Dos camiones de los bomberos de Palma irrumpieron el lunes por la tarde con sus sirenas en una calle de Son Rapinya. Era una misión insólita: rescatar el cumpleaños de un niño. Y lo consiguieron.

Recluido en su casa como marca la norma para vencer al coronavirus, la fiesta del cuarto aniversario de Aarón se antojaba algo triste. Había tarta, claro, pero faltaban sus amigos y muchos familiares. Su tía Maribel le tenía guardada una sorpresa para hacer que el cumpleaños fuera inolvidable. En el buen sentido de la palabra.

El día antes había enviado un correo electrónico a los bomberos de Palma para que fueran a felicitarle. No tardaron en responderle que si podían, lo harían. Y pudieron. El lunes a las ocho de la tarde, dos camiones y un todoterreno se plantaron ante su casa, en la calle de l'Arboç.

Los bomberos pusieron el Cumpleaños feliz a todo volumen y empezaron a aplaudir a Aarón, que los miraba desde el balcón de su casa entre la incredulidad y la felicidad.

"Ha sido alucinante. Algo que nunca olvidaremos", explicaba la tía de Aarón, que se deshacía en elogios hacia el cuerpo de bomberos y admitía que no tenía muchas esperanzas de que pudieran atender su petición cuando contactó con ellos.

"¡Mi hijo no lo olvidará nunca! En estos momentos tan duros nos habéis alegrado con un homenaje hacia él increíble... Todos con caras felices mirando a mi pequeño. Mil gracias", les escribió Vanessa, la madre del niño a través de Facebook. También su abuela, que no había podido acudir a la fiesta, se mostró muy agradecida.

Los bomberos señalaron, con humor, que habían comprobado que en la casa no había otros niños y que las cuatro velas de la tarta se apagaron sin que fuera necesaria su intervención. "En tiempos excepcionales, cumpleaños especiales", resumían con orgullo.