Mascarillas sí o no. Es el gran debate que se ha instalado entre las personas de moda en tiempos de coronavirustiempos de coronavirus, los epidemiólogos. Algunos expertos consultados por Diario de Mallorca consideran "fundamental" el uso del protector; otros lo ven superfluo. ¿Cualquier medida es bienvenida? ¿Es igual de fácil de infectarse con o sin mascarilla? ¿Se puede llegar a hacer normal su uso en el futuro? El ministro de Sanidad Salvador Illa ofreció una pista en su última comparecencia pública: el Gobierno recomendará el uso generalizado en cuanto pueda acceder toda la población. Una opinión opuesta a la OMS (Organización Mundial de la Salud) que, en su último informe, de ayer, ha vuelto a rechazar el uso de mascarillas para la población ya que puede crear "un falso sentido de seguridad". Habrá que ver si, como dice el historiador y filósofo Yuval Harari, las emergencias aceleran los procesos históricos.

El portavoz del Comité de Gestión de Enfermedades Infecciosas de Balears, Javier Arranz, coincide con la OMS y es contrario al uso generalizado de mascarillas porque su empleo inadecuado puede incrementar los contagios al generar una falsa sensación de seguridad. "Soy partidario de utilizarlas en momentos concretos, cuando haya situaciones de riesgo y se requiera proteger tanto a profesionales sanitarios como a personas con una salud vulnerable", dijo en la rueda de prensa diaria sobre la pandemia.

El escepticismo de Arranz sobre el uso de las mascarillas llega hasta el punto de que, incluso en ámbitos sanitarios, opina, su utilización adecuada "es difícil de garantizar, puesto que requiere tanto una correcta colocación como, sobre todo, que no se toque con las manos". Por eso se muestra partidario de insistir "en la eficacia de la correcta higiene de manos y en el mantenimiento de la distancia entre personas".

De la misma opinión es Xavier Mesquida, presidente de la Comisión de Enfermedades Infecciosas del Hospital Comarcal de Manacor. "Salir con una mascarilla a la calle no sirve de nada, no protege porque necesitas estar al lado de una persona para que te contagie. No hay virus que flote, es una evidencia", afirma. Ve clave "mantener las distancias y lavarse las manos. Si llevo mascarilla en un autobús y me agarro a la barra para no caerme, me puedo contagiar igualmente", explica.

Diferente es la opinión de este epidemiólogo de su uso en el futuro y en según qué situaciones: "Una vez podamos salir a la calle, las mascarillas pueden servir en grandes aglomeraciones. Recomendarla en los supermercados no lo vería una animalada paracontrolar la epidemia", añade. A modo de resumen, Mesquida quiere dejar claro que su negativa a las mascarillas "no es un no rotundo, sino saber emplearlas en determinadas circunstancias. No veo una buena medida su uso generalizado porque puede generar una falsa sensación de tranquilidad", concluye.

Una necesidad

Jaume Giménez, epidemiólogo y médico de familia, considera que prevalece un motivo que debería acabar con el debate: "Si somos asintomáticos las tendremos que llevar para no contagiar. Mantener la distancia y lavarse las manos es muy importante, pero no suficiente. Hay que tener mucha precaución en lugares donde se congrega mucha gente". Por eso, se muestra partidario del uso de las mascarillas, "incluso cuando el confinamiento se acabe".

De parecida opinión es Jordi Serra, investigador del Institut de Recerca de la Biodiversitat de Barcelona. "Puedes ser portador del virus y no saberlo y, por lo tanto, con posibilidades de transmitirlo. Por eso es recomendable que todos llevemos mascarillas si salimos a la calle". Serra, convencido de que "este virus ha venido para quedarse", cree que el protector es necesario "para que las personas infectadas no contagien a otras. Para el resto, siempre protege, pero nunca al cien por cien". Por último, confía en que su uso "no sea necesario" cuando esta pesadilla finalice.