Friedrich Nietzsche escribió algo parecido a que podemos soportar el "cómo" de lo que sea con tal de que sepamos el "porqué". A los gobernantes les cuesta explicarnos las razones de sus actos. Les encanta publicar en el Boletín Oficial. Disfrutan anunciando qué harán e inaugurando o reiterando aquello que han culminado. Algunos, pocos, incluso se explayan en el cómo han logrado sus éxitos. Escasean, sin embargo, los políticos de toda ideología que se esfuerzan en contar los porqués de sus actos.

Los ciudadanos han soportado estoicamente las tres primeras semanas de confinamiento. Los más conscientes saben que antes de que finalice la alarma sanitaria habrá estallado la económica en toda su crudeza.

Pedro Sánchez debe dejar de hacer la guerra por su cuenta. Es necesario que se explique, no más, sino mejor ante los españoles. Pablo Casado y otros líderes de la oposición tienen que ser informados y consultados a diario sobre los pasos que se dan. El presidente del PP tiene que explicar los porqués de sus propuestas. Algunos no entendemos cómo el Estado puede hacerse cargo de todo y de todos sin cobrar impuestos. Quizás necesitamos que el líder del PP se explique. A Santiago Abascal se le entiende todo. Al negarse a hablar con el presidente legítimo de los españoles deja patente que no cree en la democracia... salvo en la orgánica. Quim Torra debería escuchar a Rufián: "Si alguien me ve ahora pedir la autodeterminación en la tele igual tiene la tentación de tirarme el mando a distancia".

¿Y Francina Armengol? Dicen que en Balears la pandemia ha sido más leve y ha pasado más rápido. Quizás porque la otra peste, la económica, será más dura. La presidenta tendrá que contarnos cómo saldremos de esta y ser muy convincente para que asumamos los sacrificios que nos veremos obligados a afrontar.