pero guarda cuarentena en la parte inferior. Todo por separado. "Lo peor de batallar con el virus es tener que afrontarlo sola. Cuando te dan la noticia, te derrubas. Sabes lo que hay", relata. "Las llamadas y las videollamadas te ayudan pero el aislamiento es lo peor. Pasar la enfermedad sin poder tener el apoyo de los tuyos, es muy duro. En el hospital estás sola, eso sí, la labor de los sanitarios es admirable", asegura.