La emergencia sanitaria ya se ha convertido en una emergencia social para una parte de la población. Así lo atestigua Càritas Mallorca, que desde el inicio de la crisis ha atendido a 550 personas más, lo que eleva la cifra a 1.300 en toda Mallorca.

"La mayoría de las personas que se han acercado a Càritas hasta ahora vivían al día, pero por las circunstancias actuales se han quedado sin ingresos y no pueden asumir los gastos más básicos, como son la alimentación y la vivienda", subrayó ayer en un comunicado la entidad, que depende del obispado de Mallorca.

El medio millar de ciudadanos que han tenido que acercarse a Càritas por primera vez estas últimas semanas forman un conjunto muy heterogéneo. "Son familias con niños, familias monoparentales, personas mayores a las que no les llega la pensión, personas que no tienen regularizada su situación, personas solas... El perfil es muy amplio, tanto por edad como por nacionalidades. Muchas personas sobrevivían trabajando en la economía sumergida -venta ambulante, trabajadoras del hogar sin contrato o trabajos agrarios-, pero actualmente han perdido sus ingresos", detalla la entidad en su escrito.

También necesitan de la ayuda de Càritas trabajadores del sector servicios, la mayoría fijos discontinuos que se han quedado sin una fuente de ingresos. Y ciudadanos que ya acudieron a la entidad cuando les golpeó la crisis de 2008 y una década después han tenido que volver.

Asimismo, Càritas informó de que ha tramitado 181 ayudas económicas por valor de 27.000 euros para ayudar en gastos de alimentación y vivienda. Y recordó que mantiene activos sus centros de distribución de alimentos y su comedor social de Inca, que atiende a 132 personas diariamente y a las que reparte la comida en sus domicilios.

Recuerdo de la crisis de 2008

La entidad considera que llueve sobre mojado en un archipiélago en el que hay una gran brecha entre ricos y pobres. "La crisis actual ha visibilizado realidades sociales enterradas de una población que ya arrastraba las consecuencias de la crisis de 2008; una población desprotegida y que no se había recuperado de aquel periodo de dificultad", afirma.

Y recuerda que, tal como apunta el informe Foessa sobre la exclusión y desarrollo social en Balears, "243.000 personas de las islas sufren una situación de exclusión social, de las cuales 98.000 estaban en situación de exclusión severa".

El documento, que la propia Càritas presentó en octubre, señalaba las dificultades de acceder a una vivienda digna y la precariedad de los trabajos como "los factores principales" de exclusión en las islas. Y advirtió de que, lejos de desaparecer, esos factores se convierten en agravantes ante la actual pandemia.

Por otro lado, la Delegación del Gobierno en Balears acordó ayer repartir 120.000 mascarillas entre organizaciones sociales del archipiélago, entre ellas Càritas, para que las distribuyan a sus beneficiarios. Se trata de material de autoprotección sobrante del que recibió el pasado lunes del Gobierno. Mallorca recibirá cien mil mascarillas.

Las otras entidades que colaborarán en esta iniciativa son Cruz Roja, Plena Inclusión-Illes Balears, Médicos del Mundo y Casal Petit. Las personas a las que se distribuirá este material pertenecen a colectivos particularmente vulnerables como indigentes, víctimas de prostitución y familias sin recursos.