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Análisis

Covid-19, el día después. ¿Crisis o recesión?

Covid-19, el día después. ¿Crisis o recesión?

Tercera semana de reclusión: la fatiga empieza a hacer mella en la población. Los paseos, las copas o cenas con amistades, el placer de ir al cine o al teatro con la familia€ parecen hoy vivencias demasiado remotas, tan solo aptas para memorias selectivas. Lejanas: es lo que nuestro cerebro nos dictamina cuando se aleja de sus parámetros físico-temporales habituales. Un espejismo: dichas acciones se llevaban hasta hace muy poco. Menos de un mes.

Como consecuencia del confinamiento colectivo, las reservas económicas empiezan a menguar en la ciudadanía. Sobre todo aquella cuyos empleos están relacionados con el sector turístico, comercial y aeronáutico. Cuyas empresas van echando el cierre temporal. El temido ERTE. ¿Tan sólo en España? No precisamente: centenares de millones de empleos han sido afectados en el mundo entero. En un mes, Estados Unidos ha reflejado tres millones de nuevos desempleados: despido libre. El incremento de la tasa de paro norteamericana por mor del Covid-19 se ha cifrado en cerca de veinte millones de personas, datos de la Secretaría de Estado para el Trabajo. Sin llegar a la enormidad de las cifras USA, empieza a darse el mismo caso en Japón y Canadá. Veremos la India, donde la masa crítica asalariada sí se cuenta por centenares de millones de personas€

Es evidente pues que el problema laboral no entiende de fronteras. Tampoco de continentes. Siendo el sector privado el que ha reaccionado más dinámicamente que el político, clausurando sus fábricas, centros comerciales, hoteleros o de restauración. Por algo tan sencillo como la falta de componentes o en segundo caso, consumidores. Difícil plantear a esos hoy despedidos "blue collar" de los cinco continentes cuándo y dónde quieren pasar las vacaciones. Algo que los empresarios del sector hotelero español deberían reflexionar en estos momentos.

Por tanto, es muy probable que nos encontremos no ya ante un problema estrictamente médico como la "gripe española", esa enfermedad que asoló Europa y América del Norte del año 1918 al 1920. Que también. Sino ante una crisis económica. Que esencialmente provocará un darwinismo empresarial no deseado entre las marcas supervivientes del "crash" global de 2007-2012. Según los expertos, puede ser peor el día después a la epidemia que su sufrimiento en sí. Con un mercado de consumo global objetivamente mermado. A la par que con unos inversores cuya confianza en el sistema también habrá disminuido notablemente. Detalle no baladí: para recuperar el "statu quo" anterior al virus, harán falta sus inyecciones de capital.

No obstante, cabría un rayo de esperanza en un universo tan "a priori" sombrío. Dicha luz provendría de las diferencias económicas entre crisis. Hace doce años se nos reveló abruptamente que vivíamos de prestado, banca inclusive. No parecería ser la misma tendecia que hoy en día. Pues en estos momentos podría haber el suficiente capital circulante en el mercado como para evitar una rotura sistémica. Lo que sí va a ser muy evidente es que ciertos sectores sobredimensionados de la economía actual se reformulen al nuevo paradigma económico. La pregunta que muchos nos hacemos es si dicho sobredimensionamiento hubiere aguantado mucho más. Con virus, o sin él.

Sea una recesión en toda regla o una crisis momentánea, lo único que sabemos seguro - eso sí - es que va a dejar un reguero de desempleados considerable. Muchos de ellos, mayores de cincuenta años y de difícil recolocación. El drama humano está servido. Quizás en un futuro no tan lejano se deba mostrar tanta solidaridad con los primeros como se está demostrando hoy hacia el cuerpo médico y sanitario.

Servicios socio-sanitarios a los que por cierto aplauden los mismos que se dedicaron a recortarlos sin piedad estando en tareas de Gobierno. El fenómeno, por cierto, también es global: desde Italia hasta el Estados Unidos. Desde España a Brasil. Así nos ha ido a todos.

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