A medida que el confinamiento va sumando días, también va aumentando el aburrimiento en cada casa. La mayoría ya no saben qué hacer y cualquier acontecimiento, por mínimo que sea, se convierte en importante para ir rompiendo la rutina y así ir superando esta situación.

Pero de Jorge y a Mónica, dos vecinos del barrio de Pere Garau, no se puede decir que se están aburriendo, sino todo lo contrario, ya que tienen tanta imaginación que hasta incluso decidieron repetir la boda que celebraron dos años antes. Jorge es de Canarias y vino destinado a Mallorca, donde conoció a Mónica y decidieron casarse. Era la primera boda para ambos. Jorge tiene una hija, que vive con su madre y con su abuela en Canarias. Estaba previsto la menor viajara a Palma esta Semana Santa, pero el vuelo se suspendió. La niña está aburrida de estar tanto tiempo en casa y su padre quiso, al menos, romper este aburrimiento aunque fuera solo por unas horas.

La idea que tuvo Jorge no pudo ser más original. Le propuso a su mujer volver a repetir la boda, pero esta vez sería en casa y los invitados participarían a través de una video conferencia online. Se volverían a decir el sí quiero pero sería a través de una pantalla, con la presencia virtual de los familiares y amigos, todos ellos invitados a participar en esta original idea. Y a todos la idea les pareció fantástica. Suponía una oportunidad para volver a sacar los vestidos de fiesta que llevan tantas semanas escondidos en el armario.

La fiesta de esta reboda fue el pasado viernes. Hubo los nervios típicos de lo que supone organizar este tipo de eventos. Pero más nerviosa que los novios estaba Ariadna, la hija de Jorge, porque ha crecido mucho y el vestido que llevó puesto hace dos años a la boda de su padre ya no le entraba. Pero este pequeño problema se solucionó con otro vestido.

Y, aa casi mil kilómetros de distancia, fue testigo de cómo los novios también se vistieron con las mismas ropas que llevaron el día de su boda. A Jorge le costó algo más ponerse el traje, no porque haya engordado, sino porque en su día lo llevó a limpiar y la prenda encogió. Tuvo que tomar mucho aire para poder ponerse de nuevo el traje, pero al final lo logró porque no quería decepcionar a su hija. Y Mónica no solo se puso el bonito traje que llevó en su boda, sino que se arregló igual que ese día. Se hizo un peinado especial y se maquilló. Y también creó un ramo con unas flores que encontró por casa. No quería que faltara de nada.

Por las circunstancias que estamos viviendo estos días los novios y los invitados no podían juntarse. Por lo que tuvieron que recurrir a las nuevas tecnologías. Fue una boda transmitida a través de una pantalla, con conexión con todos los invitados. Volvieron a decirse el sí quiero para ratificar esta unión.

No fue preparado, pero la ceremonia coincidió con la hora en la que se sale al balcón a aplaudir la actuación del personal que se está enfrentando estos días a la pandemia. Jorge y Mónica no fallan nunca a esta cita y cada día salen al balcón de su casa a aplaudir. La diferencia es que el viernes lo hicieron vestidos de novios y los vecinos de enfrente los vieron y los felicitaron porque también querían sumarse a la celebración. Se escucharon desde la distancia los gritos de "viva los novios" y aplausos a la pareja.

Y no hay boda en la que pueda faltar el convite, aunque cada uno de los invitados tuvo que hacerlo de su propia casa. La niña brindó desde Canarias para apoyar la felicidad de su padre con su pareja, y los otros familiares que asistieron a esta repetida ceremonia hicieron lo mismo. Cada uno en su casa eligió la bebida que más les gusta y todos brindaron para que estos días de confinamiento se vayan superando cuanto antes, para volver de nuevo a la vida rutinaria de antes. E incluso la madre de la novia elaboró una tarta para celebrar la reboda.

Jorge y Mónica tienen previsto seguir organizando celebraciones cada semana para ir rompiendo con esta larga rutina.