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Lletra menuda

Una flexibilidad privilegiada

Iñaki Urdangarin es y ha sido conocido por muchas cosas, pero en su abundante currículum no figuran ni el altruismo ni la filantropía acreditada, aunque solo fueran a modo de relleno y adorno biográfico. Por eso extrañó tanto que un juez de vigilancia penitenciaria de Valladolid le aplicara, sin escatimar generosidad, el principio legal de flexibilidad del reglamento carcelario, para poder salir dos fines de semana cada mes del penal de Brieva para pasarlos en un domicilio que él escogiera.

La autorización chocaba todavía más al no haber sido concedido igual trato a su socio de prevaricaciones, malversaciones y fraudes en el caso Nóos, Diego Torres. En estas circustancias era inevitable pensar que la imborrable condición de ex de la Familia Real, su vigente matrimonio con una infanta y el ser cuñado del Rey habían pesado en exceso para estirar a su favor la flexibilidad del permiso penitenciario. Nada acredita que fuera así, pero hay demasiados elementos a favor de la sospecha de trato preferente y de que la repentina sensibilidad social del exduque de Palma era fruto de maduración acelerado en el invernadero de la cárcel.

Los dos fines de semana mensuales extramuros de la prisión abulense fueron considerados precipitados, en general, en ámbitos procesales del Derecho penal. Tanto que el Fiscal decidió recurrir la decisión del juez vallisoletano.

La Audiencia de Palma da la razón al ministerio público y revoca las salidas de fin de semana permitidas a Iñaki Urdangarin. Ha dictado un auto con el que viene a tensar la flexibilidad estirada hasta el límite por el juez . La recurrente igualdad ante los tribunales no puede acabar en la sentencia. Necesita prolongarse en su ejecución efectiva.

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