Las únicas mascarillas válidas son las quirúrgicas o las FFP2. Los protectores caseros hechos con tela de algodón o cualquier otro material no quirúrgico y que no esté autorizado son "actos de buena voluntad, pero no ofrecen garantías", tal como remarca la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que participa en la elaboración de los protocolos del ministerio de Sanidad contra la expansión de la pandemia. Este organismo especifica que las quirúrgicas "evitan la transmisión del agente infeccioso a otras personas" y las FFP2 "evitan que personas libres de infección sean contagiadas".

Los expertos advierten de que utilizar mascarillas elaboradas con otros tejidos puede ser hasta contraproducente, porque crea una falsa sensación de seguridad y realmente no protegen. Se trata de una cuestión de tamaño, ya que los coronavirus tienen un diámetro comprendido entre los 50 y 150 nanómetros, es decir, que cabría un millar en fila en la sección de un pelo (su anchura). Los tejidos tienen huecos que miden milímetros, por lo que no alcanzan el nivel de filtrado que se necesita para poder bloquear las gotículas y aerosoles en los que viaja el Covid-19, pese a las capas de tela u otros textiles que se añadan a las mascarillas.