Con la 'V' de victoria alzando los dedos saludó Margarita al salir del hospital tras dar un beso al aire para una sanitaria. Se despidió de ella este viernes y de "ese dichoso virus". Así le llama. Margarita Zuazaga, de 91 años, es la primera paciente del Joan March que ha superado la Covid-19. "Es un espejo en el que mucha gente se puede mirar y una esperanza para los demás", como no se cansaba de repetir la doctora que la atendió. Partió con ilusión del centro hospitalario de Bunyola, pero la emoción más intensa llegó al entrar en casa de su hermana, Ángela. A ambas se les llenaron los ojos de lágrimas en cuanto se vieron. "Ahora solo quiero estar con toda la familia y cuidar de mi hermana, que está delicada", tal como dice quien acaba de pasar el coronavirus.

Lo primero no podrá cumplirlo de inmediato, debido a que tiene 17 sobrinos y aún no se permiten reuniones tan numerosas, pero espera celebrar con todos ellos su 92 cumpleaños el día 10 de julio. Mientras tanto, puede volver a una relativa normalidad en casa de Ángela, con quien reside en la calle Arxiduc, en Palma, tras una primera jornada de aterrizaje. "Hoy es un día muy grande para mí. Estoy libre de daños. Ya no tengo ese dichoso virus, con el que lo he pasado mal. Además, he estado dos meses inválida y no he podido hacer nada", lamenta una nonagenaria que era muy activa hasta que su vida se trastocó por completo el 31 de enero.

Aunque vive con su hermana, tiene una casa a la que acudía de vez en cuando a regar las plantas y otros quehaceres cotidianos. Aquel fatídico día estaba allí y se cayó por las escaleras. "Se rompió un par de costillas, varios huesos de la pelvis y el húmero del brazo derecho; y se hizo un corte en la cabeza que la dejó rodeada de un charco de sangre en el suelo y por el que tuvieron que ponerle unas cuatro grapas", tal como enumera su sobrina Jeni Montané. Ella y su hermano, hijos de Ángela, fueron avisados por los vecinos y acudieron de inmediato. La ambulancia se llevó a Margarita al hospital de Son Llàtzer y allí permaneció dos semanas ingresada hasta que los médicos decidieron trasladarla al Joan March (también conocido como Caubet) para comenzar la etapa de rehabilitación.

Contagio

"Los sobrinos nos turnábamos para verla. Tenía terraza y unas vistas espectaculares, por lo que no estaba mal, dentro de lo que cabe, pero estalló la pandemia y no nos dejaron ir más", relata Jeni. "Hace tres semanas -prosigue- nos llamaron para decirnos que había dado positivo. Le hicieron la prueba porque su compañera de habitación tenía coronavirus, pero apenas había desarrollado los síntomas, solo un poco de tos". El negativo del último test llegó el viernes día 10 y este viernes abandonó el hospital. La preocupación de los familiares durante casi un mes era lógica, aunque en el fondo confiaban en que "lo superaría. La tía Margarita siempre ha sido muy fuerte", se alegra.

Ahora lo peor será "tener que esperar para ver a todo el mundo. Tengo muchas ganas", afirma ya tranquila en casa. No solo habla de sus sobrinos, sino también de las amigas de la parroquia San Alonso Rodríguez, donde juega al bingo y da clases de pintura, a sus 91 años. "Solo doy orientaciones de colorido y disfrutamos todas", dice modesta la profesora. Jeni completa que "de joven estudió pintura y violín y trabajó en Casa Bonet dibujando mantelería que luego se iba a bordar". Margarita recuerda que fue "muy querida" en ese lugar, como siempre lo ha sido por toda su familia.