La patronal de lujo Exceltur deja sin aliento, por referirse a la crisis respiratoria, al pronosticar una caída del 41 por ciento este año en la actividad turística (o sea, total) de Mallorca, traducida en pérdidas de 6.100 millones de euros. Para quienes recelen del tremendismo hotelero, la cifra encaja con el diez por ciento de retroceso que adjudica el grupo de inversiones estratégicas de Goldman Sachs a España, un país más diversificado que Balears.
Sin embargo, el dato más estremecedor de Exceltur es el 98 por ciento de hundimiento del turismo en todo el país. Es decir, el valor ahora mismo de la Mallorca del monocultivo turístico es de cero eurosel valor ahora mismo de la Mallorca del monocultivo turístico es de cero euros. Quienes se nieguen a la evidencia, solo han de rellenar un sencillo cuestionario: ¿Cuántos turistas duermen esta noche en Mallorca?, ¿cuántos dormirán de aquí a una semana?, ¿cuántas personas han alquilado hoy una vivienda de Airbnb en la isla?, ¿cuántas la alquilarán para la próxima semana?
Por supuesto, el valor en el mercado laboral del millón de mallorquines también es de cero euros, pero se nota menos porque nunca fue mucho más allá, en la isla de los sueldos menguantes. La desaparición de los trabajadores es menos significativa que el desplome de los sectores inmobiliario y hotelero, donde solo queda dirimir si los contratos de las cadenas son de gestión o de arrendamiento, para ver si se hunde el propietario o la marca explotadora.
Toda tasación efectuada hace un mes de un inmueble o de un hotel mallorquín carece hoy absolutamente de sentido. No valen nada. Puesto que se trata de volver a empezar desde cero, alguien debería explicar por qué el rescate o inflado artificial de esas propiedades con dinero público debería preservar a los gestores que las han hundido, en contra de la ortodoxia capitalista que predica la "destrucción creativa" de los fracasados. Al fin y al cabo, nadie se plantea si es injusto que cientos de miles de trabajadores pierdan total o parcialmente su única propiedad, su fuerza laboral.
A este respecto no cabe esperar nada del Governy donde Podemos juega el mismo papel asentidor que los perritos de polímero recostados en la parte trasera de los coches. Sin embargo, la sociedad liberada de su confinamiento tiene la primera oportunidad de ejercer su poder, exigiendo un nuevo punto de partida en igualdad de condiciones. La probabilidad de que eso ocurra también es cero.
